México D.F. Sábado 23 de octubre de 2004
Será una buena costumbre de Tabasco, dice el gobernador
Antonio Canales inauguró el segundo Festival Cultural Ceiba
MARIANA NORANDI
Villahermosa, Tab. Este jueves comenzó la segunda edición del Festival Cultural Ceiba de Tabasco que se lleva a cabo en la ciudad de Villahermosa y que concluirá el próximo 31 de octubre. El Festival está organizado por la Secretaría de Cultura del estado y en el plano artístico está dirigido por la actriz Pilar Pellicer, sobrina del célebre poeta tabasqueño Carlos Pellicer.
Bajo el lema El Festival crece, este año el certamen ofrece más actividades que el anterior. Según afirmó el gobernador del estado, Manuel Andrade Díaz, "estamos trabajando para que el festival se convierta en una buena costumbre de Tabasco, que nos permita conocer un poco de lo mucho que se está haciendo fuera del estado y, sobre todo, traer muestras de expresiones culturales importantes que ayuden a fomentar el cariño y el aprecio por las bellas artes. El año pasado sólo tuvimos un espectáculo internacional, este año traemos ocho. En la primera edición tuvimos 25 mil asistentes, ahora esperamos tener más de 50 mil".
En su primera jornada, este encuentro contó con una participación importante de espectadores y tuvo como evento inaugural la proyección del documental Tabasco: entre el agua y el fuego, dirigido por el historiador Carlos Martínez Assad, una recopilación de documentos cinematográficos extraídos de la Filmoteca de la UNAM y que muestran la vida política, social, económica y cultural del estado de Tabasco de 1922 a 1975.
Destacan las imágenes tomadas durante los dos sexenios gubernamentales de Tomás Garrido Canabal y que muestran las ligas de resistencia garridistas, los movimientos sociales encabezados por los Camisas Rojas, el sistema educativo escolar racionalista y la política anticlerical diseñada por el gobierno de Garrido. Estas imágenes fueron filmadas con fines propagandísticos entre los años 1926 y 1934 y, pese a que a veces pecan de poca objetividad en su visión contextual, la riqueza histórica de este material fílmico es invaluable.
El perfil más flamenco de Antonio Canales
El programa de espectáculos comenzó en el teatro Esperanza Iris con la compañía de danza flamenca de Antonio Canales (Sevilla, 1961). En esta ocasión el bailaor no trajo su más reciente coreografía llamada Carmen, Carmela, estrenada en mayo pasado en Cantabria, donde revisa el mito de Merimé, popularizado por la ópera de Bizet. En Tabasco presentó un espectáculo denominado Bailaor, estrenado en la Bienal de Sevilla en 2000, en el que arrincona la faceta extrovertida y arriesgada que le ha caracterizado, para mostrar su perfil más flamenco, puro e intimista, rencontrandose con las raíces más profundas del arte andaluz y desnuda de manera desgarradora los entretejidos de su alma.
Acompañado de tres guitarristas -Paco Iglesias, Santiago Aguilar y Daniel Méndez-, dos cantaores -Rafael de Utrera y David Sánchez Medina El Gallo-, un cajón peruano -Héctor Aguilar- y dos bailaoras -Adela Campayo y Mercedes Winy Amaya, sobrina de la bailaora Carmen Amaya-, el espectáculo se presenta con un fondo escenográfico negro y vestuario sobrio, sin más parafernalia que la música y el baile.
En esta coreografía, de casi 90 minutos, Canales resume sus numerosas y fecundas experiencias de más de 20 años de carrera, despojándose de cualquier otro estilo de danza contemporánea que no sea el flamenco.
Muy a su par, queda el trabajo de Winy Amaya. Esta bailaora, que comenzó su trayectoria en los años 80, ha ido desarrollando un flamenco apegado a sus raíces pero nada acartonado. Esta artista es un derroche de temperamento que igual baila el cajón o la guitarra que el silencio. Hija de la bailaora Antonia Amaya y del cantaor Chiquito de Triana, es una buscadora constante e incansable de los enigmas y dimensiones expresivas del flamenco.
Al finalizar el espectáculo, Canales se mostró tan contento con su actuación que hizo algo que pocas veces suele hacer: dirigió unas palabras al público: "lo mío no es hablar, sino bailar, pero quería decirles que llevo desde los años 80 viniendo a México, había tenido el premio como Mejor Bailarín Internacional de la Ciudad de México y tenía muchas ganas de venir a Tabasco. En este segundo festival hemos intentado poner todo nuestro corazón para que dure mucho. Así que muchas gracias al pueblo de Tabasco". El público se puso de pie y lo despidió con un efusivo aplauso.
Antonio Canales se ha convertido en un bailaor con un estilo consolidado, tal vez no tenga la rapidez y agilidad de Farruquito, ni el esplendor de Joaquín Cortés, pero posee un temple y una personalidad en el escenario que imponen, tanto por su fuerza expresiva como por la profundidad emotiva que desprende. Su intensa trayectoria lo colocan en las páginas imprescindibles de la historia del flamenco, posicionándolo como parte de toda esa generación de bailaores contemporáneos que han renovado este arte y, sobre todo, lo han impulsado a nivel internacional.
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