Acuerdan sobre denominación y fabricación del vino
Cesa pleito entre vinicultores de Estados Unidos y Europa
Ampliar la imagen Desollando corderos en el mercado de San Juan, en la colonia Centro FOTO Fabrizio Le� Foto: Fabrizio Le�
San Francisco, 21 de septiembre. Los vinicultores de las regiones de la costa Pacífico estadunidense recibieron con euforia el acuerdo alcanzado entre Estados Unidos y la Unión Europea sobre la fabricación y denominación de origen del vino.
"Creo que es hora de que bajemos nuestras armas y cesemos de atizarnos mutuamente", dijo Richard Steltzner, dueño de una bodega en Napa Valley que lleva su nombre. "Hasta que veamos la letra pequeña (del acuerdo), creo que es un paso saludable."
El acuerdo, firmado el miércoles pasado en Washington, tras 20 días de negociaciones, busca poner fin a la preocupación de los europeos sobre las denominaciones y las técnicas de elaboración del vino en Estados Unidos, las cuales los europeos han condenado.
"El punto es que ambas partes crezcan y hagan lo correcto: tratar los procesos y lugares del otro con el respeto que queremos para nosotros", estimó Harry Peterson-Nedry, de la bodega Chehalem en Oregon.
Según los términos del acuerdo, el gobierno estadunidense propondrá al Congreso limitar la utilización en ese país de una serie de 17 apelativos, como Borgoña, Chablis, Champán, Chianti, Madeira, Oporto, Málaga y Jerez. Hasta el momento, esos nombres de vinos son considerados como términos semigenéricos en Estados Unidos.
La idea a largo plazo es prohibir la utilización de esas 17 denominaciones para los vinos producidos en Estados Unidos, indicaron fuentes europeas.
A cambio, la Unión Europea aceptó reconocer algunas técnicas de elaboración mal vistas en ese continente y aceptar que las bodegas estadunidenses utilicen, "bajo ciertas condiciones y por un periodo limitado", 14 expresiones tradicionales europeas, como château o classic.
Las bodegas adoptan técnicas dependiendo del clima y el terreno, y las variaciones respecto de los métodos del "viejo mundo" deberían ser aceptadas como parte de una evolución dictada por la naturaleza, estimó Steltzner.
"Nosotros tenemos el Sol, ellos no", dijo Steltzner, comparando California con Francia. "Todos tienen su método para manejar su tierra. Pero todos están tratando de hacer lo mismo: elaborar el mejor vino".
El clima cálido de California eleva los niveles de azúcar en las uvas, lo cual lleva a los bodegueros a añadir agua al jugo antes de la fermentación para reducir el dulzor que resulta en niveles de alcohol más elevados, dijo Steltzner.
La ley francesa permite a los vitivinicultores añadir azúcar de remolacha al mosto cuando el clima frío afecta los sabores de la maduración en las uvas, pero los niveles de azúcar son demasiado bajos para alcanzar los niveles de alcohol deseados, explicó Steltzner.