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México D.F. Viernes 22 de octubre de 2004
Especialistas proponen impulsar educación de calidad
Apostar a maquiladoras como motor de desarrollo, vía al fracaso
LAURA POY SOLANO
La consolidación de la industria maquiladora en entidades no fronterizas al amparo del Plan Puebla-Panamá (PPP), si bien representa la creación de miles de fuentes de empleo, no asegura trabajo de calidad, ya que sólo busca utilizar mano de obra capacitada pero mal pagada, sin acceso a educación ni posibilidad de construir un desarrollo económico y social sólido, aseguraron investigadoras y especialistas de diversas universidades, quienes alertaron sobre el riesgo de apostar "al desarrollo de las maquiladoras como único motor del avance regional".
Reunidas en el noveno Encuentro Nacional sobre Desarrollo Regional en México, convocado por la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Asociación Mexicana de Ciencias para el Desarrollo Regional, afirmaron que, "más que una fuga de maquiladoras hacia China o India, los empresarios buscan nuevas condiciones de producción como mano de obra especializada, pero con bajos salarios, vías de comunicación más modernas que posibiliten la instalación de plantas en zonas no fronterizas y más incentivos fiscales que fortalezcan la inversión".
En un debate sobre el papel de la industria maquiladora en la dinámica regional y su impacto en la fuerza de trabajo femenina, Marie France Labrecque, investigadora del departamento de Antropología de la Universidad Laval de Québec, Canadá, afirmó que la aplicación del PPP y la instalación de nuevas maquiladoras representa la continuidad de un modelo neoliberal "que no respeta la integridad y los derechos de las personas ni un uso sustentable del medio ambiente. Mucho menos los derechos laborales de los trabajadores, quienes reciben sueldos muy bajos, ya que para generar un ingreso extra es necesario cubrir largos jornadas de más de 14 horas diarias".
La instalación de empresas maquiladoras en zonas con población indígena, agregó, se apoya en un proceso generacional, étnico y de clase que alimenta una "división generacional entre padres e hijos y una ruptura con sus valores culturales", pues los jóvenes que acuden a trabajar a las maquilas, señaló, "se sienten más cómodos que en el campo".
Estela Suárez-Aguilar, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, aseguró que sin la construcción de nuevas "utopías" en las que se incluya una "educación de calidad que beneficie a toda la población y se cubran las necesidades básicas de la población en materia de salud y vivienda", las condiciones de vida de la mayoría de los trabajadores, incluyendo quienes laboran en maquilas, "no mejorara ni constituirá un impulso para un desarrollo equitativo y justo".
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