Usted está aquí: jueves 8 de septiembre de 2005 Gastronomía ANTROBIOTICA

ANTROBIOTICA

Alonso Ruvalcaba

Nomenclatura alcohólica

CUANDO LOS INGLESES se toparon con la combinación de soda y whisky la llamaron, simplemente, whisky-and-soda; cuando llegó a Estados Unidos, un pueblo cuyo dialecto alcohólico es mucho más avispado y divertido, le pusieron high-ball (bola alta) nadie sabe bien por qué (probablemente por la altura del vaso, probablemente porque ball es también un trago de whisky y fire ball un chupe de brandy, probablemente por el juego de cartas homónimo). Aunque su nombre se refiere a los personajes de Life in London (1821), el tom-and-jerry es una suerte de ponche o rompope con whisky, huevos, jarabe y leche para las navidades gringas (to tom-and-jerry, por cierto, era un verbo: chupar mucho y echar desmadre; no es casualidad que el inventor de este trago -llamado ¡Jerry Thomas!- se lo apañara en plan sustantivo en 1862); el tomcollins, gin, soda, limón y azúcar, combina old Tom, es decir: ginebra, con Collins: bebida con hielos en vaso alto.

IGUAL VIENEN DE nombres propios la vieja margarita -tequila, limón, cointreau-, nacida hacia 1930; tristemente ignoramos (por ahora) si se trataba de una cantinera o de la señora que recibiría el chupe (una leyenda más o menos urbana habla de Marjorie King, bailarina alérgica casi a todo, pero no al tequila, que visitaba Rosarito, BC, en 1938); el martini, que en los estándares de hoy es, más o menos, 25 partes de ginebra por una de vermut más una aceituna, puede provenir de Martínez, California, o haber sido confeccionado por Martini di Arma di Taggia, bartender del Knickerbocker en Nueva York. Como dice Frederic Henry del martini en Farewell to arms (1929): "Nunca había probado algo tan fresco y limpio. Me hizo sentir civilizado".

ES PROBABLE QUE el gimlet reciba su nombre del doctor T.O. Gimlette, oficial de la marina real inglesa entre 1879 y 1917 que usaba la bebida como un tónico para sus reclutas. Raymond Chandler y el detective Philip Marlowe lo volvieron famoso -en los años 80 hubo inclusive una revista española alrededor de la cultura noire: cine, narrativa, etcétera, que adoptó el nombre de este coctel, cuya receta clásica está en The long good-bye, novela espesísima del 53: "A real Gimlet is half gin and half Rose's lime juice, and nothing else. It beats Martinis hollow": se lleva de calle a los martinis... Rob Roy (dos onzas de whisky escocés y media de vermut dulce) era el apodo de un pirata o freebooter de Escocia: Beto el Rojo.

EL NEGRONI HA sido ligado (laxamente, la verdad) al conde italiano Camillo Negroni, que supuestamente lo inventó en los años 30. Hemingway, a quien siempre hay que recurrir cuando se trate de chupes, lo resumió así en Al otro lado del río: "They were drinking negronis, a combination of two sweet vermouths and seltzer water".

EL GIBSON, GEMELO malvado del martini (en vez de aceituna trae una cebollita de cambray), nació, al parecer, gracias a Charles Dana Gibson, el dibujante creador de la cachonda Gibson girl de principios del siglo pasado, con sus largos vestidos y sus medias en la playa. El Manhattan (whisky, vermut y opcional amargo) y el Frisco (whisky, benedictine, limón) se disputan las costas de Estados Unidos; el Champs Elysées (coñac, chartreuse, amargo, jugo de limón) y el repulsivo París de noche (coñac y coca cola) se explican solos.

DAIQUIRI (RON, LIMON, azúcar) se llama un pueblo cubano que los gringos invadieron en 1898, mientras la cuba libre (ron, un poquito de gin, limón y coca) es muy anterior a la revolución cincuentera: nació en agosto de 1900. ¿Su aparición más memorable? El Padrino II, en la que el triste, tonto Fredo pregunta, sin darse cuenta de su raro vaticinio: "Anybody wants a Cuba libre?" justo la noche en que Batista renunciará a la silla...

UN CAIPIRA, EN Brasil, es un homem do mato, de convívio rústico e canhestro, es decir: un güey del campo, un silvestre; la caipirinha, su diminutivo, trae limón cortado y macerado, azúcar y cachaça. (Ojo: bajar el famoso bootleg The Caipirinha pause de REM, con un Michael Stipe en estupor alcohólico.) El nombre del mojito (mojo: salsa; también 'remojo') es interminablemente menos afortunado que su sabor, que mezcla azúcar, limón, ron, menta aplastada y agua con gas. Lo contrario sucede, en México, con un mote coctelero sensacional como medias de seda, cuyo resultado es empalagoso desde el papel (ginebra o tequila, crema blanca, leche evaporada, jarabe, canela en polvo y una cereza). Igualmente nos gusta adoptar nombres del mundo animal, como la cucaracha, que trae -ai nomás- brandy, tequila, vodka y licor de café, la lagartija (vodka, yerbabuena, jarabe, limón, agua mineral), la inveterada paloma (refresco de toronja y tequila) y su siguiente escalón: el perro salado (lo mismo, pero con limón y sal), el búfalo (tequila con refresco de tamarindo -Jarritos, exige el purista-) y el velocísimo colibrí: campari, anís y unas gotitas de amargo; del mineral, como la sólida piedra, que viene con tequila, anís y fernet, e inclusive del sobrenatural, como el vampiro, mezcolanza de tequila, sangrita y refresco de toronja...

Y YA, PAROLE de contar. "Con la música a tope -dice un poema español- preparaste/ una mezcla explosiva en coctelera/ mientras yo te quitaba, dulcemente,/ la ropa de cintura parra arriba." La verdad, en lo que perdemos el tiempo en esta página, tú y yo podríamos estar haciendo lo mismo.

[email protected] y http://antrobiotics.blogspot.com

 
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