Fuentes del Vaticano dieron a conocer que la comisión que auditará a los Legionarios de Cristo, por órdenes del papa Benedicto XVI, estará compuesta por tres obispos y un sacerdote.

La inspección a la congregación, de origen mexicano, cuyo fundador fue señalado por abusos sexuales contra menores y procreó una niña con su amante, estará integrada por los prelados Ricardo Watty Urquidi, de la diócesis de Tepic (México); Charles Joseph Chaput, arzobispo de Denver (Estados Unidos), y Giuseppe Versaldi, obispo de Alejandría (Italia). La Jornada buscó a Watty, pero se informó que no estaba en sus oficinas, que tal vez hoy podría ser localizado.

Al grupo de visitadores se sumará el sacerdote jesuita Gianfranco Ghirlanda, rector de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, quien se encargará de investigar todas las instituciones educativas de la legión. Además, al grupo podría añadirse un quinto religioso, quien estaría encargado de la revisión para Sudamérica, aunque esa posibilidad aún se encuentra en estudio.

Al respecto, José Barba, una de las víctimas del fundador de dicha congregación, Marcial Maciel, expuso que dada la estrecha relación que han tenido con la legión altos clérigos del Vaticano y por el secreto pontificio, existen pocas posibilidades de que se conozca lo que verdaderamente arrojen las indagatorias, así como las medidas que eventualmente se tomarán para corregir la situación.

Se espera que en los próximos meses los prelados mencionados serán responsables de visitar, según su región geográfica, las comunidades de la legión en el mundo y después entregarán un informe –protegido por el secreto pontificio– a las autoridades del Vaticano.

José Barba, catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), consideró que la inclusión de Ghirlanda es una buena designación, porque en la Pontifica Universidad se sabe mucho de los legionarios, pues ahí estudiaron mucho tiempo antes de tener su instituto en Roma y porque los jesuitas tienen información al respecto. No obstante, expuso, es muy difícil que las indagatorias lleguen a la verdad, y más aún que se pueda conocer lo hallado y las determinaciones que tome el Papa sobre la congregación.

La sociedad tiene derecho a conocer los resultados de esta investigación, pero por el secreto pontificio difícilmente se sabrá, pues tienen juramento, bajo excomunión, de no revelar nada. Va a quedar a la voluntad exclusiva de Benedicto XVI, y sus decisiones van a ser tomadas de manera muy secreta. Nunca vamos a saber si se encontraron sólo pecados o delitos, y si hay castigos serán muy discrecionales, opinó.