En San Cristóbal de las Casas, Chiapas De la costumbre a la búsqueda de autonomía --Xunka’ López Díaz, Juana López López, Maruch Santiz Gómez y Antonia Santiz Girón se formaron en el Archivo Fotográfico Indígena Gaspar Morquecho
Cuenta Xunka’ que se inició como fotógrafa en 1996 y un año después expuso por vez primera su trabajo, logrando un tercer lugar con sus imágenes. Xunka’ estudió la secundaria y fue alfabetizadora: “Yo enseñaba a leer, a escribir. Ahí fue donde Carlota me fue a visitar y me dijo que si quería sacar fotos y yo le dije que sí. No sabía sacar fotos y recibí cursos. Nos enseñaron la fotografía y el cuarto oscuro. De los primeros seis que empezamos seguimos dos con Juana. Al primero recibía dos pesos por foto y en 98 cuando ya trabajaba en el Archivo tenía una beca quincenal de 400 pesos. Ahora es de mil 500”. En el 2001 Xunka’ declaró a la prensa: “Las primeras fotos no salieron bien, porque salieron cortadas, sin cabeza, sin pies y negras. Todo fue muy chistoso. Las mujeres se rieron mucho porque no salió nada.” Esta mujer nació en Joltzemen y creció en San Cristóbal, pues sus padres fueron expulsados de Chamula cuando era muy pequeña. Ella es una tzotzil presbiteriana y se casó con un católico tzeltal. La religión no fue un impedimento: “En el 2002 me miró con amor y me empezó a preguntar si estaba casada. Al principio lo rechacé pero Emiliano es un buen hombre, amable y ayuda. Nos miramos, nos hablamos y quería ver como es su carácter.” Ahora la mujer tzotzil, chamula, usa el atuendo de la mujer tzeltal de Tenejapa: “Tienes que cambiar tu ropa me dijo mi marido” ¿Por qué? le pregunté y me dijo “por que me gusta mi ropa que tenemos”. --¿Por qué aceptaste
cambiar tu ropa?
Juana López es la tía de Xunka’. Ella es soltera, más reservada y a sus 33 años estudia primaria. Para la entrevista Juana quería que sus compañeros fotógrafos participaran pues, según ella, como mujer “no muy sabe hablar”. Esta mujer chamula nació en 1970 y se inició como fotógrafa en 1996: “Carlota nos visitó y nos preguntó si queríamos sacar foto, aprender cámara. Yo tenía miedo pero use la cámara y salió bien una foto que salió en exposición en la galería de la Plaza Real, pero nos falta mucho. De un rollo sale una o dos fotos buenas”, dijo. La obra fotográfica de Juana López se ha presentado en varias exposiciones de México y en el extranjero. Algunas de sus fotos se incluyen en el libro Camaristas y es la autora de Kichtik – Nuestro Chile, libro publicado en el 2002. En esta obra Juana nos muestra, sobre textiles, la variedad de chiles que se producen y consumen en Los Altos de Chiapas. En los textos Juana cuenta: “Empecé con las fotos de los chiles en 1998 [...] Me interesó tomar fotos de chiles porque quería expresar la historia de los chiles y que los chiles tienen diferentes sabores. [...] Puse los chiles encima de los rebozos porque quise ver la variedad y contraste de colores.” Cuenta Maruch que como escritora “no muy” le gustaba escribir los cuentos y que como actriz participó en El haragán y el zopilote, ella era la mujer del haragán y también actuó en Dinastía de Jaguares y en De todo para todos: “donde la gente se ayuda y aprendía a defenderse” dijo. En Creencias (1998) las fotografías nos hablan precisamente de las creencias que prevalecen en tierra Chamula, por ejemplo: Si una persona ronca al dormir se le da un golpe en la nariz con el guarache o se le introduce una cola de lagartija en una fosa nasal y santo remedio. Como sus compañeras, Maruch pasó del uso de la cámara desechable, a la automática y a la profesional. Ahora se han iniciado en la digital y la digitalización de imágenes y lo muestra: Maruch tomó mi cámara, hizo varias fotos, las revisó y las comentó con sus compañeras. Tampoco la Internet le es ajena. Para estas fotógrafas indígenas “lo más duro” ha sido el “trabajo para aprender con diferentes cámaras” y el lenguaje fotográfico. Ellas han dejado atrás la creencia que con la foto se “afecta el Ch’ulel (espíritu) y que la gente se puede enfermar”, “que se va el espíritu de la persona”. Para ellas “la costumbre encierra al indígena” y es “el miedo” lo que realmente los “puede afectar”. Sin embargo, cuando van a hacer una foto piden permiso a la gente y evitan interferir en las celebraciones. Las fotógrafas también
sueñan: buscan “autonomía” e “independencia”.
Quieren hacer su “propio archivo indígena”, contar
con asesores, hacer sus publicaciones y un “lugar” para
la asociación de Fotógrafos Mayas - Lok’ ta mayach.
Quizás el Archivo Fotográfico Indígena ya no es
el mejor espacio para ellas. Una cosa es cierta: la apropiación
de los procesos -políticos, económicos, sociales y culturales-,
por las mujeres y hombres indígenas es una dinámica social
que está a la orden del día en Chiapas. |