En congreso, en el Museo de la Ciudad de México, doctos y legos analizaron el ritmo
Costoso, montar una sesión en un sitio cerrado; en las plazas, la gente coopera, argumentan
Critican a quienes lo han convertido en gimnasia
Rinden homenaje a Arturo Márquez
Lunes 30 de marzo de 2009, p. a15
La familia de las dedicatorias, los recipendarios del clásico grito Danzón ¡dedicadooo aaa...!
, estuvieron de plácemes en el llamado Congreso Internacional de su Baile Predilecto, que se realizó el pasado fin de semana.
Se vertió sapiencia en las sesiones en el Museo de la Ciudad de México, ubicado en pleno pirmer cuadro de esta urbe, por parte de aquellos adentrados, tanto en los secretos como en las artes de esta danza, no palaciega como su raíz, pero no menos elaborada en su contenido.
Doctos y legos en este arte se dieron cita en la antigua casa de los Condes de Calimaya, donde se abordaron, por la parte académica, temas como la disminución de los salones de baile, aquellos tradicionales como el añorado Colonia, o las diferencias entre los estilos de bailarlo, pues sabido es que eso de hacerlo de a cartoncito de cerveza lo invalidan los cánones no escritos y únicamente es producto de la concupiscencia de las parejas.
También hubo reconocimietos; uno fue para Arturo Márquez, compositor de esa pieza del género clásico Danzón No. 2, de fama mundial, quien, además de dedicarse a escribir una nueva obra en su estudio del estado de Morelos, empezará a componer lo que será su primera sinfonía en la que abordará de manera crítica la Independencia y la Revolución mexicanas.
El compositor remató su homenaje y pasó al piso para ejecutarse un breve danzón con su compañera, Laura Calderón de la Barca.
Sobre la desaparición de los espacios privados para entrarle al centenario ritmo y el surgimiento de lugares públicos se suscitó polémica –no tanto con la manera de bailarlo pues, como bien lo expuso Félix Rentería, instructor, cada quien lo baila a su estilo–; se criticó a aquellos que convierten el acto del baile en una sesión gimnástica, pues ya se perdió el conteo, imprescindible, desde luego, para entrar a tiempo, lo mismo que se ha olvidado el florear.
Simón Jara, empresario que ahora tiene La Maraka –salón que cada miércoles está dedicado al danzón, y que por años fue heredero del famoso Colonia, ubicado en la Obrera, el cual dejó de funcionar hace siete años luego de casi ocho décadas de ser templo de éste y otros ritmos–, expuso que no es lo mismo bailar en la duela de un sitio adecuado que hacerlo sobre el pavimento o de plano piedra, como ocurre en algunos parques.
Añadió que es costoso montar un baile y mucha gente es reacia a pagar; por ejemplo expuso que un espot radiofónico cuesta alrededor de 5 mil pesos, cantidad con la que casi se pagan dos horas de actuación de una orquesta, mientras en un lugar público, como La Ciudadela, hasta pasan la charola para pagar el sonido; cada uno aporta según su bolsillo.
Hasta se puede encontrar pareja
Por su parte, Mina Arreguí, integrante del comité organizador del congreso y anticuaria de Guadalajara, defendió los salones, como hicieron muchos. Aseguró que resulta terapéutico y argumentó que un médico o sicólogo cura por 100 pesos, y dándole al danzón hasta se puede encontrar pareja, y citó su caso y el de una amiga, Silvia Ibarra.
A sus 28 años, Alfredo Monroy, quien se dedica a atender problemas de la columna vertebral por medio de la medicina alternativa, y bailador dominical en un salón de la colonia Santa María, cercano al Museo del Chopo, dice que hay una gran diferencia entre bailar en espacios abiertos y hacerlo bajo techo. Lo primero es la acústica, luego el piso, ademas de que las orquestas que contratan las delegaciones no son de la calidad de las que se presentan en los salones.
Con ritmo y cadencia, con parejas, impecables en el vestir y al bailar, ha transitado el Rey Danzón durante 130 años.