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México D.F. Sábado 9 de octubre de 2004
LA OTRA EUROPA
Gloria Muñoz Ramírez
EN LA ITALIA NEOLIBERAL se detiene, humilla y expulsa
a los trabajadores que consiguen cruzar la frontera. En la otra Italia
se lucha al lado de ellos y ellas por regularizar su situación,
por lograr condiciones que los incluyan y por un empleo digno.
Esta semana el gobierno de Italia deportó con métodos
militares a mil 400 inmigrantes originarios de Libia, desde Lampedusa (isla
al sur de Sicilia). Esta expulsión masiva se llevó a cabo
el mismo día en que el gobierno inició la importación
de gas natural desde Libia. Hasta hoy se desconoce el destino de estos
hombres y mujeres que quedaron al resguardo de la policía de un
país que, por algo, no firmó el convenio de Ginebra sobre
derechos humanos.
Por otra parte, al inicio de los años 90 en toda
Europa comenzó la construcción de los centros de permanencia
temporal (CPT), enmarcados en una política europea destinada a enfrentar
los flujos migratorios provenientes de los países más pobres.
En Italia, concretamente, se empezaron a construir en 1998, con el fin
de combatir los flujos del sur que llegan a la costa de Sicilia; y los
que vienen del este de Europa (Albania, Moldavia y Rumania, entre otros).
Con los CPT se trata de implementar el control interno mediante la identificación
de personas sin papeles, su detención y posterior expulsión.
Debido a que oficialmente no son "cárceles", los
CPT son, en algunos casos, operados por organizaciones "humanitarias",
como la Cruz Roja que, así, se vuelve cómplice y disfraza
el objetivo real de esta política persecutoria, en la que se violan
todas las garantías individuales y los derechos humanos, para dar
paso a detenciones totalmente ilegales hasta por 60 días.
En Italia no es delito ingresar sin papeles, sino una
falta administrativa, por lo que para poder implantar esta política
se crea la categoría de "permanencia temporal".
En la otra Italia se lucha contra los CPT y todo lo que
representan. En Bolonia, por ejemplo, el grupo Ya Basta (identificado con
la causa zapatista, pero no sólo) organizó tres invasiones
a la construcción del centro en esa ciudad, con el fin de parar
los trabajos y de denunciar sus verdaderos objetivos. La edificación
continuó y, más adelante, cuando el centro estaba prácticamente
listo, un grupo de desobedientes lo destruyó, enfrentándose
a la policía pero logrando, al menos por un tiempo, la postergación
de la apertura.
Ya Basta Bolonia activó también un número
de teléfono y lo comunicó a través de un altavoz a
los inmigrantes detenidos en el centro, con el fin de tener contacto con
ellos y comunicarlos con sus familiares y con abogados, además de
acompañarlos con apoyo moral, pues su detención y aislamiento
los coloca en una situación más que vulnerable.
Este año los miembros de Ya Basta recibieron una
llamada desde dentro del CPT. Era una voz que les decía: "¡Vengan,
nos estamos rebelando!" Se organizó de inmediato un grupo y se trasladó
hasta el lugar para apoyar la acción. Mientras los detenidos intentaban
superar las rejas para escapar, los activistas se enfrentaron a la policía,
logrando la fuga de 15 personas.
La otra Italia se defiende y, en Bolonia, resiste.
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