El senador del Partido del Trabajo Ricardo Monreal se incorporó ayer a sus tareas legislativas. Desde la tribuna de la Permanente deploró el sistema de justicia envilecida que hay en el país y preguntó quién le va a resarcir del daño moral que le provocaron las filtraciones de que era investigado –junto con sus hermanos– por supuestos nexos con el narcotráfico.

Después de tres semanas de licencia, solicitadas para que, ya sin fuero, pudiera ser investigado, Monreal informó ante el pleno que no recibió ningún citatorio ni requerimiento, y el vocero de la PGR declaró que no había ninguna averiguación en su contra.

Coordinador de los senadores del PT, informó que interpondrá demandas por difamación y valora incluso una de tipo penal. “De mi parte, sólo tengo una tarea pendiente. ¿Quién nos va a resarcir del daño moral causado? ¿Quién nos va a desagraviar? ¿Quién va a revocar las sentencias mediáticas de culpabilidad fulminante? ¿Quién recogerá el lodo esparcido?, preguntó en la sesión en la que estuvieron presentes sus hermanos David y Cándido, a quienes se trató de involucrar con el narco.

Monreal sostuvo que los tres estaban ahí porque son inocentes, y por ello ni contrataron despachos de abogados ni se ampararon, sino que han seguido con sus actividades normales: David en su responsabilidad de alcalde de Fresnillo y Cándido en sus tareas agropecuarias.

Dijo luego que “en un sistema democrático de justicia, el ciudadano es inocente hasta que la autoridad le demuestre lo contrario. En un régimen de justicia envilecida es exactamente al revés: el ciudadano puede ser calumniado y a él le corresponde emprender la reparación del daño causado.

“Después de 24 días de la filtración ilegal, podemos afirmar que se trató de una actitud de mala fe, tendenciosa, cuyo propósito principal era infamar a una familia, en un contexto dominado por los tiempos y los ritmos de un proceso electoral caracterizado por la crispación y la polarización.

“Desde la época de la Revolución Francesa, las guillotinas han sido instrumentos de venganza política, no de procuración de justicia. Desde esa época también, el obispo Talleyrand-Perigord escribió el epitafio sobre esta forma de justicia envilecida: ‘Los carniceros de hoy serán las reses de mañana’”.