México D.F. Sábado 30 de octubre de 2004
La inconformidad por las recientes restricciones
hacia Cuba podría restar votos a Bush
Florida vuelve a ser "clave" en la elección
presidencial estadunidense
Las encuestas mantienen el empate en el estado Siguen
los vicios electorales de 2000
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 29 de octubre. El candidato
presidencial demócrata John Kerry viajó hoy a Florida y este
fin de semana su contrincante republicano George W. Bush regresará
a ese estado para tratar de obtener el apoyo de los votantes que podrían
decidir, repitiendo su hazaña de hace cuatro años, el próximo
presidente de Estados Unidos (aún no se sabe si por votos o por
decisiones judiciales).
Pero
no todo sigue igual en el "estado soleado". Según los expertos,
los dos candidatos también enfrentan dramáticos cambios demográficos
en Florida, particularmente entre la población latina. "Los hispanos
serán un factor clave en Florida, aún más que en la
última elección", afirmó Joe García, consejero
ejecutivo del New Democratic Network. "Esperamos que su participación
se incrementará en proporción del electorado estatal, de
10 por ciento hace cuatro años, a un 14 por ciento", dijo en entrevista
con La Jornada.
Demócratas y republicanos también han preparado
movilizaciones de sus bases en importantes partes del estado advirtiendo
que podrían repetirse los "juegos sucios" de hace cuatro años
para distorsionar el resultado. El jueves, el cineasta Michael Moore apareció
en el condado de Broward, Florida, para llamar la atención sobre
las boletas extraviadas que debieron ser distribuidas en esa zona demócrata.
Florida es uno de los pocos estados aún "indecisos"
(no hay una tendencia definida del voto para cualquiera de los candidatos,
más bien empate) que quedan en el país. Ambos partidos entienden
que, dada la estructura del sistema electoral presidencial, el resultado
del voto para presidente ya está determinado en casi 40 de los estados
donde uno u otro candidato ya tienen un margen significativo de ventaja
como para garantizar su triunfo.
Por ejemplo, las dos campañas reconocen que Bush
triunfará en Texas, su estado, y otras entidades sureñas,
mientras que Kerry obtendrá la mayoría de los votos en California,
Nueva York y gran parte de Nueva Inglaterra.
Se complica el pronóstico
Así, la elección presidencial será
determinada por el resto de los estados donde no se puede pronosticar el
resultado, algo aún más complicado, ya que se espera una
mayor participación en las urnas.
Dentro de este esquema, Florida es uno de los grandes
premios porque es el cuarto estado más grande del país en
población y por lo tanto tiene el mayor peso de los estados indecisos
en esta elección. En los complicados cálculos de cada partido,
es posible que sus candidatos logren la elección presidencial sin
ganar Florida, pero el ganador ahí tendrá una enorme ventaja.
Como resultado, ambos candidatos han invertido un enorme
capital financiero y político para ganar el estado. Los dos han
desplegado ejércitos de voluntarios y abogados para la elección
en Florida. El ex presidente Bill Clinton pasó por ahí esta
semana para promover el voto en favor de Kerry, e hizo lo mismo el ex vicepresidente
Al Gore.
Por su parte, Bush tiene la gran ventaja de que el gobernador,
Jeb, es su hermano y que todo el aparato electoral está manejado
por su partido. Además, el candidato republicano de Florida para
el Senado es un cubanoamericano ex integrante del gabinete de Bush (Mel
Martínez), y claro, el gran bastión latino de los republicanos
en el país está concentrado allí; la comunidad cubanoamericana.
Pero a cuatro días de la elección, un promedio
de los resultados de las numerosas encuestas del voto presidencial en Florida
sólo confirman un empate técnico. Serán factores relativamente
menores los que determinarán el resultado, y aquí es donde
importan los cambios demográficos y los nuevos elementos en la política
local.
Uno de los factores que podrían modificar la dinámica
en Florida comparado con hace cuatro años es el cambio de la comunidad
cubanoamericana. Joe García, del New Democratic Network explicó
que "la percepción de muchos cubanos aquí sobre Bush es de
muchas promesas y pocos hechos en torno a Cuba".
A principios de este año Bush buscó consolidar
y movilizar a su fiel base cubana al implementar nuevas y severas restricciones
a los viajes a Cuba, envío de remesas y otras medidas.
Aunque García, simpatizante de Kerry, acepta que
la mayoría de los cubanos votará por Bush, señaló
que las medidas del presidente provocaron una división. "Para los
moderados (en esa comunidad), las nuevas medidas podrían resultar
ser una movida tipo Pete Wilson (el gobernador de California que promulgó
la anti inmigrante propuesta 187 sólo para ser derrotado en su relección).
La percepción es que Bush hace política para sus propios
propósitos, y no como parte de un compromiso real hacia Cuba". Y
concluyó que "para los cubanoamericanos, los políticos pueden
hacer todo menos afectar a sus madres", señalando que las nuevas
medidas implican que la comunidad cubana ya no puede ver a sus familiares
sino una vez cada tres años.
Por lo tanto, señaló García, "donde
Bush ganó 82 por ciento del voto cubanoamericano en 2000, debido
a la insatisfacción con las nuevas medidas, "podría perder
un porcentaje significativo de hasta entre 2 y 3 por ciento de voto cubano;
algo que representa mucho más de los 537 votos que con los que ganó
el estado la última vez".
Además de los cubanos hay otros factores en Florida
que podrían afectar los resultados esta vez. En una elección
tan cerrada, los demócratas también están cortejando
al creciente voto puertorriqueño (según algunos analistas,
esa comunidad es más grande que la cubana en Florida, aunque aún
no expresa su presencia en las elecciones).
Además, demócratas y republlicanos están
buscando obtener el voto judío. Esta semana el vicepresidente Dick
Cheney viajó por la parte central de Florida recordando a los votantes
que Bush ya había aprobado más de 13 mil millones en asistencia
económica para las víctimas de los recientes huracanes. Kerry
y Bush, a veces hablando una cuantas frases en español (también
en sus anuncios por televisión), yiddish y hasta francés
(para la comunidad haitiana en Miami) hacen todo para buscar ese pequeño
margen de voto que podría decidir sus futuros.
Pero la población latina del estado sigue siendo
clave. "En Florida se han empadronado como nuevos votantes unos 65 mil
hispanos, 40 por ciento de ellos demócratas, y 30 por ciento republicanos",
informó García.
Y García está convencido de que este voto
latino finalmente ayudará a Kerry a ganar el estado. El líder
del New Democratic Network, instancia centrista dentro del Partido Demócrata
que busca canalizar la creciente participación política latina,
dijo que "la elección está muy cerrada pero hay indicios
de que, en parte por el voto latino, Kerry ganará Florida".
Con todo, un factor no ha cambiado en Florida comparado
con hace cuatro años: la infraestructura del sistema electoral todavía
no puede garantizar que cada voto será contado, por un lado, y las
maniobras de fraude, manipulación del padrón, supresión
del voto y otras medidas que viciaron el proceso en 2000 -a tal punto que
nadie sabe aún quién ganó realmente esa elección-
continúan provocando dudas sobre la integridad del proceso. O sea,
Florida podría ser la tierra del puro dejá vu.
Para algunos mexicanos que observen el proceso, les provocará
nostalgia de cómo eran antes las cosas en el Tercer Mundo.
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