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México D.F. Lunes 27 de septiembre de 2004
Jorge Santibáñez Romellón*
También somos un país de tránsito de migrantes
Nos hemos acostumbrado a que la migración sea vista solamente a partir de las condiciones de salida y llegada de los migrantes. Así, en el mejor de los casos analizamos por qué se van a Estados Unidos y cómo viven allá. Sin embargo, casi nunca nos detenemos a pensar que muchos de los problemas que enfrentan se dan en el trayecto, cuando se dirigen a Estados Unidos o cuando vienen de regreso. Por si fuera poco, a este movimiento de migrantes nacionales habría que aumentar las penas que pasan los centroamericanos y los de muchas otras nacionalidades,que atraviesan nuestro país -y algunos se quedan en él- para realizar su sueño americano.
Abordar los problemas relativos a este tránsito no depende de la voluntad de Estados Unidos. Por el contrario, mientras llega una solución más duradera y estable, México tiene la obligación de abordar la gestión del movimiento de cientos de miles de personas en el interior del país. No hacerlo así es tanto como reconocer que no somos capaces ni siquiera de asegurar la movilidad de nuestra gente en nuestro territorio y, si así fuera, habría que cuestionar si entonces podemos llamarnos ya no un país democrático, sino por lo menos un Estado soberano.
En torno al tránsito de los migrantes por nuestro territorio hay una cantidad impresionante de negocios, lícitos e ilícitos, que ocurren bajo la mirada complaciente de nuestras autoridades. El migrante se convierte en un ser vulnerable prácticamente desde que sale de su casa o desde que entra a México. A partir de ese momento, desde el refresco en la terminal de autobuses o el aeropuerto hasta el cuarto de hotel son mucho más caros. Así de simple: sin justificación alguna, sencillamente porque se está frente a alguien más débil y desprotegido y ésa es una oportunidad que nuestros comerciantes no pueden dejar pasar. ƑPor qué cree usted que hay más de 40 vuelos diarios a Tijuana, cuando ciudades comparables como Mexicali o Ciudad Juárez tienen muchos menos?
La razón es muy sencilla y, si se analiza con cuidado, resulta que Aeroméxico, Aerocalifornia o Aviacsa son como los polleros, por la simple y sencilla razón de que esencialmente hacen lo mismo, es decir, llevar a los migrantes para que puedan cruzar la frontera hacia Estados Unidos. Y de los polleros mejor ni hablemos. Nadie los ve, nadie los encuentra, pero cerca de 400 mil migrantes cruzan hacia Estados Unidos de manera indocumentada. Y es que las desviaciones de las rutas migratorias no detienen a los migrantes ni los desaniman sino, al contrario, se da un efecto en el sentido opuesto, de tal forma que el migrante desea aún con más entusiasmo cruzar la frontera.
La gestión de los flujos migratorios se ha enfrentado de manera tradicional a varios fantasmas. Uno es nuestro principio constitucional de libre tránsito, lo cual ha sido interpretado como que no hay que hacer nada y que los migrantes se muevan en el territorio nacional de la manera más autónoma posible, sin orientación, sin protección. Ampararse en ese principio para no hacer nada con respecto a la movilidad poblacional nos ha llevado a ignorar nuestros propios flujos migratorios. En la práctica, ese espacio del mal llamado "libre tránsito" sólo ha provocado "libres abusos" y ha hecho intervenir a un actor clave en este proceso: el llamado "traficante de personas" o pollero, y deberíamos entonces preguntarnos si el "libre tránsito" no ha creado también "libre tráfico de personas". Y es que mientras la realidad va por un lado, la o las políticas migratorias van en sentido contrario.
Por último, nos guste o no, es necesario abordar la perspectiva de Estados Unidos con respecto a la variable de tránsito. Para que nuestra frontera se mantenga al margen del asunto en cualquier acuerdo migratorio o negociación binacional, nuestros vecinos van a solicitar que México se manifieste con respecto a los cruces migratorios. En ese momento, me pregunto, Ƒqué podemos ofrecer a nuestros vecinos? * Presidente de El Colegio de la Frontera Norte [email protected]
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