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México D.F. Viernes 8 de octubre de 2004
Los detienen para obtener la recompensa que les ofrece la SSP, señalan
Indígenas, presa fácil de policías en los operativos, advierten defensores
En reclusorios, numerosos casos de miembros de etnias presos injustamente, denuncian
SUSANA GONZALEZ G.
Por tener en la mano una bolsa de chilacas, una indígena de Zitácuaro, Michoacán, fue detenida hace dos meses por policías preventivos, quienes la acusaron de robar un camión que transportaba legumbres y se hallaba estacionado en Insurgentes Sur, a unos pasos donde la mujer, trabajadora doméstica, platicaba con dos amigas.
Elena Medina Martínez fue internada en el Reclusorio Oriente a mediados de agosto, sin que entendiera qué sucedía, porque apenas habla español y no se le proporcionó traductor.
Otro indígena, de Chilpancingo, Guerrero, Juan Polanco Cruz, también acusado de robo, permaneció varias semanas en el Centro de Observación y Control del Reclusorio Oriente antes de poder hacer su declaración, debido a que las autoridades no podían encontrar un traductor de su lengua, el amuzgo.
Ambos casos fueron detectados y denunciados a este diario por la Fundación de Servicios Legales y Sociales para la Comunidad Indígena, cuyo director general es Manuel Rosales Castillo, quien, junto con sus colaboradores Edgar Sánchez y Alejandro Martínez Arellano advirtió que irregularidades como las que sufrieron ambos indígenas siguen presentándose en agencias del Ministerio Público, así como en juzgados y cárceles de la capital, pese a los convenios que autoridades capitalinas como el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF) han suscrito para proporcionar traductores a los indígenas que son detenidos y encarcelados.
Es común, dijeron, que indígenas que apenas llegan a la capital en busca de trabajo sean acusados de robo o de delitos contra la salud, porque los traficantes suelen aprovecharse de su ingenuidad y les encargan paquetes con droga, sin que ellos lo sepan.
"El mayor delito en este país es ser moreno, chaparro y pobre", comentó Rosales Castillo, y dijo que con el incremento de los operativos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), los indígenas se convierten en presa fácil de los policías, quienes buscan acumular puntos para hacerse acreedores a las recompensas que ofrece la dependencia.
Los indígenas llegan a sentir tanta discriminación en su contra, que cuando son encarcelados muchos niegan su origen y quedan aún más marginados, ajenos al proceso penal en su contra, porque desconocen los términos legales, y en muchos casos son sentenciados por delitos menores cuando pudieron haber salido libres bajo fianza, manifestaron los representantes de la fundación. Justamente por eso, dijeron, el organismo se ha dado a la tarea de rastrear en los reclusorios capitalinos a los presos de origen indígena y, mediante un proceso de selección (de cada 20 casos se quedan con cuatro), brindan asesoría jurídica e incluso pagan la fianza, en aquellos casos en que es posible obtener la libertad de los inculpados bajo caución o bien promoviendo la prelibertad, explicó Edgar Sánchez. Precisó que abogados, sicólogos y trabajadores sociales de la fundación visitan los penales para detectar a la gente que pueden ayudar, "y entre los indígenas se corre la voz de que podemos ayudarlos", dijo a su vez Martínez Arellano.
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