México D.F. Viernes 22 de octubre de 2004
La muestra sobre ese personaje en la Alhóndiga
es una de las más visitadas del FIC
Después de medio siglo, la historia del Fakir
Harry vuelve a consternar
ANGEL VARGAS ENVIADO
Guanajuato, Gto., 21 de octubre. La ciudad está
consternada: un hombre pretende mantenerse crucificado a la vista pública
durante 100 días en protesta contra la guerra.
¿Sacrilegio, excentricidad, pacifismo extremo,
fraude? Las opiniones son contrapuestas. Pocos son los que permanecen al
margen de la acción emprendida por el Fakir Harry.
Es el México de los años 40 del siglo XX,
en plena Segunda Guerra Mundial, y de aquella rara historia dan testimonio
los periódicos; en particular La Prensa es el que más
espacio le dedica, con notas, reportajes, fotografías y caricaturas.
No obstante la expectación generada en la época,
el paso de los años terminó por deslavar hasta prácticamente
borrar de la memoria colectiva tan estrambótico suceso, el cual
fue punto de inspiración para algunos escritores y cineastas, entre
ellos José de la Colina y Luis Alcoriza, que se inspiraron en él
para realizar el guión del capítulo Esperanza del filme Fe,
esperanza y caridad, llevada a la pantalla en 1972.
A
más de medio siglo, el trágico caso del hindú Harry
Wieckede vuelve a sorprender y consternar a chicos y grandes gracias a
la exposición El suplicio del fakir, un caso insólito
de los años en México, creada ex profeso para
la versión 32 del Festival Internacional Cervantino (FIC), montada
en el Museo de la Alhóndiga y una de las más visitadas.
Se trata de una reconstrucción basada en documentos
y fotografías periodísticos, aderezada con elementos visuales
y sonoros que buscan situar cronológica y ambientalmente al espectador
en los últimos días de un extravagante hombre, llegado al
país en 1937 y que se desempeñó como actor y stuntman,
además de sorprender con varios actos de faquirismo en ferias y
teatros, como el de clavarse agujas en el cuerpo o prenderse fuego.
La investigación y la curaduría estuvieron
a cargo de Horacio Muñoz, quien se topó con el caso de manera
fortuita, al encontrar en un periódico de aquellos años un
dibujo de Abel Quezada que refería el dramático acto de tan
singular personaje.
Halo de santidad
La muestra prosigue una vertiente implementada hace un
par de versiones del festival: presentar exhibiciones de tipo documental
basadas en el rescate de archivos. Ha sido precedida por Manuel Ramos:
fotógrafo guadalupano y Ezequiel Carrasco: fotorreportero,
observador de astros y camarógrafo de estrellas.
Imágenes en blanco y negro de periódico,
noticias sobre el enfrentamiento bélico en Europa, propaganda comercial,
anuncios de feria del niño-araña y el niño-serpiente
que se quedaron así por desobedecer a sus padres, fragmentos de
películas y, por fin, aparece el Fakir Harry, con su vistosa
vestimenta, clavado de pies y manos, representación hecha con un
maniquí.
Cuenta Muñoz que Wieckede emprendió su dramática
acción el jueves 26 de agosto de 1943, patrocinado por un empresario
que invirtió 20 mil pesos de la época, cantidad que pretendía
recuperar mediante el cobro del acceso para presenciar en vivo el acto
en el Palacio Hindú.
El públicó se agolpó desde el primer
día en dicho inmueble, ubicado en San Juan de Letrán 5, en
el Centro Histórico de la ciudad de México. Algunos incrédulos,
otros indignados, hubo hasta quienes vieron en el fakir un halo de santidad
y asistían para pedirle milagros.
Pasaron los días y el estado físico del
faquir fue mermando, hasta que el vigésimo primero, el 16 de septiembre,
un doctor ordenó desclavarlo y fue llevado a un hospital.
''Al ser internado le diagnosticaron principios de congestión
pulmonar y complicaciones cardiacas. Tras permanecer cinco días
bajo estricta vigilancia médica, alrededor de las 4 de la tarde
del martes 21 (de septiembre), el doctor Merino decidió darlo de
alta."
Wieckede fue sacado del hospital y llevado a un hotel
en el centro de la ciudad. Por su propio pie subió hasta el tercer
piso y al llegar a umbral de su habitación desfalleció y
minutos más tarde había muerto.
Fue sepultado al día siguiente en el panteón
Jardín. ''El certificado de defunción indicó que se
trató de muerte natural, pero la jefatura de policía giró
una orden para que la Procuraduría del DF iniciara una investigación
sobre su muerte. De acuerdo con los resultados de la autopsia el deceso
del faquir se debió a una embolia en la vena cava, y no a las heridas
de los clavos ni a causa de negligencia médica".
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