Panamá, 2 de mayo. La veterana política de izquierda Balbina Herrera se presenta en desventaja este domingo a las elecciones presidenciales de Panamá, frente al empresario multimillonario Ricardo Martinelli, que aparece como favorito para ganar y desplazar del poder al gobernante Partido Revolucionario Democrático (PRD).

Herrera, candidata del PRD que hace casi dos décadas encabezó las protestas contra Estados Unidos tras la invasión militar de 1989 al país, enfrenta el reto del desencanto de las clases trabajadoras con los gobiernos de esa formación política, que ha ido en aumento en la gestión del presidente Martín Torrijos ante la creciente inflación y el crimen en las calles.

Ingeniera agrónoma y aspirante a ser la segunda mujer que dirige el país, la candidata prometió en su campaña ayudar a los pobres al promover la redistribución de la riqueza y buscar unir a las tres Panamás, en referencia a las relativamente ascendentes clases urbanas, los sectores rurales y los empobrecidos grupos indígenas.

De 54 años y ex ministra de Vivienda con Torrijos, Herrera enfrenta además el estigma de que se le vincula con el ex dictador Manuel Antonio Noriega debido a que éste se ocultó en su casa para evitar su captura a manos de los invasores estadunidenses. Su respuesta es que ella se encontraba entonces fuera del país y que él no estaba invitado.

El empresario Ricardo Martinelli, quien amasó su fortuna en el ramo de los supermercados, es hijo de inmigrantes italianos y se educó en Estados Unidos. En los comicios de 2004 Martinelli quedó último de cuatro candidatos, pero esta vez mantiene una cómoda ventaja de entre 11 y 16 puntos sobre la candidata de izquierda.

El magnate es respaldado por la coalición opositora Movimiento por el Cambio, que ofreció durante su campaña atraer la inversión extranjera para proyectos turísticos como puertos para cruceros y aeropuertos, así como destinar más gasto gubernamental para infraestructura pública, incluyendo líneas de Metro para aliviar los embotellamientos de la capital.

De 57 años, el candidato opositor ha sabido explotar el descontento ante el aumento de los precios de los productos de primera necesidad y la creciente violencia. Asimismo, ha dicho que los dirigentes empresariales deben participar en política para contrarrestar el avance de la izquierda populista en América Latina.

En medio de la desaceleración de la economía panameña, basada en el tráfico internacional de su famoso canal y la construcción de lujosos departamentos, las propuestas de ambos candidatos no difieren mucho. En todo caso, han dicho analistas políticos, la clave está en la implementación de tales políticas y en el hecho de que la ampliación del canal seguirá siendo el principal motor de la economía panameña, independientemente de quien resulte ganador.

Más de 2.2 millones de electores, de los que 43 por ciento tienen entre 18 y 35 años, están convocados a las urnas para elegir mil 594 cargos. Además del presidente y vicepresidente, también se renovarán los 71 escaños del Congreso, los 20 del Parlamento Centroamericano que tocan a Panamá, 75 alcaldes y 650 concejales.

Los comicios estarán bajo la supervisión de observadores de la Organización de Estados Americanos y de otras instituciones de América Latina.