Una tiene al gobierno de EU como nuevo dueño y la otra al sindicato de trabajadores
Se invertirán otros 30 mil mdd en la firma de Detroit
Habrá más sacrificio de empleos y concesiones, advierte Obama
Cierran 14 plantas y se liquida a otros 22 mil sindicalizados
Martes 2 de junio de 2009, p. 23
Nueva York, 1º de junio. General Motors (GM), la empresa automotriz emblemática del poderío industrial estadunidense durante gran parte del siglo pasado, se declaró hoy en bancarrota y será nacionalizada de hecho por el gobierno de Barack Obama.
Y para comprobar que el capitalismo estadunidense es cada vez más extraño, Chrysler estará saliendo de la bancarrota con un nuevo dueño mayoritario: el sindicato de sus trabajadores, y con administradores italianos.
Al solicitar formalmente protección legal por bancarrota hoy ante un tribunal en Nueva York, GM, la cual dominó el mercado automotriz y durante décadas fue una de las empresas más grandes y ricas del mundo, inició la fase final de transformarse de un gigante del mercado libre a una empresa relativamente enana con un nuevo dueño mayoritario: el gobierno de Estados Unidos. Las bromas ya empezaron: algunos ya rebautizaron a General Motors como Gobierno Motors.
Como dice el dicho de que lo bueno para General Motors es lo bueno para Estados Unidos
, parece que eso significa la nacionalización, aunque temporal.
El presidente Obama detalló la estrategia a seguir para esta conversión de la empresa, con el objetivo de rescatarla del precipicio. Obama declaró que hoy se marca el fin de la vieja GM y el inicio de la nueva GM
, con un plan viable
para lograr esa restructuración
, pero eso implica un monto sustancial de dinero que sólo un gobierno puede otorgar
.
Obama explicó que para lograr lo que fue, durante los últimos cuatro meses, una quiebra administrada por el gobierno, los contribuyentes estadunidenses invertirán otros 30 mil millones de dólares en la empresa (en la cual ya se habían invertido 20 mil millones del tesoro público); a cambio, ahora el gobierno será dueño de 60 por ciento de las acciones de la empresa.
Eso coloca al gobierno en una posición poco bienvenida de dueño
, indicó, y subrayó que al ser un accionista renuente
lo que el gobierno no hará, y no tenemos interés en hacer, es administrar a GM
. Eso, dijo, será realizado por su junta directiva privada y sus ejecutivos. Afirmó que el gobierno buscará salirse de su papel como accionista lo más rápido posible después de que la empresa sea resucitada, aunque expertos prevén que no será pronto.
Obama trató de ofrecer una explicación de cómo ésta es una nacionalización que no es una nacionalización –evitó, por supuesto, ese término tan nocivo en el país campeón de la libre empresa y el libre mercado.
Enfatizó que esta opción es la mejor alternativa, ya que permitir el quiebre permanente y liquidación de esta empresa generaría desempleo masivo y otros daños en toda la economía nacional.
Indicó que la restructuración implica grandes sacrificios
de todos los que tienen intereses en la empresa, desde los trabajadores que deberán sacrificar más empleo y concesiones, así como accionistas, acreedores y las comunidades que dependen de la industria automotriz. Se perderán más empleos, se cerrarán más plantas
, advirtió, pero destacó que ese sacrificio es necesario para las siguientes generaciones.
La empresa anunció hoy, como se esperaba, la clausura de 14 plantas de producción más en nueve estados, y con ello liquidará a otros 22 mil trabajadores sindicalizados. Eso dejará a la empresa con 33 plantas en Estados Unidos (hace un año tenía 47) para 2011.
El sindicato automotriz, UAW, aceptó este plan de rescate a cambio de ser dueño minoritario de la empresa (17.5 por ciento), a través de uno de sus fondos de jubilaciones. Pero esas acciones también están seriamente devaluadas: al comienzo de esta década estaban en alrededor de 70 dólares; a fines de la semana pasada estaban a 0.75 centavos de dólar.
La que una vez fue la automotriz dominante del mercado mundial ahora buscará mantener lo que pueda de su reducida participación en el mercado nacional automotriz, el cual se ha desplomado a sólo 20 por ciento (gozaba hasta de 54 por ciento en los años cincuenta). Pero eso implica un desastre para todo un universo de empresas, desde las que producen insumos para la compañía (llanteras, vidrieras, autopartes diversas) hasta las concesionarias. De hecho, 40 por ciento de las 6 mil concesionarias de General Motors a lo largo del país ya fueron informadas de que la empresa les retirará sus licencias, o sea, que serán cerradas.
Durante las últimas semanas y meses, el gobierno de Obama ha tenido que enfrentar presiones políticas en torno a la intervención estatal en varias empresas (AIG, Citigroup, GM, entre otras); los conservadores han denunciado la intervención estatal en el sector privado, mientras otros argumentan que el gobierno, al rescatar estas empresas, debería asumir también el control administrativo de las mismas a nombre de los intereses de los contribuyentes.
GM fue fundada en 1908 y se volvió la empresa dominante, emblemática, del sector automotriz a nivel mundial. Sus numerosas marcas –Chevrolet, Pontiac, Cadillac, GMC, Oldsmobile, Saturn, Hummer, entre tantas más– inundaban las carreteras de éste y decenas de países. Pero a sus 101 años, GM ahora es emblema de una de las derrotas empresariales más notables de la historia, que acaba con uno de los símbolos del mercado libre, ahora como una empresa que sólo sobrevive por la generosidad de los contribuyentes de este país.
Chrysler
A la vez, anoche un juez aprobó la propuesta respaldada por el gobierno de Barack Obama para que Chrysler saliera de la bancarrota que anunció hace un mes. Los bienes de la empresa serán vendidos a una nueva entidad que será administrada por Fiat, con 20 por ciento de las acciones, aunque el accionista mayoritario –con 55 por ciento– será el fondo de jubilación del sindicato automotriz UAW.
Obama elogió la aprobación judicial del plan. Hoy declaró que hace sólo un mes, el futuro de esta gran empresa estadunidense estaba en duda. Ahora, como resultado de un compromiso sustancial por parte del gobierno estadunidense, y sacrificios duros de todos los interesados e involucrados, Chrysler tiene un nuevo contrato con la vida
. El presidente destacó que con ello se cumplió una promesa de su gobierno de que esto se podría lograr de manera rápida y eficiente, y que decenas de miles de empleos estadunidenses serán rescatados como resultado de este esfuerzo extraordinario
.
El mandatario empleó esta noticia para promover apoyo a la propuesta y la intervención estatal en GM, aunque reconoció que GM es una empresa mucho más compleja y enorme que Chrysler, y los resultados no se podrán esperar de manera tan rápida.