Diputados de los partidos de la Revolución Democrática (PRD), Revolucionario Institucional (PRI) y del Trabajo (PT) anunciaron que en la sesión de la Comisión Permanente exigirán el restablecimiento de los poderes constitucionales en Honduras y, al igual que senadores de esos tres partidos políticos y de Acción Nacional, expresaron su condena unánime al golpe de Estado en ese país.

Aunque en San Lázaro el diputado del PRD Juan Guerra Ochoa lamentó la tardanza con que el gobierno de Felipe Calderón manifestó su rechazo al derrocamiento de Manuel Zelaya, en el Senado respaldaron la decisión del mandatario mexicano de reconocer como único presidente al ahora depuesto gobernante.

La asonada provocó expresiones de condena generalizada. En una misiva dirigida a la embajadora de ese país centroamericano en México, Rosalinda Bueso Asfuera, el dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega, exigió de manera inmediata la restitución del orden constitucional.

La derecha golpista

El Partido Social Demócrata (PSD) advirtió que en América Latina no se puede permitir caer de nuevo en la tentación autoritaria de la derecha golpista que tanta sangre ha derramado en el continente, tras otorgar su reconocimiento a Zelaya como presidente constitucional.

A su vez, las organizaciones Alianza Social Continental, Pueblo de Honduras en el Exterior y la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH-Sida, ICW Latina, condenaron las acciones perpetradas contra el presidente y el pueblo hondureños, y denunciaron la ilegitimidad del gobierno golpista que se quiere imponer en ese país por la fuerza.

Del lado de la academia, Javier Urbano, de la Universidad Iberoamericana, sugirió que México debe proponer la creación de una mesa de negociaciones para promover el regreso de la democracia a Honduras, y Laura del Alizal, de la Universidad Autónoma Metropolitana, alertó de la regresión que significa ese hecho en el continente.

Entre tanto, en la Cámara de Diputados y en el Senado hicieron un llamado para que se restablezca la democracia en esa nación.

Los legisladores expresaron que en el mundo moderno ya no caben dictaduras propias de los años 60 y 70 del siglo pasado, y cuestionaron la tardanza con que el gobierno de Felipe Calderón repudió el golpe, porque el mensaje se emitió después de que lo hizo la administración de Estados Unidos.

Calderón no ve intereses sociales ni políticos, sino que a partir de su criterio respecto de que los malos son quienes no creen en Dios, no quiso condenar el atropello porque en su pensamiento de derecha considera que el plebiscito promovido por Zelaya no es bueno. Y entonces vaciló cuando el golpe de Estado requería de una reacción inmediata, señaló el perredista Juan Guerra Ochoa.

Su correligionario y secretario de la Comisión de Relaciones Exteriores, Cuauhtémoc Sandoval, resaltó la fragilidad de las democracias en América Latina y el riesgo de golpes militares, y en el caso de Honduras, se violaron todas las normas democráticas del mundo. El priísta Samuel Aguilar Solís estimó que la intervención del Ejército hondureño para deponer a Zelaya genera un momento de inestabilidad en la región.

En el Senado, legisladores de las tres fuerzas políticas señalaron que la comunidad internacional no puede, bajo ningún contexto, avalar acontecimientos que se creían ya superados.