Más vale estar preparado para lo peor. Con esa frase, Guillermo Ortiz Martínez, gobernador del Banco de México, anunció ayer que las autoridades financieras solicitaron un préstamo al Fondo Monetario Internacional (FMI) por 47 mil millones de dólares para asegurar que el país no enfrente dificultades para financiar sus cuentas externas. Se trata de la solicitud de recursos más cuantiosa hecha por México en 65 años de historia del organismo. Con ese dinero, el Ejecutivo y el banco central cuentan con 157 mil millones de dólares para blindar la economía. El dinero será empleado tanto para constituir reservas de divisas como para proveer dólares a empresas con dificultades para financiar su deuda externa, informó.

El préstamo solicitado al FMI, que será analizado por el directorio del organismo el próximo viernes, es un instrumento conocido como línea de crédito flexible (FCL, por sus siglas en inglés), cuya creación fue aprobada por el Fondo el 24 de marzo pasado. México sería el primer país en utilizarla. Es una línea contingente, que puede o no ser usada, de la cual se puede disponer la totalidad o una parte de los recursos, explicó Ortiz Martínez en una conferencia de prensa. La intención del Banco de México es no utilizarla, aseguró. La operación, ejemplificó, equivale a que una familia tenga disponible una línea de crédito para ser usada a voluntad en caso de ser necesario.

La solicitud para utilizar el préstamo fue hecha ayer por el gobierno mexicano al FMI. El director gerente de ese organismo, Dominique Strauss-Kahn, emitió este miércoles un comunicado en el que expresa que México es un excelente candidato para ser pionero en la utilización de la FCL y por ello intento avanzar rápido en buscar la aprobación del directorio. La línea de crédito flexible podría ser importante en apoyar las políticas económicas de México y alentar la confianza en un difícil ambiente global, expresó Strauss-Kahn, según el comunicado difundido por el FMI.

En la conferencia de prensa Ortiz Martínez mencionó que, en caso de que sea utilizada, la línea contingente del FMI servirá como apoyo a la reserva internacional de divisas, que de octubre a la fecha ha sufrido una merma de 22 mil millones de dólares, los cuales han sido subastados entre la banca que opera en el país para proveer liquidez al mercado de divisas. Al 27 de marzo pasado, la reserva internacional de divisas fue de 79 mil millones de dólares.

La línea contingente con el FMI es una de las tres fuentes que integran el paquete de blindaje de la economía, como describió ayer un comunicado de prensa emitido por la Comisión de Cambios. Las otras dos son: 30 mil millones de dólares puestos a disposición del banco central por el Banco de la Reserva Federal (central) de Estados Unidos y la reserva de divisas por casi 80 mil millones de dólares. Son 157 mil millones, redondeó Ortiz Martínez este miércoles. Hay otros 10 mil millones de dólares que llegarán este año, producto de créditos contratados con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

La línea contingente

El préstamo por 47 mil millones de dólares que solicitó México al FMI es superior en 22 por ciento al saldo actual de la deuda externa del gobierno federal, que en febrero pasado –último dato disponible– se situó en 38 mil 330 millones de dólares. La última vez que un gobierno solicitó dinero a este organismo fue durante la crisis de 1995, la mayor que había experimentado el país en 60 años, cuando obtuvo un empréstito por 20 mil millones de dólares. Esa deuda fue pagada en 2000, con cinco años de anticipación.

El gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, ayer durante la conferencia de prensa donde habló del blindaje financieroFoto Guillermo Sologuren

Hay una diferencia entre los préstamos de 1995 y el solicitado en 2009. En el primer caso, el gobierno del entonces presidente Ernesto Zedillo se comprometió a aplicar un programa de choque impuesto por el organismo que iba de la contención salarial a la apertura financiera y que a la postre llevó, entre otras cosas, a la extranjerización de la banca. En 2009, la Línea de Crédito Flexible no tiene condicionalidad alguna. Es decir, no compromete al gobierno federal a poner en práctica acciones, políticas o recomendaciones determinadas por el FMI antes de recibir los recursos, ni durante su ejecución o posterior entrega.

La FCL fue diseñada por el Fondo para que pudieran disponer de recursos países que, aun cuando tuvieran una situación financiera y fiscal sólida, pudieran enfrentar problemas por la restricción financiera mundial.

Con esta línea de crédito, los recursos disponibles para México se incrementan lo que debería disminuir la percepción de riesgo, comentó Ortiz Martínez. Con estos recursos tendríamos la seguridad de contar con un monto suficiente para enfrentar cualquier contingencia. Esto debería contribuir a que se reanuden más pronto los flujos de capital privado al país y esto significa más oportunidades de inversión y empleo, añadió.

El gobernador del banco central insistió en que la intención de las autoridades financieras es “‘no utilizar” la línea contingente del FMI. Tendría que haber un deterioro mucho mayor del previsto para usarlo, pero ese es un escenario remoto, afirmó. Sin embargo, dijo: Más vale, obviamente, estar preparados para lo peor.

En caso de emplear los recursos, el plazo de pago es de tres a cinco años. El costo de utilizarla en su totalidad sería equivalente a mil 334.8 millones de dólares por año, cantidad representada por el cobro de un interés de 2.84 por ciento anual.

Los recursos de la Fed

Guillermo Ortiz anunció que en los próximos días el banco central dará a conocer un mecanismo para ofrecer a empresas recursos de una línea contingente que tiene el Banco de México con la Fed de Estados Unidos por 30 mil millones de dólares.

El mecanismo, anticipó, consistirá en subastar recursos provenientes de la Reserva Federal de Estados Unidos entre los bancos comerciales y de desarrollo que operan en el país, para que estas instituciones a su vez los pongan a disposición de empresas privadas este financiamiento.

Aunque no lo mencionó el gobernador en la conferencia, este nuevo financiamiento está siendo diseñado para apoyar a empresas que asumieron elevados pasivos en moneda extranjera en los últimos años y que ahora enfrentan dificultades para cubrir el monto de esas deudas.

La deuda neta del gobierno federal, al cierre del primer bimestre de este año, fue de 242 mil 973.1 millones de dólares, que incluye los pasivos colocados en el mercado interno, en el externo y las obligaciones derivadas del financiamiento de infraestructura en las empresas estatales de energía. Esta suma indica que, en términos comparativos, cada habitante del país arrastra una deuda de 2 mil 270.7 dólares, unos 31 mil 560 pesos. Los 77 mil millones de dólares en que aumentaría la deuda, en caso de ser utilizados todos los recursos solicitados al FMI y al Fed, elevarían esa carga en 719 dólares por habitante.