.. |
México D.F. Domingo 3 de octubre de 2004
Laura Alicia Garza Galindo
Cuidar las variables macroeconómicas
Durante su comparecencia ante el Senado, el secretario de Hacienda, Francisco Gil, no logró contagiarnos de su generoso optimismo, no obstante lo bondadoso de las cifras con las que aseguró cerraríamos este año: un PIB que crecerá 4 por ciento, inflación de 3.9 por ciento, tipo de cambio a 11. 34 pesos por dólar y una tasa de interés de 2.9 por ciento, añadiendo que en materia de empleo al 15 de septiembre se habían creado 406 mil 300 plazas.
Por supuesto, afirmó que el mayor logro de este gobierno, el control de las variables macroeconómicas, continuaría en 2005, pero no advirtió que sería a costa de mayor restricción presupuestal, menor inversión pública, menores impuestos a quienes no se les deberían bajar y, eso sí, insistió por enésima vez en gravar con IVA de 4 por ciento los alimentos y medicinas y en aplicar un impuesto al consumo final de 3 por ciento, del cual recaudarían 2 puntos los estados y un punto los municipios. Esto acompañado de un decremento del IVA general al 12 por ciento, lo que reducirá el fondo de participaciones del mismo impuesto a los estados. Las cifras de resultados, sin embargo, se parecen a las cuentas del Gran Capitán, sobre todo en los estados con aparatos productivos reducidos, por lo cual la recaudación del impuesto sobre ventas finales será menor. Como siempre, ganan los estados con economías grandes o medianas, mientras que los estados más pobres del país pierden. No existen los equilibrios.
El secretario tampoco señaló que el impulso al mercado interno y la creación de empleos seguirán dependiendo del comportamiento de la economía estadounidense, lo cual nos conducirá a un grado de sometimiento de mayor riesgo, puesto que la producción industrial en ese país, de la que dependen las exportaciones mexicanas, se encuentra prácticamente estancada.
En materia de empleo, la senadora del Partido Verde, Verónica Velasco, señaló las marcadas diferencias entre las cifras que presentó el presidente Fox en su Informe (406 mil plazas en el periodo) y la página 102 del mismo documento, que registra sólo 269 mil. El secretario contestó el IMSS registró solo 264 mil trabajados formales, pero no 142 mil plazas eventuales. Es lamentable, pues existe una gran diferencia entre un empleo formal y uno eventual.
Pero además, el INEGI, organismo al que los legisladores hemos intentado otorgarle autonomía constitucional, continúa bajo la rectoría de la Secretaría de Hacienda. Seguramente por eso el día de la comparecencia (22 de septiembre) el INEGI se aguantó, y fue hasta las 19 horas cuando dio a conocer que la tasa de desempleo abierto se había incrementado de 3.7 por ciento en junio al 4.35 por ciento de la población económicamente activa en la fecha citada, el nivel más alto desde 1997. En ocasiones las palabras no resisten la prueba de la dura realidad.
De inmediato se inició el deslinde de los empresarios y del propio gobierno. Ahí está la aseveración del señor Roberto Servitje, quien culpó del crecimiento del desempleo al acelerado crecimiento de la población y no a la situación económica, advirtiendo, eso sí, que mientras no se realicen las reformas estructurales no habrá manera de crear los empleos demandados. La Secretaría del Trabajo justificó la incapacidad del gobierno para promover la creación de empleos diciendo que es un problema generalizado en el mundo y que Estados Unidos y Europa reportan tasas más elevadas que México. En el olvido quedó la nota del día anterior, del Secretario Abascal: "El salario real logró una recuperación de 0.9 por ciento (por lo que) no ha habido pérdida en la capacidad de compra o adquisitiva de los trabajadores".
Sume las declaraciones del subsecretario de Desarrollo Humano de la Secretaría del Trabajo acerca de que es un buen momento para poner en marcha el seguro de desempleo, lo que contradice los análisis de Banamex, que introdujo un seguro de desempleo y reconoció que no ha sido buen negocio, porque el índice de siniestralidad se ha elevado hasta 112 por ciento, cuando sus previsiones eran de 60 por ciento, lo que significa que por cada peso de prima que cobraron a los trabajadores debieron devolver 1.12 pesos, en lugar de los 60 centavos calculados. Seguro que el Banco estará buscando afanoso incrementar la prima para recobrar el negocio con mayor rentabilidad. ƑQuién se anima?
El Banco de México, por su parte, advierte que hasta agosto la inflación se situaba en 4.82 por ciento, modificándose así la meta anual, fijada en 3 por ciento. Más aún, el banco central señala que la inflación en los alimentos se ha incrementado en el mismo periodo hasta en 7.8 por ciento. La Secretaría de Hacienda afirma que la inflación ha aumentado por los precios de los energéticos, que esa entidad fija. De ahí mi propuesta --que por supuesto consultaré con legisladores y expertos--sobre la posibilidad de que las dos entidades determinen conjuntamente las tarifas de los bienes y servicios del sector público y no solo Hacienda. ƑLe suena?
|