Al tiempo que miles de ciudadanos marcharon ayer por las calles de Tegucigalpa para exigir la restitución de Manuel Zelaya en la presidencia, el gobierno impuesto por el Congreso intenta convencer al mundo de que no hubo golpe de Estado, sino una sucesión constitucional. Por lo pronto, el parlamento aprobó la desaparición de derechos de manifestación, inviolabilidad de domicilio, asociación, garantías en la detención y libertad de movimientos en el país. Desde Washington, el depuesto mandatario afirmó que regresará este fin de semana a su país Foto Reuters