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Elegido con votos del derechista Partido Popular, rompe la hegemonía del nacionalista PNV

El socialista Patxi López asume en Gernika el cargo de lehendakari del País Vasco
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El nuevo mandatario vasco, quien lleva una makila (bastón de mando), camina junto con su esposa Begoña Gil después de asumir el poderFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 8 de mayo de 2009, p. 31

Madrid, 7 de mayo. Fiel a la tradición, aunque con modificaciones sustanciales, el socialista Patxi López acudió hoy a la emblemática localidad vasca de Gernika para prometer el cargo de lehendakari (presidente del gobierno). En un acto al que se asistieron numerosos dirigentes políticos de Madrid y con la ausencia de los máximos líderes del nacionalismo vasco, López asumió el cargo, con lo que rompió la hegemonía del Partido Nacionalista Vasco (PNV).

Después de 30 años, el PNV pasó a la oposición a pesar de que logró la victoria en las urnas el pasado primero de marzo, un triunfo insuficiente ya que sus socios parlamentarios sufrieron una drástica caída en el número de escaños.

Los nacionalistas perdieron el apoyo de partidos izquierdistas, que habrían obtenido ocho legisladores con 100 mil votos, según cálculos del diario vasco Gara. Fueron proscritos por las autoridades del Estado español por considerar que representan intereses de la organización independentista Euskadi Ta Askatasuna (ETA, Tierra Vasca y Libertad).

Es así que, por primera vez en la historia reciente, el Parlamento vasco tendrá una mayoría del bloque constitucionalista o españolista, integrado por los partidos Socialista de Euskadi (PSE) y Popular (PP), de derecha.

López fue investido lehendakari gracias a los votos del acérrimo adversario de los socialistas en el resto del país, el PP, con lo que logró en el País Vasco desalojar del poder a los nacionalistas y arrinconar, al menos durante estos cuatro años, las peticiones de más autonomía y realizar una consulta ciudadana para decidir el marco de relación con el Estado español.

En este contexto, López acudió a uno de los sitios más simbólicos y sagrados del nacionalismo vasco, la localidad de Gernika y su árbol, donde se hizo tradición que cada uno de los seis lehendakaris que ha habido hasta ahora juren, con la expresión humillado ante Dios, servir al pueblo vasco.

Poco después de las 11 de la mañana, tras escuchar la tradicional Agur Jaunak (Adiós, Señor) bajo la ejecución del coro de la policía vasca, conocida como Ertzaintza, López pronunció en la Casa de Juntas las palabras que lo convirtieron en el primer presidente de gobierno no nacionalista de esta región del norte de España.

“Asumo el cargo de lehendakari del gobierno del País Vasco, así como la condición de representante ordinario del Estado en su territorio, y prometo cumplir mis obligaciones de mi cargo con lealtad a la corona, al Estatuto de Autonomía de Gernika y demás leyes vigentes”, señaló.

El matiz impuesto por el nuevo mandatario en la declaración formal de toma de posesión fue el de prometer y no jurar, por su condición de político laico.

Asimismo se limitó a señalar que “de pie en tierra vasca, bajo el árbol de Gernika, ante vosotros, representantes de la ciudadanía vasca, en recuerdo de los antepasados, prometo desde el respeto a la ley desempeñar fielmente mi cargo de lehendakari”.

Además, López rompió con la tradición de jurar sobre una Biblia y en su lugar colocó un ejemplar del estatuto de autonomía del que goza desde 1979 el País Vasco.

Poemas en lugar de discurso

Otro cambio sustancial fue que en lugar de pronunciar un discurso en el mítico árbol, se limitó a leer dos poemas, uno en euskera del poeta vasco Kirmen Uribe, y otro en castellano de la poetisa polaca y premio Nobel de Literatura en 1996 Wislawa Szymborska.

El primero se titula Maitzan (Mayo) y el segundo Nada es dos veces, en el que dice que ningún día se repite, ni dos noches son iguales, ni dos besos parecidos, ni dos citas similares. Entre sonrisas y abrazos verás que la paz se fragua, aunque seamos distintos, como son dos gotas en el agua.

Emocionado, López se situó debajo del árbol de Gernika, el roble que desde hace cientos de años simboliza en esa pequeña villa vizcaína cercana a Bilbao las libertades del pueblo vasco.

El poblado de Gernika es conocido también por el bombardeo de naves italianas y alemanas, en alianza con los fascistas españoles encabezados por Francisco Franco, en abril de 1937, durante la guerra civil, hecho llevado a la pintura por Pablo Picasso por encargo del gobierno republicano. La obra fue expuesta por primera vez en París al año siguiente.