La cantina incluye 15 temas a ritmo de cumbia y otros
Entre aromas y colores de Oaxaca, Downs presentó disco
Ampliar la imagen Cantó La noche de mi mal, con la que se enamoró de las rancheras, dijo Lila Downs Foto: Notimex
La oaxaqueña Lila Downs presentó el disco más etílico y mezcalero de su carrera: La cantina, colección de 15 de canciones insoslayables en las correrías mundanas de millones de mexicanos y mexicanas, a ritmo de huapango, corrido, norteño y cumbia.
En el centro de dispersión La Moderna Sevillana, el pasado miércoles, pronto no quedó una silla libre y muchos tuvieron que permanecer de pie. Los afortunados que llegaron temprano a la cita (14:30 horas) disfrutaron de la clásica botana: mole de olla, chicharrón en salsa verde y tostadas de salpicón.
Para abrir camino algunos sorbieron cerveza, palomas o cubas. De fondo, hasta que todos se la aprendieron, se escuchó La cumbia del mole, de Lila y su compañero Paul Cohen, cuyo video muestra a unas oaxaqueñas preparando el popular platillo, pero aplaudiendo, para que salga más sabroso. Cohen comentó que él, al filmar el video, pasó una tortilla por el borde de la cazuela, en la que se concentra el chilito, que estaba para los dioses.
Los colores de Oaxaca, los vestidos típicos, los olores de cocina, las mujeres y su belleza, auténtica, pura, nada de anemia y flacura, delgadez triste. Sus risas contagian las ganas de vivir, a ritmo de cumbia.
"Cuentan que en Oaxaca se toma el mezcal con café/ dicen que la yerba le cura la mala fe/ a mí me gusta el mole que Soledad me va a moler", reza la entrada de la rola.
Unos no dejaban de comer y otros de sed eterna pedían "dos de una vez" cuando arribó Lila, quien saludó a todos mesa por mesa. No era una presentación tradicional. Su grupo pasó a un espacio acondicionado como escenario. "Lo primero que queremos es cantarles un tema con el que yo me enamoré de la canción ranchera, en la voz de Lola Beltrán, quien es una de mis influencias más grandes. A ella quisiera dedicar esta canción: La noche de mil mal.
"No quiero ni volver a oír tu nombre/ no quiero ni saber adónde vas/ así me lo dijiste aquella noche/ aquella negra noche de mi mal."
Los gritos muy mexicanos se sucedieron por varios rincones y el choque de copas no se hizo esperar. La composición de José Alfredo Jiménez pegó entre pecho y espalda, entre mente y cuerpo.
Tu recuerdo y yo
Eso hubiera sido suficiente, pero el ambiente fue in crescendo. Lila se arrancó con Tu recuerdo y yo, también de José Alfredo. La versión de Lila se escucha triste, dolorosa. Cohen le metió una batería sincopada, para una ranchera rap de altos vuelos.
Para cerrar, Downs interpretó El corrido de Tacha la Teibolera, de su autoría, una cumbia de rompe y rasga que se escuchará, seguro, en todas cantinas y teibols de todas las puntas de la rosa de los vientos. "En esta pieza tuvimos el honor de contar con la participación de El Flaco Jiménez", comentó Lila.
Algunos comentarios giraron en torno de que en el nuevo disco se siente un alejamiento de la world music, que ha marcado el trabajo previo de Downs. Cohen señaló que el disco ya se lanzó en algunos países de Europa y ha sido bien recibido, "pero sí, hay algunos puristas que han hecho críticas; creo que el disco no es para todo el mundo.
"Hay gente que es purista y sólo quiere escuchar su música, pero en el mundo actual hay de todo, blues y cosas extrañas, y está bonito", agregó Paul Cohen.
Añadió que Lila trabajó mucho para seleccionar las canciones, lo cual no fue fácil en la decisión final. "Hay una versión en inglés, para otros públicos."
Al final, luego de casi tres horas, la mayoría de los comensales ya se habían ido, pero algunos sobrevivían al canto de Arboles de la barranca, La cama de piedra y Amarga Navidad, que son otros de los temas incluidos en el disco de Lila, La cantina... entre copa y copa.