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México D.F. Sábado 30 de octubre de 2004
El gobernador morelense cuenta, sin embargo,
con el respaldo del gobierno federal y el CEN
Estrada Cajigal, "un error en la historia de AN": viejos
panistas
El mandatario aún confía en que la SCJN
conceda una resolución en su favor para evitar el desafuero
CIRO PEREZ SILVA Y LA JORNADA MORELOS ENVIADO
Cuernavaca, Mor., 29 de octubre. En menos de una
semana Sergio Estrada Cajigal empezó a perder la sonrisa y los desplantes
que lo acompañaron como gobernador de Morelos en los primeros 48
meses de su mandato.
Y es que hoy, aun cuando confía en que la Suprema
Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le conceda la suspensión
definitiva, y con ello evada el virtual desafuero al que lo condenó
el Congreso local, Estrada Cajigal sabe que en este periodo dilapidó,
en medio de la ignorancia y la frivolidad, buena parte del capital político
que acumuló su partido en los pasados siete años.
Amante de los autos de lujo, de la fiesta, la ropa de
diseñador y de las mujeres, sin la mínima formación
política y un marcado culto a la personalidad, que lo acercan más
a la farándula que al servicio público, Estrada Cajigal logró,
en apenas cuatro años de gobierno, acumular un vasto expediente
que da cuenta de homicidios, represión, abandono de funciones e
indicios de vinculación con el narcotráfico, que contrastan
con el creciente desempleo, la inseguridad y la falta de inversión
pública en la entidad.
Desconocido
como gobernador por el Congreso local el domingo 24 de octubre y repudiado
por sus propios compañeros de partido, quienes en privado reconocen
que Estrada Cajigal es "un accidente, un error" en la historia del PAN
y de Morelos, el aún mandatario cuenta, sin embargo, con el apoyo
del gobierno federal y un panismo dispuesto "a tragarse los sapos que haga
falta", antes que dejarle el paso libre a priístas y perredistas,
que ven en el desgaste blanquiazul la posibilidad de reposicionarse
en el proceso electoral de 2006.
Para evitar que esta nueva crisis política se acompañe
de la movilización social, en tanto que la SCJN determina la procedencia
de un recurso de controversia constitucional que interpuso el gobierno
del estado contra la resolución del Congreso local, y que le garantiza
a Estrada Cajigal la permanencia en el cargo hasta el momento, su gobierno
volcó en días recientes millones de pesos en prensa escrita,
radio y televisión locales para publicitar su defensa y acusar al
Congreso de actuar en su contra por consigna.
A una semana de haberse aprobado en la Cámara de
Diputados de Morelos la procedencia del juicio político iniciado
por un grupo de abogados contra Estrada Cajigal y, por tanto, su remoción
del cargo, la apuesta del PAN es desactivar, por medio de la propaganda,
cualquier intento de movilización social, con la certeza de que
la SCJN fallará en favor del gobernador en un plazo que va de 90
a 150 días, frente a una oposición paralizada que confía
en que el resolutivo de la SCJN les dé, "en cuestión de días",
la razón.
"Si alguna vez el gobernador estuvo a milímetros
de dejar el cargo", revela el panismo más rancio de Morelos, "fue
durante la segunda quincena de abril", casi dos semanas después
de la tarde del 6 de abril, cuando efectivos de la Agencia Federal de Investigación
(AFI) detuvieron en las instalaciones de la Subprocuraduría de Investigación
Especializada en Delincuencia Organizada de la Procuraduría General
de la República en la ciudad de México, a José Agustín
Montiel López, coordinador de la Policía Ministerial de la
entidad, acusado de proteger a bandas de delincuencia organizada vinculadas
con el narcotráfico.
En ese momento, aseguran, "la presión vino de todas
partes, del centro, de la Secretaría de Gobernación, del
mismo panismo morelense", y Estrada Cajigal "ofreció inclusive presentar
su renuncia".
La tarde del viernes 16 de abril, relatan, tuvo lugar
una reunión privada en Casa Morelos, con la presencia de enviados
del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN y de todos los niveles
del gobierno federal; "se cerraron filas, se midieron costos y beneficios,
y se decidió mantener al gobernador, a pesar de todo".
Días después de esta reunión renunciaron
sus más cercanos colaboradores, y los espacios fueron cubiertos
por el diputado local panista Jesús Giles Sánchez, en la
Secretaría de Gobierno, y el abogado Hugo Manuel Bello Ocampo, quien
formó parte de la terna enviada al Congreso local para encabezar
la Procuraduría General de Justicia del Estado, cuya identificación
es más con el PRI que con el PAN, lo que se consideró un
revés al mandatario.
La historia política de Estrada Cajigal contrasta,
por su brevedad, con la infinita recopilación de incidentes en el
ejercicio de gobierno que lo retrata, en el mejor de los casos, como un
mandatario vacío, inculto, sin una "vertebración" ideológica,
ajeno a los principios partidistas, afecto al elogio fácil e intolerante
frente a la crítica más sutil.
Nieto de Vicente Estrada Cajigal, primer gobernador de
Morelos luego de la Revolución, e hijo del ex presidente municipal
por el PRI, Sergio Estrada Cajigal, el ahora gobernador del mismo nombre,
se acercó al PAN hace apenas ocho años, justo cuando la dirigencia
nacional se daba a la tarea de encontrar al candidato que los abanderaría
en la elección para presidente municipal.
No fue la primera, ni la segunda, tercera, cuarta o quinta
opción del panismo. "No nos quedó otra, luego de que prominentes
empresarios e intelectuales rechazaron la propuesta que una y otra vez
les hizo el entonces presidente nacional Felipe Calderón Hinojosa",
admiten los panistas, al tiempo que recuerdan cómo el joven Estrada
Cajigal, intentaba sumarse a la mesa en la que se debatía el futuro
del PAN en la entidad.
Beneficiario entonces del desprestigio del PRI, encabezado
por el gobernador Jorge Carrillo Olea, y los señalamientos en su
contra, por su presunta responsabilidad en la protección de funcionarios
de su gobierno vinculados con bandas de secuestradores, así como
por las fracturas al interior del tricolor y la lucha por el control
político que enfrentó a los ex gobernadores Lauro Ortega
y Antonio Riva Palacio, Estrada Cajigal pasó de ser propietario
de un taller mecánico y de hacer negocios con los centros de verificación
vehicular, a la presidencia municipal de Cuernavaca, con una diferencia
de apenas 400 votos.
La fortuna que tuvo en ese momento lo acompañó
en los tres años de su gestión. Por cambios en el Presupuesto
de Egresos de 2000, el municipio de Cuernavaca pasó de ejercer 40
millones de pesos anuales a 400, recursos que Estrada Cajigal destinó
principalmente a la pavimentación de las calles de una ciudad que
se conocía ya como Cuernabaches, por el estado en que se
encontraban las vías, y también destinó recursos para
la construcción del puente Cuernavaca 2000, logrando con ello una
gran aceptación social, que se tradujo en 2003 en un nuevo triunfo
electoral que lo condujo al gobierno del estado y que, paradójicamente,
profundizó su distanciamiento con el partido que lo postuló.
En esa contienda se enfrentó al priísta
y doctor en derecho Juan Salgado Brito, actual presidente del Congreso
local, poder que dio entrada a la demanda de juicio político contra
el mandatario.
"Desde el inicio de su gestión, Estrada Cajigal
empezó a meterle fierros a la lumbre", coinciden sus compañeros
de partido al referirse a la conformación de su gabinete, del que
quedaron excluidos los panistas. "Su gabinetazo lo integró
con aduladores sin la menor experiencia en la administración pública",
acusan los viejos panistas que integran la Sagrada Familia en Morelos.
Esos colaboradores van desde un asesor cuyo medio de subsistencia
consiste en la explotación de hot lines, desde cuyos auriculares
decenas de voces femeninas hablan de sexo; un secretario de Gobierno que,
como él, pasó del taller mecánico a la administración
pública sin la menor preparación, hasta policías y
subprocuradores acusados en otros estados por prácticas de tortura
y protección al crimen organizado.
"Lo peor de todo es que a pesar de conocer sus antecedentes
no sólo no los renunció del cargo, sino que los protegió,
cuidó y defendió, y es hora que no informa por qué
lo hizo. Nadie sabe aún que causas inconfesables están detrás
de esa omisión", afirma el priísta Juan Salgado Brito.
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