En el centenario del escritor presentan el tercer y último tomo de sus Obras completas
caudal de una coherencia aplastante, expresa su viuda
Dorothea Mur celebra que los libros del narrador ya se pueden adquirir en México, Uruguay, Argentina y España
Falta publicar su intercambio epistolar con colegas e intelectuales
Jueves 2 de julio de 2009, p. 4
Madrid, 1º de julio. La escritura de Juan Carlos Onetti era un caudal
tan prolífico y singular
, pero al mismo tiempo de una coherencia aplastante
que la única manera de entender las razones por las que se ha convertido en uno de los autores más celebrados del siglo XX es mediante la lectura de sus Obras completas.
Dolly Onetti, su viuda y guardián de un enorme archivo de cartas, manuscritos y recuerdos, está contenta por los fastos del centenario de Onetti, sobre todo porque ha cambiado en pocas semanas una constante que se repetía desde España hasta el Río de la Plata: que las obras de Onetti, incluso las más importantes –El pozo o El astillero– sólo las po-dían conocer sus nuevos lectores gracias a las fotocopias que se pasaban de mano en mano.
La editorial Círculo de Lectores-Galaxia Gutenberg culminó un largo y ambicioso proyecto editorial que se inició hace casi una década: aglutinar en tres volúmenes la obra completa de Juan Carlos Onetti (Montevideo 1904, Madrid, 1994), autor que en las letras en lengua española sólo es comparable a Juan Rulfo
, según palabras de uno de los responsables de la edición, Ignacio Echevarría.
Hoy, con la presentación del tercer volumen –en el que se incluyen cuentos, artículos y miscelánea– se cierra este círculo editorial, que coincide además con las celebraciones por el centenario del autor.
Y, lo más importante para los defensores de su legado, la obra de Onetti vuelve a estar presente en las librerías de México, Uruguay, Argentina y España.
“Lo único que quiero decir es que sufría mucho en los años de desamparo de Juan Carlos en las librerías. Hasta hace poco era prácticamente imposible encontrar sus libros; incluso recuerdo que hace no mucho, en un ensayo de una obra de teatro de La vida breve, tuvimos que hacer fotocopias”, explicó Dolly Onetti.
Guardián de un legado
Dorothea Mur –o Dolly Onetti– es la guardiana actual de los manuscritos y misivas que envió el escritor a lo largo de su vida, pues ella fue su pareja durante 40 años, en los que vivió las mieles del triunfo, pero también el rigor de la censura y la persecución política, como cuando fue encarcelado por la dictadura militar de su país por considerar obsceno
uno de sus textos. Y después el largo exilio, que lo llevó a Madrid, donde finalmente moriría.
En las Obras completas de Onetti de la editorial española tanto Hortensia Campanella –la responsable última– como Echevarría y Pablo Rocca se sumergieron durante años en la literatura de Onetti. Sus textos más pequeños, sus obras mayúsculas, incluso sus escritos periodísticos firmados por su nombre, o con sus seudónimos habituales –Groucho Marx y Periquito el aguador– y los que no firmó, pero de los cuales constaba que había sido el autor, como una rueda de prensa de Jorge Luis Borges que cubrió como reportero.
Rocca añadió un motivo más para la relectura de un autor indispensable
y tan importante para la literatura latinoamericana como Borges o Rulfo. “Se han hecho al menos dos grandes lecturas de su obra. Una es la canóniga, de la que últimamente habla Mario Vargas Llosa, pero que no es en absoluto de su autoría ni muy original, que dice que Onetti creó un mundo aparte. Ésa es la que menos me interesa, ya que pienso que en la obra de Onetti hay una clara conexión de ese mundo onírico y fantástico de Santa María con la realidad y la historia. Eso está muy poco investigado, pero creo que es lo más importante de la obra de Onetti”, explicó.
En el tercer volumen se publican por primera vez textos periodísticos, conferencias magistrales y algunas conversaciones que Onetti mantuvo con destacados escritores y periodistas, como el poeta Félix Grande, uno de sus amigos durante su estancia en España.
Si acaso, explicó Echevarría, para tener una noción completa de todo cuanto escribió Onetti –aunque en teoría no forma parte del canon de las obras completas– faltaría la edición del abundante e intenso intercambio epistolar que mantuvo con otros escritores e intelectuales tanto de su generación como de las anteriores y posteriores, como por ejemplo, el colombiano Gabriel García Márquez.