■ La derecha pide expulsar de alcaldías a la izquierda nacionalista
Repudio en España a la violencia de ETA luego del asesinato de empresario vasco
Madrid, 4 de diciembre. El asesinato de Ignacio Uría, un empresario vasco de 71 años, a manos de dos presuntos miembros de la organización armada ETA volvió a llenar de indignación y malestar al País Vasco y al resto del Estado español, donde tuvieron lugar concentraciones silenciosas para repudiar la violencia.
El atentado provocó una reacción conjunta de la mayoría de las formaciones políticas para “desalojar” de los ayuntamientos a los alcaldes de Acción Nacionalista Vasca (ANV) por su supuesta vinculación con el grupo armado y por negarse a condenar el atentado del pasado miércoles.
La muerte de Uría provocó consternación entre la gente de su pueblo, Azpeitia, y entre la mayoría de los trabajadores de su empresa, que se concentraron a las puertas de la sede central de la constructora Altuna y Uría para repudiar la acción de ETA.
Los empleados suscritos al sindicato ELA señalaron que “porque somos trabajadores y abertzales (nacionalistas) no estamos de acuerdo, así que no necesitamos a ETA para nada”.
El único gesto polémico surgió de los empleados afiliados al sindicato LAB –afín a la ilegalizada coalición Batasuna, acusada por Madrid de ser brazo político de ETA–, quienes se negaron a condenar o expresar su pesar por el asesinato de Uría.
En Madrid, en el Congreso de los Diputados se leyó una declaración conjunta de todas las formaciones políticas, incluido el opositor y derechista Partido Popular (PP), a la que se sumaron sindicatos, empresarios y organizaciones civiles en donde afirmaron que “ETA ha hablado de la única manera que sabe: causando dolor y tragedia. Nuestra respuesta es serena y firme: los terroristas y quienes los apoyan y justifican jamás conseguirán sus objetivos, no doblegarán la democracia ni el estado de derecho”.
Asimismo, empresarios y el PP pidieron la “expulsión” y “desalojo” de ANV en todos los ayuntamientos en los que gobierna.
Mientras, la policía se limitó a confirmar que según las pruebas periciales realizadas hasta ahora el arma que se utilizó en el crimen no fue la misma con la que murió acribillado el ex concejal socialista Isaías Carrasco, con lo que cabe la hipótesis de que sea obra de otro comando etarra.