Es más caro, pero a la larga no se gasta en medicinas, explica el dueño de The Green Corner
"Se cree que los ricos pueden consumir lo orgánico y los pobres lo transgénico"
No sólo se trata de la sustitución de insumos; tiene que ver con toda la cadena productiva, abunda Bensi Levy
En noviembre próximo abrirá la cuarta sucursal en Cuajimalpa
Ampliar la imagen Bensi Levy, en el techo formado por celdas solares que proporcionan electricidad al establecimiento de Coyoacán Foto: Cristina Rodríguez
Sin falsas pretensiones de hacer que sus opiniones sean dictum en cuanto a la nutrición orgánica, Angélica Koniecki Garza y Bensi Levy hablaron sobre el tema.
Ambos conocen de sobra este rubro, pues amén de ser productores, Levy sostiene una cadena de tiendas especializadas en productos que no proceden de semillas transgénicas.
Ambos coincidieron en que lo orgánico no sólo es aplicable a lo que uno come sino a toda una forma de vida. "No se trata nada más de la sustitución de insumos; lo orgánico tiene que ver con toda la cadena productiva, que empieza desde la restauración de suelos hasta el pago justo a los trabajadores", apunta Levy bajo el amparo de la marquesina de su negocio que ataja un poco el tibio sol otoñal.
De su aventura, hace unos cuatro años, de establecer una tienda de productos orgánicos, The Green Corner, luego de una estancia económicamente productiva en el sector textil, Levy hace el recuento de la llamada agricultura orgánica a la que califica de más bondadosa que la tradicional.
"La agricultura tradicional mantiene los valores de la sociedad capitalista enfocada al dinero y a las ganancias. Nosotros pretendemos ayudar a la Tierra formando redes de pequeños productores", dice, y abunda sobre el hecho de los grandes consumidores que contaminan la atmósfera, y cita el ejemplo de un productor de manzanas que para llevarlas al sitio de venta requiere de transportes enormes que consumen igual cantidad de combustible.
Koniecki interviene y señala que la agricultura orgánica genera una restauración más global. Ella ha ingresado en fecha reciente a la cadena de tiendas y se ha encargado de la producción del folletín de la organización La hoja orgánica, la cual lleva ya cuatro números, desde luego que en papel reciclado sin que estén engrapadas -lo cual facilita su manejo y su duplicación- y que se distribuye a los clientes de las tiendas.
Sobre el nombre del establecimiento, Koniecki explica que obedeció a una estrategia de mercado, "pues estando en la colonia Condesa un nombre así tendría mayor impacto; pero, para retornar al nacionalismo, desde septiembre ya se puede acceder a la página de Internet así: www.laesquinaverde.com
Tanto Koniecki como Levy coinciden en que el concepto orgánico ha polarizado a los consumidores. "Se piensa que los ricos pueden consumir lo orgánico y los pobres lo de procedencia transgénica, pero si bien lo orgánico resulta de momento más caro, a la larga no hay que gastar en medicinas", explican.
Las tiendas de la cadena, que a mediados del mes entrante llegarán a cuatro, al abrirse una más en Cuajimalpa, continúan en números rojos, a decir de Levy, quien espera que no esté lejos el día en que operen en equilibrio.
De cada peso en el costo del producto, 70 centavos van para el productor y el resto para la empresa, advierte Levy y tuvo que llegar a esta proporción -dice- para mantener el negocio, pues antes la relación era de 80 y 20, en el mismo orden. "Aunque espero retornar a la propuesta original".
Apoyo a pequeños propietarios
Las tiendas se surten de las redes de pequeños propietarios que operan en el país, unos 120 mil (la mayoría empresas familiares), de acuerdo con un censo, aunque obviamente, no se debe pensar que todos son proveedores de las tiendas. Asimismo, estas redes surten al cada vez mayor número de restaurantes que incluyen o se especializan en comida de origen orgánico.
Ante los excesivos cobros de las certificadoras de productos orgánicos, que llegan hasta los 10 mil dólares, los pequeños productores se han agrupado para tener su propia norma de verificación: un certificado de participación.
"La gran promesa de la revolución verde fue incrementar la producción agrícola, y esto sólo ocurrió en una proporción de 0.3 por ciento", acota Levy.
La pareja explica que el policultivo es la fórmula, el primer paso -enfatiza- para la seguridad alimentaria, a fin de que todo se mantenga a raya y no exista desequilibrio.
El gusto por los alimentos orgánicos proviene de la naturaleza, de su sabor, que es más nítido, ajeno a lo químico, y también se consideran factores sociales, como la conservación del medio ambiente, e inclusive aspectos ideológicos, como la no sobrexplotación de los productores.
Otro aspecto que incumbe a lo orgánico es el respeto a la vida de los animales, pues éstos andan en libertad, no constreñidos a incómodos y muchas veces insalubres corrales y gallineros. En este modo de vida, por ejemplo, las vacas pastan en espacios hasta de 5 mil metros cuadrados.
El modo orgánico ha prendido en varios sectores de la sociedad, y existe ya una red de tianguis de estos productos, como el de Chapingo, el cual se establece todos los sábados; se sabe que en Cuautla, Tlaxcala, Puebla y Veracruz existen mercados similares.
En cuanto a producción, México ocupa el lugar 13 en el escalafón mundial de producción orgánica, con 85 por ciento.
Para Levy, el modo de vida orgánico tiene un enorme futuro, la cuestión está, explica, en que "si se abre demasiado rápido se presta a trampas; es mejor ir despacio para tener una mejor perspectiva de las cosas". En tanto, remata que el secreto está también en mantener bien informado al consumidor. "Quién cambia multiplica".
El restaurante The Green Corner está ubicado en avenida Mazatlán 81, colonia Condesa. Teléfonos: 1054 7662 y 1054 7699.