En la frontera sur de México existen por lo menos 43 puntos de internación informales y sólo tres formales (es decir, con vigilancia de agentes), de acuerdo con diagnóstcos del Instituto Nacional de Migración (INM).

En ese contexto, el organismo dependiente de la Secretaría de Gobernación reconoce su incapacidad operativa y de recursos humanos para tener control de las zonas limítrofes del país.

En su informe más reciente, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) advirtió que el INM tiene estructura sólo para asegurar a uno de cada cuatro extranjeros indocumentados que se internan a México.

Al respecto, la comisionada del INM, Cecilia Romero, acerca del diagnóstico de la ASF, señaló: “Es probable que así sea. Está más o menos atinado el diagnóstico de la auditoría (…) puede ser uno de cada cuatro o dos de cada cuatro; pero en efecto, no tenemos capacidad para asegurar a todos los que ingresan a México de manera indocumentada, eso es cierto”.

No hay estudios precisos acerca del número de extranjeros que logran su propósito de burlar a la autoridad mexicana e internarse en Estados Unidos pero, de acuerdo con cifras oficiales, si en 2008 se detuvo a poco menos de cien mil extranjeros, entonces 300 mil sí lograron cruzar la frontera norte mexicana.

Ese déficit de control fronterizo continúa aun cuando durante el periodo 2006-2008 se presentó una disminución de 50 por ciento de personas que utilizan México como país de tránsito.

La baja en el paso de indocumentados se explica por varios motivos, entre otros, explicó la comisionada, por el reforzamiento del control fronterizo a cargo del gobierno de Estados Unidos, pero también por el incremento de la inseguridad en México, derivada del auge del narcotráfico.

“¿Por qué ha bajado el flujo migratorio? Una causa tiene que ver con las medidas antinmigrantes que ha adoptado Estados Unidos; también porque ha crecido la peligrosidad para transitar por el país (México) debido a la delincuencia, las redes organizadas y, además, porque los polleros les están cobrando mucho dinero”, dijo.

Al preguntarle acerca de las medidas anunciadas ayer por el gobierno estadunidense para apuntalar la seguridad en su frontera con México, Cecilia Romero respondió que eso obedece a un intento para que no se pase el narcotráfico a su país. Sin embargo, aseveró, tales estrategias no afectan el trabajo ni los objetivos ordinarios del INM.

Nosotros hacemos nuestra chamba, independientemente de si pasan o no (los indocumentados) o si los paramos o no para que no lleguen (a Estados Unidos); nuestra obligación es detener a los migrantes indocumentados.

Efectivamente, manifestó la comisionada del INM durante una entrevista realizada en la estación migratoria de Iztapalapa, tenemos una colaboración regional dentro de la Iniciativa Mérida para abordar problemas bilaterales, como el de la delincuencia organizada o el tráfico de personas; estamos recibiendo (de Washington) capacitación y apoyo en materia de intercambio de bases de datos para tener alertas migratorias.