México D.F. Viernes 8 de octubre de 2004
Se impidió la construcción de 16 centros este año
Cunde en EU la indignación contra tiendas Wal-Mart
Comercio desleal y daño ecológico, entre las quejas de comunidades
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 7 de octubre. Arturo Montiel, gobernador del estado de México, al parecer no logró detener la instalación de una tienda Wal-Mart en Teotihuacán, pero en Estados Unidos por lo menos 16 comunidades impidieron la construcción de tiendas de la trasnacional desde enero de este año, y en la pasada década 220 centros de la empresa no fueron autorizados a abrir, como resultado de movimientos locales.
Aunque esto no parece significativo para una empresa que pronto llegará a 5 mil tiendas en el mundo y ha inaugurado 197 supercentros en Estados Unidos este año, más 178 en otros países, al consorcio le disgusta la publicidad negativa. El presidente de Wal-Mart, H. Lee Scott, se quejó de la oposición local a sus tiendas durante una teleconferencia con publicaciones económicas esta semana, según reportó Dow Jones. Wal-Mart confió a periodistas que alrededor de 10 por ciento de sus planes para abrir tiendas se han visto obstaculizados.
Esta semana Wal-Mart anunció planes para abrir entre 240 y 250 nuevas tiendas en Estados Unido el próximo año y entre 155 y 165 en el extranjero. Wal-Mart es, por mucho, la empresa más grande del mundo, la cual este año representará casi 9 por ciento de todas las ventas al menudeo no automotrices en Estados Unidos con un ingreso bruto de aproximadamente 300 mil millones de dólares.
Pero la empresa sufrió de una tormenta de publicidad negativa este año, desde demandas legales por discriminación de género a la contratación y explotación de mano de obra indocumentada, y acusaciones de estrategias de mercadeo agresivas que han destruido a pequeñas empresas y comercios, así como las consecuencias de su política de bajos precios que ha obligado a su competencia a trasladar empleos y producción a países con mano de obra barata.
Queja de sindicatos
Cuando Wal-Mart intentó abrir una de sus ''supertiendas" en el condado de Los Angeles en abril de este año, los residentes de Inglewood -ubicación de la tienda- votaron abrumadoramente en favor de prohibir la instalación de la tienda. Según el diario Los Angeles Times, la empresa invirtió casi un millón de dólares en cabildeo local para abrir una tienda en esa zona, pero fue rechazada de nuevo cuando el gobierno municipal de Los Angeles adoptó una medida legislativa que, en efecto, bloqueó los deseos de la trasnacional.
Wal-Mart tuvo que cambiar de planes y en septiembre logró que el pueblo de Rosemead -a unos 20 kilómetros de Los Angeles- aprobara planes para abrir su primera tienda en esa zona.
Según Al Norman, un escritor y activista que trabaja con movimientos para bloquear a megatiendas como las de Wal-Mart, hay muchas luchas de este tipo por todo el país. Calcula que unas 150 comunidades locales en Estados Unidos han promovido leyes y otras medidas para limitar o detener la construcción de megatiendas estilo Wal-Mart.
''Calculo que aproximadamente una tercera parte de sus tiendas - entre 30 y 40 por ciento- son demoradas o prohibidas por acciones locales", comentó Norman en entrevista con La Jornada.
Norman, fundador de un grupo llamado ''Sprawl Busters", comentó que unas 16 tiendas de Wal-Mart no fueron autorizadas a abrir este año, y otras 16 han sido demoradas por acciones locales. Estas tiendas son bloqueadas, dijo, por preocupaciones sobre su impacto en los negocios de la comunidad, el medio ambiente y la calidad de vida de los pueblos donde se ubican.
Voceros de Wal-Mart no respondieron a varias solicitudes de La Jornada de información sobre cuántas de sus tiendas han sido rechazadas por comunidades. Pero el presidente de la empresa H. Lee Scott, en teleconferencia con periodistas de la fuente empresarial, rechazó acusaciones de que la trasnacional paga bajos salarios y destruye a las comunidades.
''Abrimos una tienda recientemente en Phoenix y cinco mil personas solicitaron trabajo para los 550 empleos", comentó al Wall Street Journal, agregando que pagaron 2 mil millones de dólares en beneficios de salud para sus empleados sólo el año pasado. Pero en la misma entrevista, reconoció que la empresa si vende algunos artículos por debajo del precio de costo: ''decimos que vendemos por menos, lo cual significa que si los precios de un competidor son más bajos, reduciremos nuestros precios, aun si eso implica menos de nuestro costo".
Norman, el hombre que la revista Forbes llama ''el enemigo número uno de Wal-Mart", rechaza estos argumentos. El y otros críticos citan investigaciones académicas que registran que Wal-Mart reprime los precios y frecuentemente desplaza a los comercios y empresas pequeñas de las regiones donde instala sus megatiendas. Los sindicatos en particular argumentan que las tiendas no sindicalizadas de Wal-Mart (todas en Estados Unidos, con la fama de la empresa de ser una de las más antisindicales del mundo), las cuales no pagan por seguros de salud y otros beneficios a sus trabajadores, amenazan la existencia de supermercados y empresas sindicalizadas. Señalan que la amenaza de Wal-Mart fue uno de los principales factores en la gran huelga de decenas de miles de trabajadores de cadenas de supermercados en California este año.
Veto de Schwarzenegger
No hay duda que la oposición comunitaria a Wal-Mart está creciendo en Estados Unidos. Norman calcula que unas 220 tiendas del consorcio no han sido autorizadas a abrir durante la reciente década, y señala que los críticos simplemente demandan que se discuta el impacto local de una megatienda antes de que se le permita instalarse.
La legislatura estatal de California aprobó un proyecto de ley a principios de este año que hubiera obligado a la elaboración de un estudio sobre el impacto económico y ambiental antes de permitir la instalación de una megatienda como las de Wal-Mart. Esa medida fue vetada por el gobernador, Arnold Schwarzenegger, pero se espera que será promovida de nuevo el año entrante. Más que nada, el hecho de que una medida legislativa estatal como ésta haya prosperado es indicador del nivel de preocupación y presión comunitaria que existe en torno de este asunto.
El sindicato nacional de Trabajadores Unidos de Alimentos y Comercios (UFCW, por sus siglas en inglés), el cual ha estado intentando sindicalizar al millón de empleados que trabajan para Wal-Mart en Estados Unidos, dice que la empresa está destruyendo a los sindicatos y la calidad de vida en este país.
''En 1970, el mayor empleador del país era General Motors con 350 mil trabajadores. En su abrumadora mayoría sindicalizados, ganaban 17.50 dólares la hora más beneficios de salud, pensión y vacaciones e incrementos de salario de costo de vida", argumenta el sindicato.
''Hoy día, el empleador más grande del país es Wal-Mart, con más de un millón de trabajadores estadunidenses. Ganan un promedio de 8 dólares la hora, con ninguna pensión definida y beneficios inadecuados de salud."
La empresa responde que no pueden ser culpados por la preferencia de los consumidores por precios bajos. En privado, los sindicatos mismos reconocen que muchos de sus propios agremiados compran en esas tiendas precisamente por sus precios atractivos. Por ejemplo, 35 por ciento de los bienes comprados con tarjetas de crédito emitidas por sindicatos son compras en Wal-Mart.
Sin embargo, muchos han decidido que los supuestos ahorros que ofrece Wal-Mart tienen un alto precio para sus comunidades y la calidad de vida, y desde Vermont a California brotan movimientos locales para negarle la bienvenida a esta gigantesca empresa.
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