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El escritor presentó en Madrid Ojos azules, historia inspirada en un mural de Rivera

Pérez-Reverte subraya la brutalidad que dio paso al mestizaje y una América nueva

“El narco en México se ha hecho a la sombra de Los Pinos”, dice sobre la violencia en el país

Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 19 de marzo de 2009, p. 7

Madrid, 18 de marzo. Hace unos 10 años, durante una visita a la ciudad de México, el escritor español Arturo Pérez-Reverte reparó en uno de los murales que Diego Rivera pintó en el Palacio Nacional, y que explica el mestizaje.

Una india, que contempla la construcción del nuevo mundo, carga con rebozo a su hijo recién nacido: un bebé de rasgos indígenas, tez oscura, pero de ojos azules.

De ahí nació la idea de escribir el breve relato Ojos azules (Seix Barral), que el narrador presentó este miércoles en la Casa de América, en Madrid, con el cual intenta explicar ese momento en el que muere un mundo y nace otro, con lo bueno y con lo malo que eso tiene.

El día y el escenario elegido por el escritor para explicar el mestizaje es la capital mexicana, cuando sucede uno de los hitos de aquella época, del 30 de junio al 1º de julio de 1520, la Noche Triste.

Inspirado en gran medida en Hernán Cortés, el relato se inicia con una frase rotunda para anunciar una gesta: Llovía a cántaros. Llovía, pensó el soldado, como si el dios Tláloc o la puta que lo parió hubieran roto las compuertas del cielo.

“Yo quería remarcar en Ojos azules la brutalidad. Esa América nueva nace de la brutalidad. Esos españoles fueron a lo que fueron: por el oro y por las indias. Pero sin quererlo ni pretenderlo, en ese episodio brutal, terrible, cruel y sangriento que fue la conquista de América, por ambas partes, se gestó algo nuevo. En ese vislumbrar la modernidad por algunos indios, como los tlaxcaltecas, que decidieron que el futuro y la modernidad eran los españoles y lucharon a su lado siéndoles fieles, incluso en esa noche trágica. En ese mundo tan confuso y apasionante, en ese amanecer de un mundo nuevo se produce un mestizaje”, dijo el autor de La reina del sur.

Enemigo de la fanfarria patriotera

Pérez-Reverte presentó el texto sólo a la prensa mexicana, en un encuentro en el que defendió la conquista como una gesta de la que se debe estar orgulloso y horrorizado al mismo tiempo, por lo que desdeñó la idea de que España pida perdón por ese episodio, como reclaman algunos personajes, entre ellos el humanista y músico catalán Jordi Savall.

“Creo que España –prosigue– no debe pedir perdón. ¿Por qué? Se trata de otra España. Hubo un mestizaje histórico que se dio así, entonces no veo la razón de por qué pedir perdón, si acaso deberían pedirlo los abuelos de los mexicanos, que son más responsables que los míos.

Simplemente intento comprender. Nadie puede pedir perdón por la historia. Ésta es la que es y somos hijos de ella. En cualquier caso, deberían recordar otra cosa: España se fue hace 200 años de América, así que desde entonces lo han hecho solos. No podemos darnos con el látigo todo el tiempo, señaló.

Pérez-Reverte explicó que es enemigo de la fanfarria patriotera, que dice que los españoles llevaron la luz, la cultura “a un mundo atrasado que mejoraron –lo cual puede ser verdad–. Tan enemigo soy de ese patrioterismo, como decir que los españoles eran unos malvados que sólo mataron. Se mezclaron un mundo terrible y uno hermoso. Es una historia de la que podemos estar horrorizados y orgullosos al mismo tiempo”.

El autor de la saga de Alatriste elogió la figura de Cortés, al que situó como el más importante en la historia de América.

“No he escrito sobre Cortés, pero es de esa gente que cambia la historia, que independientemente de la moral y la ética –pues aquí no he venido a hablar de eso ni de ONG ni de derechos humanos–, Cortés es un personaje apasionante; su habilidad diplomática, su valor personal, su conocimiento del soldado y de la camaradería, pues los soldados a sus órdenes eran gente muy difícil de manejar. Así que conducirla era una gesta admirable. Por eso Cortés me parece, sin duda, el personaje más importante de la historia de América”, afirmó.

Simpatía por el que se la juega

Pérez Reverte habló de la degradación en México por el aumento de la violencia, sobre todo a raíz del creciente poder de los clanes del narcotráfico. Él mismo lo noveló en su libro La reina del sur, en el que se inspiró en la figura de Sandra Ávila Beltrán, La reina del Pacífico.

“Conozco bien el mundo del narco y creo que lo que se cuenta es una pequeña parte del asunto. Por eso voy a lo de siempre: todo esto se ha hecho a la sombra de Los Pinos. Claro que México es un narcoestado, cuando no hay alternativas hay dos tipos de hombres: aquel que se resigna a ser un siervo o esclavo en la milpa o el que decide que va a pelear hasta reventar para salir de eso. Y este último es el que hace las cosas: el que conquista América, el que lleva el narco, etcétera. Por eso tengo más simpatía por aquel que se arriesga y se la juega que por el hijo de puta que detrás de un despacho, en Los Pinos o donde sea, no se juega nada y está a la hora de recibir el dinero fruto del beneficio de la operación.”