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México D.F. Viernes 8 de octubre de 2004
Se trata de ponerle "otra piedra" al gobierno
de López Obrador, afirma
La reforma al artículo 122, una aberración
jurídica: Olac Fuentes
Por medio de una campaña mediática se
alienta "un sentimiento de antichilanguismo"
ROSA ELVIRA VARGAS
Olac Fuentes Molinar, ex subsecretario de Educación
y uno de los artífices de la descentralización educativa
que arrancó en 1992, consideró como un golpe estrictamente
político y una "aberración jurídica" la pretensión
de modificar el artículo 122 constitucional, porque no implica,
al mismo tiempo, la transferencia del servicio educativo, la autoridad
y la responsabilidad de la enseñanza al Gobierno del Distrito Federal
(GDF) y, en cambio, se le recortarán entre 5 y 9 mil millones de
pesos a las arcas capitalinas.
Con
esta medida, advierte, las autoridades de la capital seguirán sin
recibir el manejo de la educación básica, porque ésta
queda todavía como responsabilidad del gobierno federal.
"Entiendo que tendría que establecerse un mecanismo
gradual para que, efectivamente, el gobierno capitalino realice una mayor
aportación directa, pero a un servicio que le corresponda otorgar.
Aquí no hay descentralización, por eso la medida es tan absurda:
no le están retirando dinero de la partida 25 de educación
porque el GDF no recibe nada, todo es administrado directamente por la
Subsecretaría de Servicios Educativos para el Distrito Federal de
la SEP, a cargo de la maestra Sylvia Ortega''.
A Fuentes Molinar tampoco le cabe duda de que se trata
de ponerle "otra piedra" a la administración de Andrés Manuel
López Obrador y, de paso, exacerbar de manera perversa "un sentimiento
de antichilanguismo" en el país, con la campaña mediática
que se ha montado para presentar al Distrito Federal como una entidad privilegiada.
El proceso de descentralización, precisa, se inició
mediante convenios firmados con cada una de las entidades del país.
En ese documento, refiere, la Federación establecía con cada
estado la transferencia de los servicios de enseñanza, el dinero
con el que operaba el sistema, la autoridad para ejercer, así como
el papel de patrón sustituto de los maestros del Sindicato Nacional
de Trabajadores de la Educación.
En ese contexto, además, se pactaba la contribución
financiera que gradualmente harían los gobiernos estatales y que
ahora, 12 años después de aquella medida, promedia 17.5 por
ciento en todo el país.
Ese porcentaje es tal, explica, porque mientras entidades
como el estado de México o Nuevo León aportan hasta 50 por
ciento de su gasto educativo, hay otras, como Oaxaca, Tamaulipas e Hidalgo,
que contribuyen con muy poco.
Subraya que el Distrito Federal quedó al margen
de la descentralización y su caso se reguló con un artículo
transitorio que, considera, es totalmente ilegal. Señala que ello
obedeció a un acuerdo entre el entonces regente del Distrito Federal,
Manuel Camacho Solís, y la dirigente del magisterio, Elba Esther
Gordillo Morales, quienes convencieron al presidente Carlos Salinas de
Gortari para exceptuar de la decisión a la ciudad de México.
Hoy, con la iniciativa de modificar el artículo
122 constitucional, no sólo no se le transfiere la prestación
del servicio -como inclusive lo solicita la administración capitalina-,
sino que mediante un artículo que establece bases de responsabilidad
sui generis para la entidad que es el Distrito Federal, se le dice:
"tienes que aportar al costo de la educación, pero tú no
vas a prestar el servicio".
Se trata, considera Fuentes Molinar, de una total irresponsabilidad
hacia la gente, porque cómo va a compensar este recorte el GDF.
No duda, entonces, en ubicar la medida como "una maniobra financiera muy
discutible jurídicamente por unilateral, y cuyo sentido es claramente
político. Y si el argumento es que con eso se quiere ayudar, por
ejemplo, al estado de México, pues entonces lo que se hace es abrir
un hoyo para tapar otro".
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