México D.F. Lunes 11 de octubre de 2004
Error, tolerar actos vandálicos disfrazados de derechos
Vivimos en la "ciudad de la desesperanza": arquidiócesis
LAURA POY SOLANO
En México "nadie puede estar por encima de la ley ni se deben tolerar actos vandálicos que lesionan las instituciones más importantes para los mexicanos", aseguró Jonás Guerrero Corona, obispo auxiliar de México, quien agregó que "ante instituciones dañadas y oscurecidas, estamos urgidos de paz, armonía y tolerancia".
Vivimos, aseguró, en una ciudad donde reina "la confusión y la desesperanza", en la que el ejercicio de la política ya no busca el bien común, sino que privilegia los intereses personales y de partido, lo que afecta "nuestro doloroso proceso histórico y el fortalecimiento de la democracia".
En entrevista tras celebrar la misa dominical en la Catedral Metropolitana, en ausencia del cardenal Norberto Rivera Carrera, el prelado afirmó que "ningún ciudadano con sentido común puede estar de acuerdo con que se toleren actos vandálicos bajo la excusa de ejercer un supuesto derecho".
Cuestionado sobre los conflictos generados en la Cámara de Diputados ante la posible aprobación de reformas al artículo 122 constitucional, exhortó a todas las fuerzas políticas del país a buscar el orden y el bien común, pues la ley "no se puede hacer a un lado por intereses partidistas o personales". Agregó que este tipo de acciones, que privilegian los intereses de partido y no buscan el bien común, dificultan aún más el fortalecimiento de la democracia, pues es evidente que "nos va a costar mucho aprender a ser democráticos".
En su mensaje dirigido a la comunidad católica, el obispo Guerrero Corona llamó a todos los feligreses a dejar a un lado la "obsesión de lo útil y de lo práctico, que reduce su vida al consumo de objetos materiales, noticias sensacionalistas y experiencias espectaculares, pero sin percibir la presencia de Dios en la vida cotidiana".
Señaló que todos los católicos deben renunciar a los "signos de muerte y a todos los tipos de lepra que nos aquejan, como el aborto, la eutanasia, el relativismo religioso en una ciudad donde es necesario disipar la confusión que impera en todas partes, donde ahora a las acciones punibles, en otro tiempo vergonzosas, les llaman derechos".
El jerarca católico insistió que ante los "nuevos símbolos de muerte que marcan nuestra ciudad, su nuevo epíteto es la ciudad de la desesperanza, donde más que un rayito de esperanza, necesitamos la presencia luminosa de Dios". Por ello, instó a todos los feligreses a impulsar nuevos valores y fortalecer "con nuestro testimonio de fe una nueva vida".
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