El aumento en el nivel educativo de las mujeres no ha servido para mejorar sus condiciones laborales ni para que gocen de buena salud. Por el contrario, la población femenina tiene la mayor carga de enfermedad en comparación con los hombres, aseguró Patricia Uribe Zúñiga, directora del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva.

Mencionó el caso de la diabetes, que además es la principal causa de muerte en el país, de la cual se reporta una prevalencia nacional de 7 por ciento, pero en las mujeres es de 7.3 y en los varones de 6.5. La hipertensión arterial está presente en más de 30 por ciento de los mexicanos, pero por sexo, 18.7 por ciento son mujeres y 11.4 hombres. Ambos padecimientos están relacionados con el problema del sobrepeso y la obesidad, que a escala nacional afecta a 70 por ciento de las personas, pero en el sector femenino es de 71.9 por ciento y en el masculino 66.7.

Un indicador muy claro de la situación de la salud en la población femenina es el hecho de que la mitad de las causas de su hospitalización está relacionada con cuestiones de salud reproductiva y cáncer (embarazo, tumores malignos del cuello de la matriz y mamario).

Sin cultura de prevención

Esto significa –señaló la especialista– que no existe una cultura de prevención y cuidado de la salud para evitar el desarrollo de enfermedades crónicas, que hoy son la principal causa de muerte de este sector.

A esto se suma que los servicios de salud no están preparados para atender este tipo de padecimientos. Las enfermedades graves y de largo plazo representan un reto para las instituciones, porque se les debe dar seguimiento para asegurar que las personas toman sus medicinas, mantienen bajo control sus niveles de azúcar en sangre y de presión arterial, así como su peso corporal.

En entrevista, Uribe Zúñiga explicó que la mortalidad es uno de los indicadores sobre la situación de la salud de las mujeres. Resulta que las dos primeras (diabetes y cardiopatía isquémica) son casi iguales para ambos sexos, pero las siguientes varían. En el sector femenino son los accidentes cerebrovasculares (embolia), la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC, también conocida como enfisema) y las afecciones hipertensivas, todas vinculadas con la obesidad y el tabaquismo.

Mención aparte merece la mortalidad asociada a embarazo, parto y puerperio, cuya elevada tasa –dijo– no corresponde con el nivel de desarrollo del país, y, sin embargo, se debe a la pésima calidad en la atención médica que reciben las embarazadas. Esa es la principal falla, admitió.

Mientras tanto, las principales causas de defunción en los hombres son –después de diabetes y afecciones cardiacas–, cirrosis, accidentes cerebrovasculares, EPOC y los accidentes de tránsito.

Otra forma de medir la calidad de vida de la población es por medio de los años de vida saludable perdidos a causa de enfermedades. En las mujeres la principal es la depresión ocasionada por la violencia, seguida por diabetes, osteoartritis, demencia y alzheimer, y asma. En tanto, para los varones, la depresión no figura entre las principales causas de años de vida saludable perdidos, pero sí los males relacionados con el consumo de alcohol, los accidentes vehiculares, lesiones y cirrosis.

Respecto a la depresión, Uribe Zúñiga llamó la atención sobre el gran pendiente que tiene el país para resolver el problema de la violencia que padecen una tercera parte de las mujeres y el reto de preservar los derechos sexuales y reproductivos, los cuales han sido fundamentales para mejorar las condiciones de vida de la población femenina.