Jardín sonoro en París
ntre el barrio del Marais, el más antiguo de París, y el río Sena, se abrirá un jardín sonoro, que unirá tres espacios: el jardín del Hôtel d´Aumont, palacio del siglo XVII; el parquecito dedicado a Albert Schweitzer y el estacionamiento de la Ciudad de las Artes, edificio dedicado al alojamiento de artistas y estudios de arte.
El diseño será de estilo clásico francés, es decir versallesco o a la manera de Lenôtre, y estará dividido en varios espacios, como son, una terraza donde se construirán tres bahías verdes con buena acústica para escuchar piezas cortas, o el que será llamado encaje sonoro
–formado con los clásicos arbustos y arriates de flores en laberinto donde se esconderán los dispositivos sonoros que emitirán la música al paso de los paseantes.
Otro espacio será el umbroso
, como transición entre la terraza que dará a la calle que bordea el río y el encaje sonoro
, lugar de transición donde el silencio, especialmente buscado mediante una vegetación de bosque húmedo, preparará al visitante para la escucha que le espera conforme avance al interior del jardín. De este modo, se pasará del ruido del tráfico al rumor de la naturaleza, incluido el del agua, antes de ingresar en el área de la música.
Habrá una avenida cubierta de alamillos, cuyas hojas, muy sensibles al viento, se incluirán en la construcción musical, al dirigir el sonido de manera lineal desde una de las entradas hasta el espacio umbroso del silencio.
Será recuperada el agua de lluvia en una cisterna para alimentar estanques y fuentes con líquido no potable y se dará prioridad a la biodiversidad en las plantaciones. Las podas servirán para compostas y se instalarán basureros selectivos, se utilizarán las ramas de poda para los cercos y productos reciclados para estabilizar los pisos. Además, paneles solares sobre el techo del kiosco alimentarán los equipos electrónicos y sonoros en el verano.
El recorrido sonoro será además adaptado para las personas de capacidades diferentes.
La construcción del jardín, que se inaugurará en 2011, pretende reducir el ruido al máximo para permitir la difusión de obra musical en bajo volumen, pero como a la vez se quiere que sea un jardín abierto hacia la calle, se utilizarán de manera discreta muros de protección fónica, absorbentes de ruido, y captores para evitar subir los decibeles de la música, pues como dicen los franceses: demasiado volumen no es música
.
Yuriria Iturriaga, corresponsal