Muestra alusiva en dos galerías del centro, curadas por Iván Edeza y José Springer

La Esmeralda cumple una década en el Cenart

MERRY MAC MASTERS

Hace una década la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda se trasladó al Centro Nacional de las Artes. Para recordar el hecho, el día 14 se inauguró la exposición Diez años de La Esmeralda en el Cenart, curada por Iván Edeza y José Manuel Springer, en la Galería Central del conjunto y en la Galería La Esmeralda.

En un principio Edeza, egresado de la escuela, fue llamado para hacer una curaduría que emprendió en torno a los artistas que trabajan en multimedia, video y nuevas tecnologías de la imagen. Después surgió la idea de que se complementaría aquella parte inherente en el nombre de la escuela, pero ausente en la muestra. ''Fue cuando me llamaron'', explica Springer, profesor de teoría del arte en La Esmeralda.

La idea, continúa el entrevistado, no era dividir la obra por soportes, sino crear un concepto que incialmente fue el de "biopsia", en su sentido de "análisis de una parte del tejido para detectar quizá alguna enfermedad". Al final se optó por el ambiguo título mencionado.

Springer quiso mostrar que en La Esmeralda hay artistas "críticos, rebeldes y con una visión muy clara de las cosas a pesar de su juventud". Sostiene que "pese a las limitaciones que impone el medio profesional y las carencias de la escuela, sus alumnos han demostrado que se puede hacer mucho con poco". En vez de "celebrar", el docente buscó reflexionar sobre lo sucedido en esos 10 años, no sólo dentro del Cenart, sino en el país, aunque admite que su revisión se limitó a las últimas tres o cuatro generaciones de la escuela.

La sección de la muestra curada por Springer, que está en la Galería La Esmeralda, comprende 23 obras, de la autoría de 13 artistas, muchos de los cuales todavía estudian y, lejos de "dejarse llevar por la novedad de las nuevas tecnologías", siguen trabajando en soportes tradicionales.

Está, por ejemplo, el pintor Omar Mañueco, quien posee una visión crítica de la historia del arte mexicano, en especial de los artistas de la ruptura, y que ya ha expuesto en la Galería José María Velasco.

Los grabados sobre madera y metal de César Antonio López, originario de la sierra guerrerense, aluden a los procesos de producción de su comunidad amuzga, ya que el telar de cintura y el piloncillo son dos productos que se han hecho ancestralmente. Contrario a lo que se podría imaginar, López maneja una "abstracción bastante sofisticada".

Hija de una militante, Edith López ha adoptado una estrategia para recordar a las féminas involucradas en los movimientos populares de los 70 y 80. La pieza Vivas se las llevaron es un documento gráfico con fotos de mujeres de la guerrilla.

Para Springer en La Esmeralda hay dos tendencias: una concentrada en los objetos y procesos del arte, y la otra enfocada a la temática de la obra, independientemente del soporte. Los primeros, asegura, se preocupan más por definir el objeto mediante el material o el medio, mientras que los segundos se interesan por las connotaciones del contenido a nivel social.

Explicó que hay una muy reciente generación, que tendrá tres años en La Esmeralda, la cual ya no está tan enfocada a qué medios utilizar sino, qué es lo que tiene que decir. Esa urgencia de "decir cosas" relativas a la desatención a las comunidades indígenas o la relación del pintor con su sociedad, fue lo que llevó a Springer a hacer la curaduría.

Como parte del acto inaugural, se llevó a cabo en el estacionamiento del Cenart un concierto a cargo de Ricardo Caballero, Ricardo Dorantes y Ricardo Rendón, que han incursionado en la ambientación e improvisación sonora.