México D.F. Viernes 15 de octubre de 2004
Elecciones en Estados Unidos
Malestar por la ausencia del embajador estadunidense
en festejos de la hispanidad
Se agudizan los "desencuentros diplomáticos"
entre España y EU
George Argyros responde que su ausencia se debió
a un agravio sufrido el año pasado
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 14 de octubre. Las relaciones bilaterales
entre España y Estados Unidos sufrieron un desencuentro esta semana
ante la ausencia del embajador estadunidense George Argyros en los actos
oficiales de la fiesta nacional española del 12 de octubre, aunado
a una serie de incidentes anteriores, por lo que hoy atraviesan por su
peor momento de la historia reciente.
Este
último episodio, que desató tensiones diplomáticas
sin precedente con el cruce de declaraciones, gestos y actitudes cada vez
más subidos de tono, llevó al ministro español de
Relaciones Exteriores, Miguel Angel Moratinos, a expresarle por teléfono
su "malestar" al secretario de Estado, Colin Powell, de acuerdo con medios
de prensa locales.
Aunque el Departamento de Estado confirmó la llamada
de Moratinos pero no si hablaron de la "ausencia" de Argyros, el vocero
Richard Boucher señaló que es el embajador en Madrid quien
debe dar "explicaciones". Dijo estar al tanto de los comentarios al respecto,
pero "le dejo al embajador explicar por qué no pudo presenciar"
los actos oficiales por el festejo de la hispanidad.
Previamente la embajada estadunidense había justificado
que George Argyros "tuvo la intención" de acudir a la recepción
por la fiesta nacional en el Palacio Nacional, pero que no había
podido hacerlo debido a "problemas logísticos que le impidieron
regresar a Madrid en avión".
Pero esta "ofensa" del embajador estadunidense en España
a las más altas instituciones de este país, al no asistir
al desfile militar del 12 de octubre que cada año preside el rey
Juan Carlos, lo justificó más tarde el propio Argyros como
respuesta a un supuesto agravio cometido el año pasado por el entonces
líder de la oposición y hoy Ejecutivo español, el
socialista José Luis Rodríguez Zapatero, quien en la misma
ceremonia de entonces no se puso de pie al paso de la bandera de Estados
Unidos.
Reconoció que "no tenía intención
de asistir al desfile por muchas razones, principalmente porque el año
pasado el ahora presidente Zapatero no se puso de pie cuando pasó
la bandera estadunidense delante". Al tiempo que se refirió a la
ausencia de su país en el desfile de este año, al reconocer
que "España tiene todo el derecho de invitar a quien quiera a su
desfile".
En otras declaraciones el embajador estadunidense dijo
que hoy mismo almorzó con los reyes y Moratinos, además de
mantener una conversación telefónica con el ministro de Defensa,
José Bono. "Creo que España y Estados Unidos, aunque no estemos
de acuerdo en todos los temas, tenemos mucho en común y debemos
seguir colaborando", afirmó.
El
inesperado triunfo electoral de Rodríguez Zapatero en los comicios
del pasado 14 de marzo, para convertirse en el nuevo gobernante, provocó
un viraje radical en la política exterior en relación a su
antecesor José María Aznar, quien apoyó sin matices
los criterios del gobierno de George W. Bush en la guerra de ocupación
de Irak y su política de "guerras preventivas".
Aunque ninguna de las partes lo reconoce, el origen de
las hostilidades se podría remontar a la primera medida adoptada
por Rodríguez Zapatero a su llegada al poder: retirar a los efectivos
militares españoles desplegados en Irak bajo el argumento de que
esa guerra era "ilegal, injusta y desproporcionada", al tiempo que reclamó
a Bush y a su principal aliado bélico, el primer ministro británico
Tony Blair, que respetaran la "legalidad internacional".
A la cuenta se suma el discurso que el propio Zapatero
desarrolló en la última sesión del Consejo de Seguridad
de la ONU, donde criticó públicamente la política
de guerras preventivas y defendió el multilateralismo y el diálogo
entre las civilizaciones para dirimir los conflictos internacionales.
La tensión entre ambos países se intensificó
con sucesivas declaraciones de funcionarios del gobierno estadunidense,
que atribuyeron la derrota electoral del derechista Partido Popular (PP)
de Aznar al "miedo" de la sociedad española a raíz de los
atentados del 11 de marzo en Madrid, al considerar que fue "un triunfo
de los terroristas".
Esta interpretación ofendió al gobierno
de Rodríguez Zapatero, que incluso llegó a exigir a la Casa
Blanca una rectificación oficial que, por cierto, nunca recibió.
Así, en las filas socialistas españolas no se oculta el deseo
de que el próximo 2 de noviembre sea elegido el demócrata
John Kerry en detrimento de Bush.
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