Sociedad y Justicia
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Con el programa Kilo por kilo, entre 1996 y 2001 repartió semillas de dudosa calidad

Estudio involucra a Sagarpa en la contaminación transgénica del maíz

El problema se extiende a siembras de Oaxaca, Veracruz, Yucatán y Guanajuato, alertan científicos

El gobierno analiza solicitudes de trasnacionales para cultivar grano genéticamente modificado

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Antonio Serratos, Elena Álvarez y Alma Piñeyro, explican en conferencia de prensa los nuevos datos sobre la contaminación del maízFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Miércoles 1º de julio de 2009, p. 44

Un nuevo estudio científico reveló que la contaminación con maíz transgénico –cuyo cultivo aún no está autorizado en el país– se ha extendido a siembras de Oaxaca, Veracruz, Yucatán y Guanajuato, lo cual comprueba que su propagación es fácil y que pudo darse con la entrega de semillas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Publicada en la revista científica PloS One, la investigación fue realizada por dos expertos estadunidenses y ocho mexicanos, y la coordinó Elena Álvarez Buylla; requirió cuatro años de trabajo de campo y de laboratorio, además de un análisis matemático. Destaca que México es centro de origen del maíz, el cual es el principal alimento de la población. Dicho documento se da a conocer en el momento en que el gobierno está en proceso de evaluación de las solicitudes de siembra experimental hechas por las trasnacionales Monsanto, Pioneer y Dow.

Estas peticiones incluyen pruebas que ya se hicieron anteriormente, las cuales no responden a preguntas como cuál es el efecto del transgénico en el germoplasma mexicano y cuál es la efectividad en el control de plagas. Las investigaciones de las trasnacionales deberían realizarse a nivel molecular y ecológico, pero lo que están haciendo es un trámite burocrático”, indicó en conferencia de prensa Antonio Serratos, uno de los autores del nuevo estudio e investigador de la Universidad de la Ciudad de México.

Estudios falaces

La falacia de los estudios que presentan es que se trata de líneas obsoletas de las propias empresas y tienen una base científica pobre, dijo por su parte Álvarez Buylla, quien recordó que no se ha permitido la comercialización de trigo transgénico –alimento básico en los países desarrollados. El gobierno –apuntó– da la espalda a la cultura milenaria del maíz y abre las puertas a la tecnología de los transgénicos.

A pesar de “todos los argumentos –dijo–, hay fuerzas que aparentemente no tienen que ver con la lógica científica ni los intereses sociales, sino con los de algunas compañías que tienen capacidad de mover las fuerzas públicas lejos del interés general. Hay funcionarios que tienen responsabilidad, desde el presidente Felipe Calderón, quien dictó cambios en el reglamento que contradicen la Ley de Bioseguridad, hasta científicos que utilizan sus credenciales de manera poco rigurosa”, agregó.

El estudio divulgado en PloS One volvió a realizarse en la sierra norte de Oaxaca, donde en 2001 se detectaron los primeros casos de contaminación del grano. En total, en 2002 se levantaron colectas en mil 785 hogares de 80 localidades de 14 estados del país, encontrándose transgenes en 5 por ciento de las muestras a escala nacional y en 13 por ciento de las reunidas en el sureste, explicó Alma Piñeyro.

Las vías por las que el transgénico pudo llegar a los cultivos son los programas gubernamentales de entrega de semillas híbridas, como Kilo por kilo, que operó la Sagarpa entre 1996 y 2001. Una evaluación del programa Kilo por kilo realizada por la FAO y la propia Sagarpa sugiere que se repartió semilla de dudosa calidad y precedencia, lo que actualmente podría estar repitiéndose con el Programa de apoyo a la cadena productiva de maíz y frijol o con los paquetes tecnológicos ofrecidos por los gobiernos federal y estatales.

No se cuenta con un sistema que asegure que los híbridos vendidos o promovidos por el gobierno estén libres de transgenes, y otra fuente que no deberá descartarse es la importación de maíz a granel desde Estados Unidos; en este caso existe el riesgo de que a los cultivos mexicanos llegue producto modificado que no se destina a la alimentación, sino que es biorreactor, incluye sustancias industriales como plásticos y anticoagulantes, lo cual representa un peligro para la salud humana y animal, señalaron los científicos.