El FCE publica libro donde el analista hace una revisión histórica
La ambigüedad de su significado obstaculiza la comprensión del fenómeno, sostiene el autor italiano en el volumen
Domingo 3 de mayo de 2009, p. 4
Hay libros que pueden costar la vida. O por lo menos que sus autores se vean sometidos a una angustiosa amenaza de muerte. El caso más reciente es el del escritor italiano Roberto Saviano, a quien la mafia prometió matar a raíz de la publicación de su libro Gomorra, en 2006, en el que refiere los más íntimos secretos de la Camorra italiana.
El escritor indo-británico Salman Rusdhie se encuentra bajo la misma condena, luego de la fatwa que en 1989 le impuso el ayatola Jomeini por la publicación de su libro Los versos satánicos, además de ofrecer 3 millones de dólares por su cabeza.
Ésas, afortunadamente, son situaciones extremas, pues en el amplio catálogo internacional existe infinidad de volúmenes que tratan o abordan aspectos de índole religioso y criminal sin que ello signifique o se haya traducido en peligro alguno para sus respectivos autores.
Como botón, cabe mencionar La última tentación de Cristo, de Nikos Kazantzakis; El evangelio según Jesucristo, de José Saramago, o la interminable cantidad de títulos que tratan sobre delincuentes o grupos criminales internacionales, que lo más que han provocado son agudas polémicas o intentos de censura de ciertos sectores.
Lo anterior viene a cuento ante el numeroso y variado material editorial que existe sobre las organizaciones delincuenciales, tanto en Italia como en el resto del orbe, del cual destaca la diversidad de géneros que la abordan: desde reportajes periodísticos y obras de ficción, hasta libros fotográficos, biografías y autobiografías, ensayos políticos y materiales judiciales.
El Fondo de Cultura Económica (FCE) acaba de publicar en México un interesante e imprescindible libro para quienes de-seen acercarse y comprender desde sus entrañas la historia de ese amplio e indeterminado fenómeno social, político, legal y cultural. Se trata de Historia de la mafia: desde sus orígenes hasta nuestros días, del historiador y analista italiano Salvatore Lupo, uno de los más reconocidos especialistas en el tema a escala mundial, en el cual analiza, desentraña y explica su devenir.
Para emprender tal tarea, el estudioso se valió del siguiente planteamiento: Si la mafia negocia, pero no es empresa; trafica, pero no es banda de traficantes; comete crímenes sistemáticos, pero no sólo es crimen organizado, ¿qué es entonces?
Según el autor, quien se desempeña como académico en la Universidad de Palermo y subdirector de la revista Meridiana, uno de los principales obstáculos para comprender la mafia ha sido la indeterminación que tiene ese vocablo en cuanto a sus significados.
Se trata de una palabra, explica en el volumen, que desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días aparece de forma constante en gran variedad de terrenos, lo mismo el debate político y la ficción, que en la literatura, la publicidad o estudios de diversas disciplinas sociales.
Se trata de un término polisémico, que se refiere a hechos diferentes según los contextos, las circunstancias, las intenciones y los intereses de quien los usa
, sostiene.
Entre los significados que puede tener esa palabra se encuentran incluso algunos contradictorios. Puede referirse a un comportamiento, a una mentalidad o estado de ánimo; a un hecho relacionado con la asociación criminal, o ser la expresión del sentido de honor
o del complejo de inferioridad
de determinadas poblaciones y la manifestación de su inferioridad racial. De igual manera se entiende como efecto y causa del subdesarrollo.
Lo que pretende Salvatore Lupo es borrar los estereotipos que existen en torno de la mafia, ante lo cual deja en claro que ésta no es una entidad sobreviviente de la tardía abolición de las relaciones feudales en Sicilia, ni producto del subdesarrollo. Tampoco la ubica como fruto de la cultura siciliana, ni como instrumento anticampesino al servicio de los terratenientes sicilianos.
Además, rebate que la recurrente distinción entre la vieja y la nueva mafia no tiene sentido, así como la idea de que ésta habría emigrado del campo a la ciudad después de la Segunda Guerra Mundial.