México D.F. Miércoles 13 de octubre de 2004
El Bolshoi comenzará hoy funciones en
el Auditorio Nacional
El ballet debe verse como arte, no comercialmente:
Alexei Ratmansky
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
El ballet es un negocio, reconoce Alexei Ratmansky. "Pero
antes de lo comercial, debe verse como arte, porque por medio de él
los coreógrafos y bailarines expresamos algo que no puede hacerse
con palabras y el público se da cuenta de inmediato que existe algo
especial", dice a La Jornada el director artístico del Ballet
Bolshoi.
Esta es la primera ocasión en 20 años en
la que el Ballet Bolshoi actúa en un escenario mexicano con un atractivo
más: la presencia de la Orquesta del Teatro Bolshoi. La temporada
del ballet, en la que presentarán Giselle y Raymonda,
se amplió al 18 y 19 de octubre.
Para
sus presentaciones en México trae a 107 de sus 220 integrantes,
67 músicos, y más de 500 piezas de vestuario transportadas
en tres contenedores. Cada año el Ballet Bolshoi realiza 500 funciones,
mientras en el extranjero el número de espectáculos es de
120.
La combinación de música y movimiento "es
algo que toca profundamente al espectador y es algo que vale la pena por
ser muy sensitivo", añade Ratmansky, nombrado director artístico
de la compañía en enero pasado.
Ratmansky recuerda: "Comencé a estudiar ballet
-recuerda- a los 10 años.No sabía lo que era el ballet, sólo
quería bailar", por lo que al graduarse de la Escuela de Ballet
de Moscú tuvo a su cargo los papeles principales de coreografías,
como La bella durmiente, El lago de los cisnes, Giselle,
La fille mal gardée, en numerosas compañías
de todo el mundo. Como coreógrafo es autor de unas 20 obras.
"El ballet de Rusia ha sido muy importante para el ballet
occidental, con la inmigración muchos maestros, artistas y bailarines
salieron del país e iniciaron compañías en Estados
Unidos, Inglaterra y Francia; después el ballet ruso recibió
muchas influencias del extranjero, así que la escuela rusa es una
mezcla de los ballets de diferentes tradiciones, pero mantenemos la tradición
clásica. Tal vez no evolucionamos muy rápido, pero las cosas
están mejorando."
Lo cierto, añade, es que el ballet clásico
no es un lenguaje para los nuevos creadores "es más como un estilo
de museo, pero no creo que el ballet clásico vaya a morir. Para
los bailarines no siempre es fácil adaptarse a las nuevas coreografías,
pero eso es algo que sucedió cuando comenzamos a trabajar con las
piezas de George Balanchine por las diferentes velocidades y técnicas
que se manejan; además en la escuela de Moscú no aprendemos
ballet moderno lo que dificulta un poco las cosas".
Como director artístico, agrega: "Mi principal
preocupación es dar a los bailarines las partes que pueden mostrar
mejor su talento y utilizar todos esos talentos; si bien ahora ya no se
escuchan nombres en singular, como Ana Pavlova o Rudolph Nureyev, por ejemplo,
eso no representa que los nuevos bailarines sean menos talentosos.
"Ahora hay un nivel más elevado y es difícil
encontrar estos grandes nombres, pero puedo mencionar a unos 20 grandes
bailarines y aunque ninguno de ellos está hasta al principio de
la lista no significa que sea algo trágico, es sólo diferente"
a lo que ocurría hace unas décadas.
El Ballet Bolshoi presentará Giselle el
13, 14, 15 y 18 de octubre, y Raymonda el 16, 17 y 19 en el Auditorio
Nacional. Mayores informes: www.auditorio.com.mx
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