México D.F. Viernes 1 de octubre de 2004
Prohibir publicidad partidaria, plantea Granados
Tv Azteca, ejemplo de antiética: Arreola
En San Lázaro, llamados a frenar el poder político
de televisoras
Sin la tv, los mexicanos darían un voto legítimo,
pero inspirado en la ignorancia: Jorge Mendoza
ROBERTO GARDUÑO Y ENRIQUE MENDEZ
Las críticas contra el poder cuasi omnímodo
de las televisoras en México continuaron ayer durante el foro que
sobre la reforma del Estado se realiza en la Cámara de Diputados,
y fue tal la dureza de éstas que hubo necesidad de una abigarrada
defensa de los consorcios por parte del personero que encabeza la Cámara
de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT), Jorge Mendoza.
El
inimaginable beneficio económico que acarrean las campañas
políticas a las empresas de radio y televisión, y el antiético
respaldo político que éstas brindan a determinados candidatos
-como el priísta en la elección presidencial del año
2000-, fueron los puntos centrales del análisis y la crítica
formulados por analistas en San Lázaro.
Fue el columnista político Miguel Angel Granados
Chapa quien argumentó que el camino más eficaz y directo
para mejorar la democracia transita por la prohibición plena de
la publicidad partidaria pagada en los medios electrónicos, especialmente
en la televisión.
Voto privilegiado, veto inadmisible
''En campaña, pero también fuera de ella,
los partidos dirigen hacia la propaganda dos tercios de su gasto total,
y de esa suma la mayor parte va a la televisión... ¿Pero
es posible que la sociedad participe en las decisiones sobre el destino
de sus contribuciones? Esta resolvió sufragar el alto costo de la
democracia electoral y ahora pide que se reduzca. No es justo que la sociedad
que paga impuestos vea a los partidos convertidos sólo en intermediarios
de su financiamiento, que en gran proporción termina en la caja
de las empresas televisoras.''
El abogado y analista político sostuvo que la reglamentación
de los recursos públicos pagados a las televisoras las privaría
de un voto privilegiado y un veto inadmisible. Advirtió que los
propietarios de esas empresas concesionarias han convertido a éstas
en poderes fácticos con una enorme influencia política.
''Todavía en la elección presidencial de
2000 fue evidente que la televisión sufragó a favor del candidato
priísta, ofreciendo a su partido tarifas preferenciales. Si en el
ámbito federal no fue posible evitar esa deformación en el
papel de las televisoras, en el proceso democrático mucho menos
posible es corregir las inclinaciones de los concesionarios en los comicios
locales, donde la televisión y la radio pueden construir victorias
y propiciar derrotas.''
En
esa línea de análisis el director general de Milenio Diario,
Federico Arreola, acusó a los ''grupos mafiosos'' que aparte de
monopolizar los medios electrónicos funcionan por ''caprichos de
unos cuantos''.
Y los calificó de ''capitalistas más interesados
en el negocio que en el periodismo; mucho más interesados en manipular
que en informar. Medios que cambian siempre sus criterios editoriales,
siempre en función de cómo ven, de cómo perciben sus
relaciones con el poder. Si el presidente es tolerante, la televisión
se abre. Si el presidente se enoja, se cierran. No hay en este sentido
una legislación que obligue a los medios a funcionar más
a favor de los intereses sociales que los del mercado o del dinero, y no
tengo nada en contra del mercado, soy neoliberal, considero al mercado
como el mejor sistema económico, pero aquí estamos hablando
de cosas distintas a las simples mercancías. Estoy hablando de la
posibilidad real, conocida por todos, de manipular la conciencia de la
gente''.
Señaló a Televisión Azteca como un
ejemplo de antiética en su relación con la sociedad, y atribuyó
responsabilidad al Poder Legislativo: ''Por la ausencia de esta legislación
los medios electrónicos pueden cancelar derechos, como el de réplica,
que son obligatorios en otros países y que van a la par de la democracia,
y no pocas veces; el ejemplo de Tv Azteca no deja lugar a duda. No pocas
veces los medios electrónicos son usados para defender los intereses
de sus propietarios; hasta ahora los legisladores han actuado como representantes
de los medios y no de la sociedad, como empleados de los barones de la
televisión''.
En su turno, Jorge Mendoza, presidente en turno de la
Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión, y empleado
de Ricardo Salinas Pliego (dueño de Tv Azteca), minimizó
el gasto destinado por los partidos políticos para campañas
electorales, porque representa aproximadamente 3 por ciento de las ventas
de las televisoras privadas.
En abierta defensa de la televisión privada, atribuyó
a los mexicanos ''un bajo grado de cultura general'', pero maximizó
el alcance de las televisoras porque atienden a 93 por ciento de los ciudadanos
en el terreno de la información nacional e internacional. Al final
lanzó una advertencia que dejó preocupados a muchos de los
asistentes al foro: ''Mi aportación se limita a advertir sobre lo
que para mí representa un riesgo (regular el gasto electoral en
radio y televisión), que no sólo nos detendría en
nuestro afán de progreso, pero aun nos llevaría a un vicio
democrático que inevitablemente se traduciría en elecciones
de gobernantes y legisladores posiblemente populares por otras causas,
pero muchas veces de mentiras, sin sustento ideológico, sin capacidad
técnica o sin oficio político para gobernar, pero eso sí,
con el apoyo del voto popular legítimo, pero inspirado en la ignorancia''.
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