México D.F. Sábado 9 de octubre de 2004
El deporte, fórmula contra la adversidad
Medallista paralímpico, José Arnulfo Castorena
se sobrepuso a la orfandad y a un mal congénito
JORGE SEPULVEDA MARIN
Aun antes de nacer, la adversidad ya estaba presente.
Eva, su madre, falleció al momento de dar a luz; su padre, Antonio,
no quiso hacerse cargo de su propio hijo.
José Arnulfo Castorena Vélez sólo
pudo conservar los apellidos de los padres que perdió repentinamente.
De no haber sido por su abuela y sus hermanos hubiera quedado, acaso, desamparado.
Fue el principio anunciado de una vida de sinsabores que,
como define el medallista paralímpico, ha pasado "entre el fuego,
pero por fortuna nunca me quemé".
La
de José Arnulfo es una más de las historias de esos competidores
que a fuerza de tesón, deseos de sobresalir y de triunfar en la
vida, se esfuerzan al máximo en cada competencia internacional en
la que participan.
Sus logros no surgieron por casualidad ni suerte; son
producto del entrenamiento cotidiano, sin reflectores ni público,
sólo bajo la mirada escrupulosa y paciente de su entrenador.
Orgulloso por haberle ganado "al Arnulfo de antes, el
que compitió hace cuatro años en Sydney", el competidor con
un cuerpo diferente al "normal" no esconde su felicidad, porque no sólo
conquistó el oro en los 150 metros combinado en Atenas 2004, sino
que además tuvo la fortaleza para imponer nueva marca mundial y
de la competencia, pese a las adversas condiciones en las que participó
por haber fundido categorías corporales diferentes.
Para el nadador de 26 años, casado con María
Concepción Martínez y padre de Eva Angélica y Alejandra
Belén, haber escuchado las notas del Himno Nacional aquel día
de la premiación en Atenas es algo que no puede describir con palabras.
Con rayitos pintados en el pelo, Castorena Vélez
lamenta que tampoco en Guadalajara haya un servicio de transporte adaptado
para sus iguales, por lo que les resulta muy costoso y complicado trasladarse
tanto a los lugares de entrenamiento como a sus hogares o a los sitios
de diversión. "Sí, nos hace falta cultura en ese sentido",
insiste.
Con un dejo de nostalgia, sentado en su silla de ruedas
"del diario", recuerda que pudo sobreponerse a la muerte por alcoholismo
de Luis, uno de sus cinco hermanos, e impuso nuevas marcas mundiales en
los 50 metros de natación en el Mundial de Inglaterra, con 57.28
segundos, y luego mejoró durante el Abierto Alemania, hace apenas
unas semanas, con 56.26.
Afectado por un mal congénito desde su nacimiento,
el recordista recuerda que desde su infancia la vida le ha puesto diversas
y muy duras pruebas.
Huérfano de madre y sin un padre a su lado, debió
vivir con una de sus abuelas, quien falleció cuando Arnulfo apenas
tenía seis años. En ese momento se vio obligado a ver por
sí mismo. No se avergüenza de su pasado ni de su familia. Sabe
que no es como para presumirlo, pero lo asume, como acepta también
tener sólo el brazo derecho y dos piernas muy cortas; la izquierda
unos centímetros más larga que la otra.
Pero lejos de dejarse vencer por la adversidad, es justamente
ésta la que lo ha animado a salir adelante. Serio, recuerda que
a los 12 años fue a las calles a pedir dinero o debía lavar
autos "para comer. Sí, fue duro, pero nada es imposible de lograr
si se quiere", dice con seguridad.
Además de las becas que le otorgan ahora el gobierno
federal y el de su estado, Jalisco, parte del dinero que ha obtenido con
sus logros deportivos lo invirtió en equipos de luz y sonido, aunque
en este momento "el negocio se ha caído, porque allá hay
muchísima competencia. Tardo hasta tres meses sin trabajar y me
quedo sin pan, por lo que ahora voy a tratar de poner otro negocio".
Orgullosamente tapatío, como se define, esperaba
buenas noticias antes de ser recibido por el gobernador de Jalisco, Francisco
Ramírez, quien anunció que por las preseas obtenidas le entregará
apoyos por 324 mil pesos, repartidos en 12 mensualidades de 27 mil cada
una, mientras su paisano Pedro Rangel Aro recibirá 108 mil, 9 mil
cada mes.
El pasado miércoles, el presidente Vicente Fox
comprometió más ayuda mediante la Comisión Nacional
de Cultura Física y Deporte (Conade), para beneficiar a los competidores
paralímpicos que en cada salida representan dignamente al país.
Como cualquier otra familia, la de Arnulfo no ha estado
exenta de conflictos internos y algunos de sus parientes cercanos han sucumbido
a los problemas sociales.
No se apena al platicar que su vida ha sido como una hoguera,
de la que se ha cuidado de no ser consumido por el fuego. Y es que sus
hermanos han caído en la falsa salida de la drogadicción
o del alcohol, por lo que quiere seguir triunfando para ayudarlos en lo
que pueda.
Pese a la muerte de otros de sus familiares por los vicios,
está cierto de que ellos lo ven contentos por sus logros deportivos,
por lo que ahora trata de hablar con sus hermanos sobrevivientes para que
se alejen de las drogas, que si bien es difícil de lograr, no es
imposible, supone.
Tajante, asegura que este medio ambiente de conflictos
lo ha marcado para lograr lo que se propone, porque aunque sea el menor
de sus hermanos siempre su ejemplo será la forma de ayudarlos, porque
así como se esforzaba una y otra vez por subirse a la silla hasta
lograrlo, quiere que ese empeño lo tomen como ejemplo de vida.
"Si yo pude hacerlo, ellos por qué no pueden salirse
de eso", remarca.
José Arnulfo tiene una filosofía claramente
elaborada. Niega ser diferente a los demás, "porque así siempre
lo he creído. Siento que soy normal porque soy un ser humano, tengo
un corazón, una mente y la discapacidad la tenemos sólo en
la cabeza.
"Si uno se deprime solo se crea la discapacidad, y eso
sí que es muy grave. La mente es el poder, lo que te ayuda a fortalecerte,
y si no lo logras, entonces sí es una gran discapacidad con la que
cargarás", asegura.
-¿Hace falta que la gente se suba a una silla de
ruedas para ver el mundo desde esa perspectiva?
-Pues sí, pero como te digo, lo primordial es que
nosotros logremos algo para ser importantes en nuestra vida.
Y con desenfado apunta que pese a sus logros presentes,
pasados y futuros, su vida no tiene por qué cambiar.
El Arnulfo fuerte
"Soy el Arnulfo alegre, el que anda en las calles, el
que disfruta. Y te digo más. Si volviera a nacer otra vez igual
sería como soy, sin avergonzarme de lo que me tocó y trataría
de intentarlo como lo he hecho hasta ahora.
"Volvería a ser el Arnulfo fuerte, potente y cuando
lograra otra vez lo que soy en este momento, sólo pensaría,
como lo hago hoy, en superarlo de nuevo, a cada momento, para ganarle al
Arnulfo de antes, al que estuvo en Atenas.
"Tengo la suficiente fuerza para hacerlo, porque esa es
y seguirá siendo mi gran lucha; por mi familia, para que tenga la
mejor educación", responde categórico.
-Hasta dónde quiere llegar ese Arnulfo que tantas
vueltas te da en la cabeza. Ese competidor que cuando vio en Atenas que
había ganado la medalla de oro e impuesto récords estrelló
el puño en el agua...
-Pues a otros dos Juegos Olímpicos más,
porque, como te digo, buscaré seguir cosechando triunfos y llegar
hasta donde ya no pueda más, sobre todo porque para mí siempre
ha sido muy importante poner el nombre de México, mi país,
en lo más alto, termina emocionado jugueteando con las manos, con
la mirada severa dirigida a ninguna parte.
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