Moscú, 26 de mayo. Tras arrojar desde el piso 17 del edificio en que vivían a su pequeña nieta, de apenas año y medio, la abuela se lanzó al vacío. Ambas murieron y la policía encontró en el departamento un pedazo de papel con siete palabras a modo de brutal explicación: Ya no aguanto más esta vida, perdónenme.

La tragedia ocurrió la tarde de este martes en Moscú. No es claro qué empujó a la mujer a acabar con la vida de su nieta y al suicidio. Se habla de miseria extrema, pero al margen de lo que haya podido ser, se trata, sin duda, de un caso aislado, como aisladas son las revueltas que ha habido, en el interior de Rusia, en algunas de las ciudades pauperizadas que dependen de una sola industria en quiebra.

Al mismo tiempo, parecen tener un origen común: la desesperación, que empieza a extenderse en los estratos más vulnerables de esta sociedad desde que cesó la lluvia de dólares que emanaba de los hidrocarburos.

El espejismo de la bonanza económica, que durante años no tuvo otro sustento que los desmesurados precios internacionales del petróleo y el gas, se desvanece en Rusia, y las perspectivas son cada vez más sombrías.

Este año el déficit público podría superar 9 por ciento del producto interno bruto (PIB) de Rusia, según fuentes cercanas al Kremlin.

Falta lo peor

Este nuevo pronóstico de retroceso –el anterior preveía un déficit de 7.4 por ciento del PIB– se corresponde con el pesimismo que, el lunes anterior, mostró el presidente Dimitri Medvediev.

En presencia de su mentor y actual primer ministro, Vladimir Putin, Medvediev encargó al gobierno revisar el presupuesto federal para los próximos tres años a partir del escenario más adverso, es decir, que la crisis financiera global continuará en 2010.

El titular del Kremlin está convencido de que dicha crisis dista de haber tocado fondo y que ello tendrá un impacto negativo todavía mayor en la economía rusa.

Sostuvo: es indispensable instrumentar un régimen severo de ahorro del dinero público, al tiempo que recomendó a los dirigentes regionales ser autosuficientes y no hacerse a la idea de que Moscú, como antes, acudirá en su rescate.

En el primer cuatrimestre de este año, el PIB de Rusia, debido al desplome de los ingresos por concepto de exportación de gas, cayó 9.8 por ciento, comparado con el mismo periodo de 2008, según informó este martes por el viceministro de Desarrollo Económico, Andrei Klepach.

Los datos más recientes disponibles son aún peores, explicó, por cuanto en abril la caída del PIB fue de 10.5 por ciento anual.