Reconoce el Banco Financiero Internacional que la situación está fuera de sus manos
Afectados, grandes y pequeños proveedores; difícil calcular el número de empresas dañadas
Lunes 25 de mayo de 2009, p. 33
La Habana, 24 de mayo. Desde hace por lo menos seis meses Cuba mantiene congeladas las cuentas bancarias de cientos de empresas extranjeras que operan aquí, en una decisión que no había ocurrido siquiera en el peor momento de la crisis de la década pasada, de acuerdo con fuentes diplomáticas y de negocios.
Numerosas remisiones de fondos de las firmas extranjeras a sus casas matrices o pagos a proveedores fuera de la isla no se hacen efectivos, a pesar de que los estados de cuenta muestran saldos disponibles, según los informes.
Es difícil calcular la cantidad de empresas dañadas y el monto de los fondos congelados, pero hablamos de cientos de millones de dólares
, dijo a La Jornada una de las fuentes, que como todas las demás pidió el anonimato.
La fuente explicó que el Banco Financiero Internacional (BFI), donde se concentra la mayor parte de esos fondos, ha respondido a las crecientes reclamaciones de su clientela alegando cuestiones de procedimiento, pero más recientemente ha reconocido que el caso está fuera de sus manos.
No es un problema con los compradores
, señaló el informante. Ellos cumplen. Depositan sus pagos en pesos convertibles (CUC, uno por 1.08 dólares), pero luego esos fondos se quedan en el banco y de ahí no podemos moverlos. Se han vuelto puro papel. Una decisión así sólo la puede tomar el Banco Central.
Hasta noviembre pasado había en Cuba 314 negocios con capital extranjero, según un informe oficial.
Aunque algunas compañías han logrado rescatar parte de sus fondos, la parálisis de las cuentas está golpeando a grandes y a pequeños proveedores, sin distinción de nacionalidades, de acuerdo con los informes disponibles. No es algo contra los españoles, como parecía al principio
, dijo la fuente.
En Cuba son comunes las operaciones con cartas de crédito sin confirmar, porque hay países en los que ningún banco avala esos documentos emitidos en la isla. Pero el BFI siempre respaldó esos compromisos y hasta ahora no había tenido impagos, dijeron los informantes.
Entre operadores con experiencia en este mercado no se recuerda una crisis parecida, ni siquiera cuando en la década pasada el país sufrió su mayor retroceso económico tras la caída de la Unión Soviética.
Un empresario ubicó el origen del conflicto hacia mediados de 2008, cuando cambió la forma de expedir el Número de Autorización
(NA), clave que aseguraba al proveedor que su pago estaba garantizado.
Durante algunos años funcionó el mecanismo. Cuando desapareció para operaciones inferiores a 100 mil dólares, hace alrededor de un año, en los medios de negocios que trabajan en la isla se interpretó como una medida que agilizaba la operación y eliminaba burocracia, recordó el ejecutivo.
Lo que pasó en realidad es que el Banco Central dejó de respaldar gran cantidad de operaciones y por la vía de los hechos cambió los términos de los contratos y se tomó un préstamo forzoso
, explicó la fuente. Si yo había firmado el pago a 120 días, ahora estoy dando en la práctica 180.
Otra señal de que los apremios de liquidez vienen de hace tiempo, señaló el empresario, es que desde 2008 muchos compradores locales empezaron a pedir plazos de pago de 360 días. Pero casi nadie aceptó
.
Entre el círculo de hombres de negocios que trabajan en la plaza se conoce de al menos tres casos de empresarios que insistieron en reclamar sus fondos y llegaron hasta el Banco Central. La respuesta fue que les hicieron efectivos los saldos de sus cuentas bancarias, junto con la cancelación de sus operaciones en la isla.
El procedimiento es parecido al que se aplicó a la petrolera canadiense Pebercan, que había surgido en la década pasada exclusivamente para trabajar en Cuba. Después de que la firma reclamó pagos atrasados, el gobierno aceptó un arreglo, pero le canceló el contrato. La empresa está ahora en trámite de liquidación.
Cuando la crisis empezó a manifestarse masivamente, a principios del año, algunas empresas optaron por retirar grandes cantidades de efectivo, tanto en CUC como en divisas extranjeras.
Como escaseaban los billetes de dólares, hubo ejecutivos que salieron a retirar efectivo en sucursales de provincia y a repatriar su dinero en maletines.
Pero el Banco Central cerró ese atajo el mes pasado, al prohibir que las sucursales de empresas radicadas en el extranjero retiren efectivo, con excepción del destinado a su gasto corriente, para lo cual deben declarar por escrito sus montos ordinarios.