La Comisión Permanente del Congreso de la Unión condenó ayer el golpe de Estado en Honduras y demandó el restablecimiento inmediato del orden constitucional y la restitución del presidente Manuel Zelaya, así como de las demás autoridades legalmente constituidas.

El presidente en funciones de la mesa directiva, José González Morfín, leyó el acuerdo avalado por todos los grupos parlamentarios, en el que se considera inadmisible el golpe militar en la nación centroamericana y se advierte que no puede permitirse un precedente en la región que implica el retorno del autoritarismo.

Nos sumamos de manera íntegra a la resolución sobre la crisis política en Honduras emitida el pasado 30 de junio por la asamblea general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y ofrecemos toda nuestra disposición para encauzar, por las vías diplomáticas, la restauración de la democracia en Honduras, se señala en el pronunciamiento de la Permanente.

Por su parte, diputados que integran la Comisión de Relaciones Exteriores advirtieron que la OEA será sometida a su principal prueba con el caso Honduras. Alfonso Suárez del Real, representante del PRD, criticó la confusa postura diplomática del gobierno de Felipe Calderón en torno al golpe de Estado, porque atiende más a criterios electoreros. Dicho señalamiento fue rechazado por el panista Cristian Castaño, quien expuso la necesidad de resolver el conflicto interno en Honduras y defendió la actuación diplomática del gobierno calderonista.

El Frente Amplio Progresista también condenó el golpe en Honduras. Su coordinador, Porfirio Muñoz Ledo, señaló que no se trata de un hecho aislado: es un movimiento de las elites, de las oligarquías económicas de América Latina, un movimiento feudal para protegerse de la ola de cambios que se vienen.