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Denuncian insultos y agresiones en los viñedos de Las Mercedes

Despiden a jornaleros nayaritas por rechazar abusos en rancho de Sonora
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 29 de mayo de 2009, p. 39

Santiago Ixcuintla, Nay., 28 de mayo. Unos 200 jornaleros que el 7 de mayo partieron a Sonora para trabajar en campos de uva dijeron que regresaron a Nayarit luego de ser despedidos por quejarse de maltratos físicos y verbales con el administrador del rancho.

Miriam Fuentes Rodríguez, María del Carmen Ramírez y María Lorena Ramírez, entre otras mujeres que acudieron al palacio municipal este jueves, narraron que ellas y al menos otros 200 trabajadores del campo fueron reclutados por el mayordomo (contratista) José Olmos, El Gato, que los ha llevado a ranchos de Sonora donde los habían tratado bien, pero esta vez nos llevaron a Las Mercedes, cerca de Pesqueira, Sonora, donde fuimos muy desgraciadas.

Miriam sostuvo que unas 2 mil personas del municipio de Santiago fueron a campos de uva en Sonora, pero nosotras decidimos regresar porque ya no aguantamos un trato tan humillante.

María del Carmen señaló que el administrador del rancho, al que sólo identificó como Lalo, los insultaba constantemente y en una ocasión agredió a un jornalero sólo por haber cortado un racimo que aún no estaba maduro.

Además, señalaron que les pagaron a medias, pues les quedaron a deber tres días; además, les fijaron una tarifa de 12 pesos por cada caja de uva recolectada y no nos dejaban hacer más de 15 cajas al día.

Tras recibir un subsidio del gobierno del estado para pagar sus pasajes, en la plaza principal de Santiago, los trabajadores pidieron investigar lo que ocurre en el mencionado campo agrícola de Sonora, porque hay gente de Guerrero, Michoacán y otros lugares a la que tratan horrible, y no se animan a levantar la voz.

Esta no es la primera ocasión en que se acusa a Las Mercedes de maltratos y explotación. En marzo La Jornada informó que jornaleros de Guanajuato abandonaron el rancho, donde los hacían trabajar 12 horas diarias, los encerraban en barracas, les daban cartones en vez de cobijas y los alimentaban con caldo de frijol sucio.