Lunes 16 de febrero de 2009, p. a38
Por primera vez, desde que tomó el control de la Plaza México hace 16 años, Rafael Herrerías tiene la posibilidad de sacar una tercia de ases mexicanos, algo que jamás ha hecho en su carrera. El último que logró tal proeza fue Víctor Curro Leal, en las temporadas 90-91 y 91-92, con Mariano Ramos, David Silveti y Jorge Gutiérrez.
Bajo la administración de Herrerías, el coso se ha llenado sólo para ver figuras importadas, en el siguiente orden, por épocas: Pedro Moya El Niño de la Capea, Julián López El Juli, Enrique Ponce y Pablo Hermoso de Mendoza. Esos fueron los consentidazos del público (Ponce sigue siéndolo) como no lo serán José Tomás y Sebastián Castella, porque no le caen bien al empresario.
Tras su presentación en la actual temporada, la afición quedó encantada con tres jóvenes mexicanos –un chilango y dos de Aguascalientes–, que tienen todo para llegar muy lejos… en Europa. Ellos son José Mauricio, Arturo Macías El Cejas y Joselito Adame. El primero cayó de pie el día de su debut. Macías se puso al tú por tú con José Tomás y con Ponce y triunfó en ambas tardes. Y Joselito, en su confirmación de alternativa, demostró por qué ha cortado más de 200 orejas y una docena de rabos en España, Francia y Sudamérica.
Antes de bajar el telón, Herrerías está obligado a montar un cartel de postín con estos tres muchachos, y contrastarlos con un encierro de toros-toros, con pitones y kilos verdaderos, de cinco años (no con becerros inflados con esteroides). La México se llenaría nuevamente como en los tiempos de Mariano, David y Jorge.
Faltarían, por supuesto, varias cosas. Que José Mauricio se reponga a tiempo de la lesión que lo mantiene en reposo. Que Herrerías haga las paces con El Cejas porque, después del apretón que éste le pegó a José Tomás, juró que no regresaría a la México y, sin embargo, tuvo que tragarse sus palabras y ponerlo en la corridad de hace ocho días, en la que ocurrió algo muy significativo: cuando el bufón que ocupaba el palco del juez le concedió el rabo a Macías, Herrerías pateó de rabia el burladero donde se encontraba.
Por último, para darse a conocer de veras en la capital de su país, Joselito Adame debe bajar sus pretensiones económicas. Eso lo dice ahora todo el mundo. Primero que se vuelva ídolo de la México y después que pida los euros que guste en Las Ventas. Otros agregan que, además, deje de torear como Ponce, pues no lo necesita y, peor aun, le resta emoción a su trasteo. Que aprenda a clavar banderillas a la usanza de acá.