Marta Tawil

Efectos perversos

Desde la caída de Bagdad, Siria es el actor regional que muestra más recelo ante el gobierno transitorio iraquí creado en julio de 2003. Ello no impide a Damasco dotarse de cartas mediante múltiples contactos tanto con fuerzas políticas que participan en el nuevo gobierno, como con grupos iraquíes de la oposición. Frente a este activismo, firme en el terreno diplomático y flexible en el ámbito económico, podría especularse que Damasco está en proceso de crear una red clientelista "a la libanesa" para llenar el vacío que podría dejar la reformulación de su tutela sobre Líbano, la cual se ha vuelto cada vez más el blanco de las críticas de Estados Unidos y Francia. En todo caso, no es azar que en abril de 2004 el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Franco Fratini, haya pedido la ayuda del presidente Assad para obtener la liberación de tres de sus ciudadanos se-cuestrados en Irak.

En septiembre de 2003, cuando la Liga Arabe cede a las presiones estadunidenses y ofrece un asiento al gobierno transitorio iraquí, el régimen baazista de Siria comienza a multiplicar los encuentros con miembros de las autoridades iraquíes temporales. Recibe, entre otros, a Massoud Barzani (del Partido Democrático del Kurdistán, PDK) y Abd Aziz Hakim (miembro del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak, CSRII, pro iraní). En tiempos de Saddam Hussein, además de los grupos disidentes iraquíes baazistas, comunistas y nacionalistas kurdos, Damasco se había servido de su alianza con el chiísmo libanés e Irán para establecer contactos con los chiítas iraquíes. Un ejemplo es Bayan Jaber, anterior "em-bajador" del CSRII en Damasco en tiempos de Hussein, que después de la caída del régimen iraquí se integró al gobierno transitorio. Hassan Nasrallah, secretario general del Hezbollah libanés, es cercano al CSRII, mientras que Hussein Fadlallah, ayatola de reputación e inspirador ideológico del chiísmo libanés, tiene lazos estrechos con el partido chiíta iraquí Da'awa. Esta organización política desempeñó un papel de primer or-den en el Comité de Acción Conjunta que reúne a diferentes grupos de oposición iraquíes basados en Damasco.

Damasco también privilegia encuentros con jefes tribales, notables y jefes de partidos árabes sunitas excluidos del gobierno transitorio. En octubre de 2003, 38 líderes tribales iraquíes anuncian en Damasco la formación de la Alianza de Fuerzas Nacionales Iraquíes y llaman al retiro de las fuerzas de ocupación. Los encuentros son pe-riódicos también con los antiguos clientes kurdos del PDK y del UPK (Unión Patriótica del Kurdistán). Basta recordar que en los decenios de 1980 y 1990, a cambio del apoyo de Siria, los dirigentes kurdos turcos (PKK) e iraquíes (PDK, UPK) habían contribuido a ahogar las reivindicaciones de sus homólogos kurdos sirios. No obstante, las relaciones de Damasco con los kurdos iraquíes son tensas debido a su proximidad con Estados Unidos. Ahora el PDK y el PKK desempeñan un papel fundamental en el gobierno transitorio. Más aún, en febrero de 2004, dos dirigentes del partido kurdo sirio Yakiti encontraron refugio en el norte de Irak. Las tensiones son latentes también por las sospechas que suscitan en Damasco la existencia de contactos entre kurdos y los servicios de inteligencia israelíes, y que en junio pasado Seymour Hersh revela en un artículo para la revista estadunidense The New Yorker. Según esta información, confirmada por un alto responsable de la CIA, agentes israelíes operan en el Kurdistán iraquí entrenando comandos kurdos en el norte de Irak y realizando operaciones en-cubiertas que les permiten tener ojos y oí-dos en Irán y Siria.

En el plano económico bilateral, las fuerzas de ocupación de Irak autorizaron la reactivación limitada del comercio con Siria a finales de mayo de 2003. Según hombres de negocios sirios, estos intercambios se efectúan en prácticamente todos los puestos fronterizos oficiales. El intercambio de mercancías entre las ciudades de Alepo y Mosul se restableció en julio de 2003, y el transporte de personas hacia mediados de no-viembre del mismo año. En septiembre de 2003, Damasco y el gobierno transitorio firmaron un acuerdo de "petróleo contra electricidad" y ambas partes mantienen discusiones periódicas sobre problemas como el transporte, la ayuda alimentaria y la repartición de las aguas internacionales. Sin em-bargo, el comercio sirio-iraquí no forma par-te de un plan general de reconstrucción de Irak; soldados estadunidenses lo permiten meramente con el fin de estabilizar las localidades que se encuentran a lo largo de la frontera. Por esta razón, es inevitable constatar que la política de los neoconservadores en Estados Unidos contradice flagrantemente sus supuestos planes de democracia en la región. Las imposiciones de Washington, su afán por excluir a países vecinos del diálogo regional y de canalizar esfuerzos regionales por vía institucional facilitan la monopolización, por un puñado reducido de figuras en ambos lados de la frontera, de los intercambios comerciales fronterizos, lo que en el caso de Siria contribuye sin duda a reforzar las disfunciones de su economía, así como a agudizar los elementos corruptos y las prácticas clientelistas de su régimen político.