México D.F. Miércoles 13 de octubre de 2004
Inauguró con su compañía
el Festival Internacional de Danza Lila López en SLP
El arte de Marie Chouinard deslumbró al público
mexicano
Sensualidad, inteligencia y emociones sustentan las
propuestas de la artista canadiense
La coreógrafa presentó sus obras Los
24 preludios de Chopin y El grito del mundo
CARLOS PAUL ENVIADO
San Luis Potosi, SLP, 12 de octubre. La columna
vertebral del ser humano, su energía, versatilidad mística,
física e histórica es la base de las creaciones coreográficas
de Marie Chouinard.
Para
ella, esa parte del cuerpo ''es como el cerebro y corazón" del individuo,
comentan para La Jornada los bailarines Carol Prieur y Julio Hong,
integrantes de la compañía encabezada por la coreógrafa
canadiense, que inauguró la versión 24 del Festival Internacional
de Danza Contemporánea Lila López, en el Teatro de la Paz,
de esta ciudad.
Una mezcla de inteligencia, emoción y sensualidad
es lo que la agrupación dancística ofreció en Los
24 preludios de Chopin y El grito del mundo, coreografías
que deslumbraron al público.
Chouinard es una de las más relevantes coreógrafas
canadienses en el ámbito internacional, cuyos estudios de diversas
culturas, técnicas de movimiento, filosofía y el reino animal,
sumados a su fecunda intuición, han creado un singular lenguaje
de impactante resonancia universal.
La creadora estará presente los días 14,
15 y 16 de octubre, en las funciones que ofrecerá su agrupación
en el 32 Festival Internacional Cervantino.
Imaginación y movimiento
La fuerza individual, interior de cada uno de sus bailarines,
la exploración física característica de sus cuerpos
y diversos estados emocionales, en conexión con la imaginación
y la inteligencia, son materia prima de Marie Chouinard.
En lugar de que el bailarín salga al escenario
con una emoción dada, la creadora ''proporciona las herramientas
y el intérprete arma la estructura, para luego proyectar la emoción".
Son obras en las que la reflexión, la imaginación
y vida personal son determinantes, pues utiliza al máximo la energía
no sólo física del ser humano, sino el espacio específico,
presente que rodea al bailarín, explican los intérpretes.
''Cada una de las articulaciones del cuerpo son exploradas,
en diferentes estados emocionales, lo que implica un extraordinario esfuerzo
físico.
''Los movimientos tienen una evolución continua
impulsada por la imaginación de cada uno de los bailarines.
En Los 24 preludios de Chopin no hay una anécdota
a seguir. Una serie de alteraciones dinámicas se interconectan con
la música y estados emotivos: castidad, introspección, rebelión,
recuerdos, evocación y pensamientos se encarnan en seres pertenecientes
a una zoología fantástica.
Duos, tríos y el diseño grupal, en complicidad
con la fuerza melódica de Chopin, se hilan con aparente facilidad.
Las articulaciones en constante movimiento aletean, se multiplican, se
entrelazan. Los cuerpos avanzan o se deslizan, ondulan.
La luz cenital, negra o estroboscópica singularizan
las emociones.
Es como abrir un libro de fotografías, en el que
cada una de las imágenes en movimiento provoca un sentimiento y
comprensión distinta. La coreografía evoca un pasillo lleno
de puertas-emociones, que los intérpretes abren, cierran o sólo
se asoman.
Las posibilidades de vivir la vida se muestran y desarrollan
para que el espectador tenga la opción de escoger. El cuerpo del
bailarín es música, emoción, teclas de un piano.
En El grito del mundo, la coreógrafa analiza
a detalle las posibilidades de movimiento y acción del cuerpo ''como
si fuera una estructura arquitectónica. Indaga en las fuerzas y
tensiones que surgen y pueden suceder en y desde él".
Grito omniabarcante
Para Marie Chouinard -explica Prieur- ese grito no sólo
es de angustia, del fin del mundo, sino también un grito de alegría,
de la madre que da nacimiento a un hijo. Es el grito de la belleza, del
enojo, de la reflexión, de la burocracia, de lo simple y complicado.
Es un grito que surge desde y hacia todas las cosas y emociones de la vida.
En esta coreografía los vibrantes movimientos crean
una energía, una electricidad que evocan una sociedad industrializada,
robotizada.
La furia y la desesperación, los jadeos y el sudor,
las contorsiones in crecendo, las primitivas y esenciales emociones
se encarnan en los cuerpos que parecerían estar llenos de vidrio
molido, en unos seres pertenecientes a una zoología fantástica.
En El grito del mundo se refleja la frustración,
la ternura y resignación, la soledad y la libertad, pero sobre todo
se revela la belleza y crudeza de la vida, su animalidad y salvajismo.
La compañía de Marie Chouinard ha recibido
numerosos premios por sus aportaciones al mundo de la danza y las artes.
Entre ellos destacan el Bessie (2000) de Nueva York, el Paper Boat (1994)
de Glasgow, el Jean A. Chalmers (1987) y el Jacqueline-Lemieux (1986).
En la ciudad de México, se presentarán los
días miércoles 20, jueves 21 y viernes 22 de octubre, en
la sala Miguel Covarrubias, del Centro Cultural Universitario.
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