México D.F. Domingo 3 de octubre de 2004
A LA MITAD DEL FORO
León García Soler
Regreso al mítico estado de quietud
2 DE OCTUBRE Y los agentes del Ministerio Público llenan cuadernos con las conclusiones de una fiscalía especial cuyo horizonte es tan corto como el diálogo político sobre el poder entre Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador. Luis Echeverría colaboraba con la CIA; el Ejército cayó en emboscada del Estado Mayor Presidencial; Gustavo Díaz Ordaz asumió toda la responsabilidad. Y no dormía bien porque padecía estreñimiento crónico y la vecindad del imperio empeñado en contener a la Unión Soviética. Lo asustaron con el petate del muerto.
DESCUBREN EL MEDITERRANEO. La derecha empresarial en el poder jura que el anticomunista visceral Luis Echeverría, era doble espía, "mole", "sleeper" incrustado en el patriótico gobierno del poblano de impostada voz. La derecha de entonces, los partidos confesionales y la clerigalla combatiente contra el anticristo ponían letreros en las casas de la gente decente y pedían castigo ejemplar contra los comunistas y sus compañeros de viaje. Hoy 2 de octubre no se olvida, aunque las izquierdas embriagadas con la democracia electoral y los mendrugos de poder que les tocaron en el portentoso vuelco global a la derecha y el arribo del Macabeo abajeño a Los Pinos, apoyen la labor interminable de fiscales que escriben Génesis y Apocalipsis.
EN CUANTO SE ALOJO en su cabañita, el hombre providencial del cambio se acostumbró al poder y a los honores marciales que lo acompañan. Una comisión del Congreso convoca a debatir lo que falta para completar la reforma del Estado, pendiente o suspendida en tanto lo desmantelan los privatizadores que están a punto de dar al traste con las instituciones que quedan. No coman ansias, dice el profeta del cambio; no hagan reformas al vapor: "El problema no es el sistema y no nos apresuremos a decir y (sic) modifíquese todo. El problema somos los que operamos el sistema, es donde pueden estar las fallas; y ahí es donde está fallando, y ahí es donde son bienvenidas las ideas". Un cínico del cesarismo sexenal diría que ya abrió uno de los sobres que le dejó Zedillo y habrá baraja nueva en el gabinete.
EN EL LEGAL. EL otro, el de la casa presidencial, se fue como vino, entre brumas y las bromas nerviosas por las contradicciones de la cercanía que da influencia pero reduce a los validos a cortesanos, sicofantes, mozos de estribo que esperan a Godot. ƑFallan los que operan el sistema? Despídalos, córralos, señor Presidente; es facultad del Ejecutivo nombrar y remover libremente a los secretarios encargados de despacho. No son ministros, son secretarios. Ni siquiera cuando postulan el cambio de régimen se animan a ubicarse en el mismo plano del jefe de gobierno y jefe de Estado. Ni siquiera en el pánico por la ingobernabilidad que atribuyen al método y no a la locura del método.
A SANTIAGO CREEL le preocupa que tengamos "un sistema presidencial que privilegia la competencia y la fragmentación política por encima del trabajo legislativo y la cooperación entre los poderes del Estado". Y propone "una forma semipresidencial de gobierno", con un "jefe de gabinete" que formalice la alianza entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, y haga más fluida la relación entre los grupos parlamentarios. Algo así como un ministro del Interior que haga las veces de primer ministro, pero no toque ni con el pétalo de una rosa la sacrosanta figura del jefe de gobierno. Dicho sistema no fue diseñado para la pluralidad, el debate, la inclusión y la construcción de mayorías estables, añade el de Bucareli. Ah, no. Para construir y sostener la mayoría estable y hegemónica estaba hecho y muy bien hecho el sistema que dicen que quieren cambiar. Pero no del todo.
Y NO UNICAMENTE porque el señor Fox ya probó las mieles del poder y gusta de la pompa y circunstancia que lo acompañan. No, Pablo Gómez puso el dedo en la llaga: la democracia electoral y el sistema plural de partidos produjeron la alternancia en el Ejecutivo de la Unión y un Congreso sin mayorías estables, como las que parecieran anhelar Santiago Creel y los nostálgicos del "mítico estado de quietud". Ante la propuesta de una tímida versión mexicana del sistema semipresidencial francés, Pablo Gómez asegura se agravaría el dilema: "Tenemos un Presidente políticamente débil", dijo. No dijo una Presidencia débil, común en los sistemas de pluralidad democrática. Y para la que hay remedio: hacer política, lograr acuerdos parlamentarios y fortalecer, no debilitar, lo que Creel llamó "la competencia", que no es sino la división de poderes y el noble efecto de los pesos y contrapesos.
NADA DIJO DE LAS relaciones entre las entidades de la Federación. El vuelco trajo consigo el reconocimiento de los espacios de poder real, devolvió ímpetu soberano a los estados y los gobernadores asumieron papel protagónico en la Conago y en la Convención Nacional Hacendaria. Tarea para el vicepresidente económico, Francisco Gil, convertido en investigador de delitos electorales que todavía no se cometen. "Nuevo Pemexgate", gritaron las ocho columnas. Conjura a la luz del día, maquinación devenida en contrato colectivo que se pone por escrito y se lleva a las autoridades del Trabajo, para que ahí se le otorgue el carácter de laudo que la ley impone. Pero la carta de Paco Gil al presidente Fox hizo sonar las alarmas, previno el peligro de que dicho contrato diera al STPRM "una gran liquidez". Ya ve usted cómo son estos muchachos; estos "parásitos": en cuanto tienen unos pesos en la bolsa se los gastan. Ya no digamos 7 mil millones de pesos.
LES PREOCUPA LA gobernabilidad, pero los diccionarios de política dicen que "actualmente se usa con más frecuencia el término 'ingobernabilidad'. Marcado por implicaciones pesimistas y a menudo conservadoras." Las de aquellos que atribuyen la crisis de gobernabilidad a la incapacidad de los gobernantes y las que la atribuyen a las demandas excesivas de los ciudadanos. Unos culpan al gobierno y otros a grupos sociales, como los sindicatos. O tienden a posiciones ideológicas: "Regreso a un mítico estado de quietud del sistema fundado en la obediencia de los ciudadanos".
NO HAY NOSTALGIA por el autoritarismo. Nadie quiere volver a una dictadura, tan falsa, tan mítica, como el estado de quietud. La ingobernabilidad que quita el sueño a los de la alternancia obedece a la incapacidad de quienes operan el sistema. Confesión expresa del titular del Poder Ejecutivo.
LO QUE EN NADA reduce la necesidad de avanzar en la reforma del Estado. En lo electoral pudiera ser hora de revisar la inclinación litigiosa de partidos y candidatos. Pero lo impostergable es enfrentar el reto del financiamiento de los partidos y el gasto de las campañas. El dinero se adueñó del sistema. El que paga manda. Y la tendencia universal de procesos mediáticos ha impuesto el dominio de la televisión en nuestra frágil democracia electoral. Sin la televisión, no llegaría mensaje alguno a los votantes semianalfabetas: eso han dicho ejecutivos de la televisión concesionada y uno que otro intelectual de insoportable levedad. Afortunadamente hubo respuesta en San Lázaro a la soberbia de estos señores.
CUESTA MUY CARA la democracia; cuestan muy caros los partidos. Esa es la cantinela repetida en los medios, en cada tribuna empresarial y en Los Pinos. Y los políticos callan; nadie pide cautela a los concesionarios de radio y televisión; nadie les revira que casi 80 por ciento del dinero que gastan los partidos en sus campañas va a dar a las cajas del príncipe electrónico. Particularmente al llamado "duopolio" Televisa-Televisión Azteca. Pablo Gómez llamó a "sacudirse el miedo". Por eso callan, por miedo. Manuel Camacho ha sido desafortunado navegante de la transición. La Comisión Especial para la Reforma del Estado que él preside "hizo un gran esfuerzo", pero se paralizó porque "toca a los medios de comunicación", dijo el senador Manuel Bartlett: "El dinero es lo que la paralizó". Necesitamos nueva ley de radiodifusión, porque "ningún poder puede estar sin controles"; no lo digo yo, lo dice la ONU, concluyó Bartlett.
EL SENADOR JAVIER Corral, del PAN, demandó regulación y prohibición expresa "de espacios comerciales en radio y televisión para las campañas". Desconcierta exigir que "el IFE compre los espacios para la difusión de las propuestas políticas" y pague con dinero público los espacios comerciales en la radio y la televisión, si los van a prohibir. Sobre todo en espacios concesionados por el Estado. En Chile, en España, en casi toda Europa, hay mecanismos a modo para evitar el control de los dueños del dinero y utilizar tiempos y espacios propiedad del Estado para difundir propaganda y espacio para los debates políticos, necesidad y ventaja que ha impuesto la presencia dominante de la televisión.
EMILIO CHUAYFFET retomó su quehacer en la reforma del Estado: el problema está en el Congreso, dijo; en una ley orgánica decimonónica la imperiosa necesidad de fortalecer el trabajo en comisiones y reducir el del pleno a lo sustancial. Sabe el del estado de México. Como supo Manlio Fabio Beltrones exigir soluciones viables y no perder el tiempo en busca de grandes reformas definitivas, ideales. Enrique Jackson se adelantó a los ponentes de régimen semipresidencial: Ƒjefe de gabinete, pero no jefe de gobierno que deje al de Estado a cargo de lo protocolario? O peor todavía, de las Relaciones Exteriores y el control de las fuerzas armadas, como en el sistema francés.
EN MIAMI DEBATIERON George W. Bush y John Kerry: imagen, imagen, imagen. No hay que menospreciar la compostura, la serenidad que proyecten los candidatos. Gravitas, llamaban los romanos a la actitud austera y republicana, sobria y firme del hombre de Estado. John Kerry se vio "presidencial", dijeron los encuestados; convenció su firmeza sin presunción. Kerry ganó el debate. Pero Bush sigue arriba en las encuestas. Y el miedo votará en noviembre. Y en Irak se recrudece la batalla contra los ejércitos de ocupación. Y el mundo entero asiste impávido al genocidio en Sudán.
QUEDO EN LA RETINA de nuestros compatriotas la imagen del desencuentro de Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador: los ojos vacíos, los gestos distraídos, la simulación a flor de piel. Y la impaciencia por poner punto final a la farsa del diálogo y empezar la del combate imaginario por el imperio de la ley al margen de la ley.
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