Portada
Educación para el desarrollo de sociedades sustentables
Arturo Gómez-Pompa y Ma. del Carmen Vergara Tenorio
Parcelas agroforestales escolares: laboratorios vivos para el aprendizaje de prácticas agroecológicas
Patricia Irene Montañez, María del Rocío Ruenes, Juan José Jiménez, Luis López Burgos, Pedro Chimal, Cynthia Bazán y María José Pool
Participación ciudadana en programas municipales de separación de desechos limpios para el reciclaje
Salvador García Ruvalcaba y Gabriela Pérez Carrillo
Vivienda rural y desarrollo sostenible: un modelo conceptual de producción
Ma. Guadalupe Noemí Uehara Guerrero
Jóvenes por el medio ambiente e integración social en la ciudad de São Paulo
Elaine Aparecida Rodrigues, Bely Clemente Camanho Pires, Isabel Fernandes de Aguiar Mattos, Rochelle Lima Ramos dos Santos, Rodrigo Antonio Braga Moraes Victor y Vanessa de Souza Silveira
Refugio de fauna silvestre y reserva de pesca ciénaga de Los Olivitos, estado Zulia, Venezuela
Nila Pellegrini, José Moncada, Jesús Aranguren y Ana Rivero
Educación, capacitación y la toma de conciencia como ruta para el desarrollo forestal comunitario
Pavel Valdés Pérez
Proyecto San Isidro, un espacio para aprender haciendo
Francisco Gómez Rábago
|
|
Proyecto San Isidro, un espacio para aprender haciendo
Francisco Gómez Rábago
Proyecto San Isidro: Educación Permanente, SC
El Proyecto San Isidro: Educación Permanente, SC, (PSI) tiene una historia de más de veinte años en la promoción de alternativas para una vida más respetuosa con el medio ambiente. Ubicado en el Rancho el Pardo, a tres kilómetros de Tlaxco, Tlaxcala, surgió siguiendo las ideas de pioneros como Raquel Carlson (La primavera silenciosa), Bill Mollison (fundador de la Permacultura), Schumacher (Lo pequeño es hermoso), y ejemplos de vida como la de don Carlos Caballero y doña Magdalena Cervantes.
Desde los 18 años, don Carlos se dio cuenta que su meta de vida era la de dejar el lugar donde viviera mejor de como lo encontró. Para ello, adquirió un predio de unas ochenta hectáreas de tierras deterioradas, logrando regenerarlas hasta convertirlas nuevamente en bosque.
Los esposos Caballero fundaron una pequeña escuela unitaria, con la señora Magdalena como la maestra de sus hijos y de los niños de la comunidad, además de la Escuela de Artesanías, que bajo la conducción de don Carlos dotó a varios de los jóvenes de habilidades en carpintería y algunos de ellos son ahora destacados carpinteros.
El proyecto inició a partir del interés de impartir cursos de Permacultura en México, con la intención de hermanar a participantes estadounidenses y mexicanos en proyectos comunes, en un acercamiento de pueblo a pueblo, sin barreras y sin prejuicios de supremacía de unos sobre otros. Poco a poco se fueron definiendo con más claridad las características de los cursos, hasta entender que sólo podría compartirse lo que se vive, y que el mejor método de enseñanza es el ejemplo.
El Proyecto San Isidro ha contado con el apoyo de otros destacados expertos en propuestas alternativas de vida sustentable como Ianto Evans, pionero de la enseñanza de la Permacultura y la construcción natural; David Holmgren, cofundador con Bill Mollison de la Permacultura, entre otros más que han diversificado con sus ejemplos el abanico de oportunidades. También de Ricardo Romero, en algún momento participante en un curso del PSI y fundador del Proyecto de Las Cañadas. Este proyecto, ubicado a unos kilómetros de la población de Huatusco, Veracruz, es un espléndido ejemplo de recuperación ecológica. 300 hectáreas que antes se dedicaban a la ganadería y mostraban lo mismo erosión que mal uso del agua y la tierra, fueron convertidas en unos cuantos años en exitoso proyecto de manejo ambiental del bosque de niebla, en escuela viva sobre cómo hacer las cosas bien si en realidad queremos sustentabilidad y mejorar la calidad de vida de la población campesina.
El sitio, atendido diligentemente por dos jóvenes pioneros: el antedicho Ricardo y su esposa, Tania de Alba, es destino obligado para quienes deseen entender la realidad y los alcances del verdadero ecoturismo y los procesos productivos agrícolas.
Se puede visitar los fines de semana en pequeños grupos y a precios accesibles.
Más información en: [email protected]
Los principios educativos del PSI
a) Aprender con todos los sentidos
El PSI fomenta la apropiación del conocimiento por medio de todos los sentidos, sintiendo las texturas de la tierra al aplicarla en los acabados de muros, escuchando el crujir de las arenas en las mezclas de arcilla para la construcción de muros, paladeando la comida orgánica que se sirve en los cursos y disfrutando con ello los sabores de un alimento sano, o distinguiendo con el olfato las diferencias entre la composta de materia orgánica y el fétido olor de la basura putrefacta depositada en una bolsa.
b) Aprender de todos
Todos los participantes cargan su propia experiencia vital y los cursos del PSI se convierten en un espacio donde todos aprendemos de todos, todos somos aprendices y todos somos maestros. El trabajo en equipo favorece este intercambio de experiencias y las ideas y propuestas.
c) Aprender haciendo
Desde luego que la mejor forma de apropiarse del conocimiento es haciendo las cosas. El desarrollo del pensamiento humano se ha logrado gracias a la utilización de las manos para crear y recrear. Con ese propósito, el trabajo práctico se privilegia como principio de aprendizaje.
El PSI considera tres objetivos que inician con la letra "C" y se deben cumplir para cambiar las evidentes tendencias del deterioro plantario.
El primero de ellos es despertar la conciencia de los participantes y para ello se recurre a la presentación de experiencias y ejemplos que no sólo dan cuenta los problemas ambientales, sino que proponen alternativas de solución, poniendo especial énfasis en las consecuencias de nuestros consumos cotidianos sobre la sustentabilidad planetaria.
El segundo objetivo es lograr la congruencia en los actos cotidianos, de manera que se consigan cambios reales, sobre todo reduciendo los consumos, viviendo de manera más simple, construyendo con materiales que contaminen menos, tanto en su proceso de producción, como en su uso, prefiriendo el consumo de productos alimenticios locales, cuya comercialización sea justo y preferentemente orgánico.
Y por último, lograr que los participantes asuman el compromiso de convencer con su ejemplo de vida a otros y demostrando que es posible detener el proceso depredador que está destruyendo las condiciones para que sea posible sustentar la vida del planeta.
La oferta educativa actual ofrece otros dos cursos internacionales y seis nacionales, la mayoría relacionados con la bioconstrucción y se promueve en ellos el uso de materiales naturales (arcilla, arena, paja, piedra y madera principalmente), el diseño bioclimático, el ahorro de energía, el uso de letrinas aboneras secas, el tratamiento de aguas grises, etcétera.
Por otra parte, con una escuela primaria se realizan campamentos de educación ambiental desde hace más de diez años, de manera que están contemplados dentro de su programa anual para niños de primero a tercer año.
Mediante actividades lúdicas y con un programa temático diseñado para cada campamento, los niños aprenden jugando cómo viven los animales del bosque, de dónde vienen los alimentos, cómo ha sido la evolución humana desde las cavernas hasta la llegada a la Luna, entre otros temas. Cada campamento genera un pequeño compromiso para los participantes, como por ejemplo, separar la basura de su casa, cuidar un árbol, ahorrar papel en la escuela, hacer composta, etcétera.
Desde el 2002, dadas las continuas visitas que inesperadamente nos llegaban, establecimos un programa de Ecoturismo Educativo, que a diferencia de aquellos proyectos que llaman ecoturismo a actividades únicamente recreativas que depredan el medio ambiente (rapel, ciclismo de montaña, tirolesas, excursionismo, etc.), consiste en visitas guiadas en las que se explican las causas históricas de la erosión de la zona y cómo se logra la restauración del suelo. Se les muestran ejemplos de construcción alternativa, así como la importancia de la elaboración de composta para lograr el equilibrio en la producción agropecuaria de la pequeña granja orgánica con que cuenta el proyecto. Termina la participación de los visitantes con un trabajo práctico de restauración de una pequeña área deteriorada.
Nos visitan cada año unas 250 personas. Provienen de escuelas secundarias, preparatorias, grupos universitarios, funcionarios municipales, grupos indígenas, investigadores, extranjeros y personas interesadas en el proyecto.
Ir al inicio |