Opinión
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Economía Moral

Crisis del capitalismo mundial / XIX

La teoría de la reflexividad de George Soros

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a economía mexicana se encuentra hundida en una recesión muy grave (véase gráfica). Esto refuerza la necesidad de entender el origen de las crisis capitalistas. Hoy empiezo el examen del pensamiento al respecto de George Soros, conocido especulador multimillonario que se considera a sí mismo un filósofo y filántropo. Desde su primer libro: The Alchemy of Finance. (La alquimia de las finanzas, 1987), pasando por La crisis del capitalismo global (Plaza y Janés, 1999), ha venido sosteniendo que el funcionamiento social, particularmente el de los mercados financieros, no puede entenderse si se parte de una concepción de la relación entre pensamiento y realidad como la que se da en la física. Que ello es así porque, a diferencia de las partículas y de los astros, los seres humanos actúan intencionalmente para conocer y manipular la realidad. Que ello hace necesaria una nueva teoría, que él llama la teoría de la reflexividad.

En su más reciente libro, The Crash of 2008 and What it Means (El derrumbe de 2008 y su significado, Nueva York, 2009), Soros dice estar convencido de que:

“los conceptos de reflexividad y falibilidad hacen una contribución importante a nuestro entendimiento... porque pueden ser usados para identificar y refutar algunas concepciones erróneas ampliamente difundidas y muy influyentes. Una de éstas es la que llamo la falacia de la Ilustración, que supone que el propósito de la razón es producir conocimiento... ignorando la función de manipulación” (p.23).

Antes, Soros había explicado que nuestro entendimiento del mundo en el que vivimos es inherentemente imperfecto porque somos parte del mundo que buscamos entender (falibilidad). Que interactuamos con la realidad buscando: 1) entender el mundo en que vivimos (función cognitiva), y 2) transformarlo para nuestra ventaja (función manipulativa o antes: función participativa).1 Si las dos funciones estuviesen aisladas una de la otra, nuestro entendimiento calificaría como conocimiento y nuestras acciones llevarían a los resultados deseados. Pero cuando ambas funciones están en operación al mismo tiempo, explica, pueden interferir una con la otra. Para que la función cognitiva produzca conocimientos tiene que considerar que los fenómenos sociales están dados de manera independiente, para que así califiquen como hechos respecto de los cuales los enunciados del observador puedan corresponder. De igual manera, las decisiones deben estar basadas en conocimientos para producir los resultados deseados. Pero cuando ambas funciones operan simultáneamente, añade, los fenómenos no sólo consisten de hechos sino también de intenciones y expectativas sobre el futuro. El futuro depende de las decisiones de los participantes. Por tanto, los participantes no pueden basar sus decisiones en conocimientos.

En búsqueda de claridad, Soros vuelve a explicar lo anterior señalando que para que una función esté determinada de manera unívoca se necesita que una variable independiente determine el valor de la dependiente. En la función cognitiva el estado actual de cosas es la variable independiente y los puntos de vista de los participantes la variable dependiente; en la función manipulativa es al revés. Y añade:

En situaciones reflexivas, cada función le quita a la otra la variable independiente que requiere para generar resultados determinados. A esta doble interferencia le he llamado reflexividad. Las situaciones reflexivas se caracterizan por una falta de correspondencia entre los puntos de vista de los participantes y el estado real de las cosas. Considérese el mercado de valores. La gente compra y vende acciones anticipando sus precios futuros, pero éstos dependen de las expectativas de los inversionistas. Estas expectativas no pueden ser calificadas como conocimiento, en ausencia del cual los participantes deben introducir un elemento de juicio o sesgo en su toma de decisiones. En consecuencia, los resultados pueden diferir de las expectativas” (p.5).2

Soros sostiene que:

“los hechos sociales tienen una estructura diferente que los fenómenos naturales. Mientras en éstos hay una cadena causal que liga un conjunto de hechos con el siguiente, en los asuntos humanos no sólo están involucrados los hechos sino también los puntos de vista de los participantes [y, habría que añadir, sus intenciones]... hay una doble conexión entre los hechos y las opiniones: por una parte los participantes tratan de entender la situación (que incluye tanto hechos como opiniones); por otra parte, buscan influir en la situación (que otra vez incluye hechos y opiniones). La interacción entre las funciones cognitiva y manipulativa interfiere en la cadena causal de manera que ésta no lleva directamente de un conjunto de hechos al siguiente, sino que también refleja y afecta los puntos de vista de los participantes...La reflexividad puede interpretarse como una circularidad entre los puntos de vista de los participantes y el estado de cosas...Las dos funciones (cognitiva y manipulativa) no operan secuencialmente si no al mismo tiempo. Si la retroalimentación fuese secuencial, produciría una secuencia determinada que llevaría de los hechos a las percepciones, a nuevos hechos y entonces a nuevas percepciones, y así sucesivamente. Esta manera de ver la reflexividad será particularmente útil para entender el comportamiento de los mercados financieros...la interacción de doble vía es real. La circularidad no es un error de interpretación; por el contrario, es la negación de la circularidad la que constituye el error. La teoría de la reflexividad busca corregir ese error.

Seguiremos explorando el original pensamiento de Soros, personaje que tiene varias semejanzas con Keynes. Éste también ganó dinero en la bolsa de valores y, como vimos en la entrega del 20/02/09, consideraba también centrales las expectativas y su interacción con la realidad en la explicación de las crisis.

1 Soros añade que los científicos ‘cognitivistas’ le llaman a ésta función ejecutiva y que Aristóteles le llamó razón práctica para distinguirla de la razón teórica, equivalente a la función cognitiva.

2 En el discurso económico usual se suele hablar de profecías auto-cumplidas: Si un número sustancial de inversionistas potenciales creen que las acciones de una empresa subirán de precio en el futuro, comprará acciones hoy, con lo cual, empujan al alza el precio de las acciones, pero si tal creencia está fundada en información falsa (por ejemplo, contabilidad fraudulenta de la empresa) o en rumores, o en la creencia de que seguirán subiendo simplemente porque han estado subiendo, las acciones en algún momento caerán abruptamente.