Mérida, Yuc., 31 de marzo. Representantes legales de más de 800 artesanos de la zona arqueológica de Chichén Itzá rompieron ayer relaciones con autoridades del Patronato Cultur y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y advirtieron que los comerciantes adoptarán medidas drásticas hasta que nos tomen en cuenta.

Los artesanos, integrados en la agrupación Nueva Kukulcán, esperaban dialogar con el director de Cultur, Jorge Esma Bazán –instancia dependiente del Ejecutivo estatal–, y con la delegada del INAH en la entidad, Federica Sodi Miranda, para buscar soluciones que permitan la venta de productos en las inmediaciones del sitio prehispánico, sin hostigamiento y represión de las autoridades ni de los propietarios de una vasta parte de la zona.

Willevaldo Pech Moo, asesor jurídico, y Silvia Cimé, lideresa de los artesanos de Nueva Kukulcán, informaron, en rueda de prensa, que este lunes, sin previo aviso, fue cancelada la reunión, pactada desde febrero pasado, con los funcionarios de Cultur y del INAH. Ante esta situación, los comerciantes decidieron romper el diálogo y las relaciones con las autoridades estatal y federal.

Pech Moo y Silvia Cimé explicaron que se había acordado buscar soluciones para que vendan artesanías en las inmediaciones de la zona arqueológica sin hostigamiento de los inspectores de Cultur y del INAH, así como de la familia Barbachano, propietaria del hotel que colinda con el sitio y de, al menos, 30 hectáreas donde se asienta el patrimonio prehispánico.

El pasado 19 de febrero, Jorge Esma se comprometió con los artesanos a que los días 15 y 16 de marzo se ofrecerían servicios gubernamentales para comerciantes y familias de escasos recursos que dependen de la venta de artesa-nías. No cumplió con su palabra, es un mentiroso (Esma); de todas maneras, prometió que el lunes 30 habría una reunión para continuar el diálogo de febrero. Tampoco pasó nada. Ya no habrá más diálogo, aclaró Pech Moo.

Ante esta situación, los representantes de los artesanos advirtieron que tomarán medidas drásticas, como plantones, cierre de carreteras y paro de labores, en detrimento de la zona arqueológica de Chichén Itzá y el turismo.